Hoy me desperté con un montón de mensajes y llamadas perdidas que fueron un mimo al alma. No sabía que esta mañana se daban a conocer las nominaciones. ¡Imagínense mi sorpresa al encontrar mi nombre mezclado con el de tantas figuras tan destacadas! Seguro se trata de un error. Ustedes fueron testigos de lo que hice y no estoy pecando de falsa modestia, simplemente contrasto mi tarea con la del resto de mis colegas y no hay forma de que pueda encontrarme entre los cinco primeros lugares. Les repito: no solamente no lo merezco, sino que estoy convencido de que todo fue una equivocación. Algo bastante grave si tomamos en cuenta que hablamos de una organización profesional, que lleva décadas entregando estos premios. Voy a tener que comunicarme con ellos antes de que los medios de comunicación repliquen este yerro.
Hola, sí. ¿Qué tal? Te llamaba por la lista de nominados que se difundió más temprano. Sí, soy yo. No, no me felicites nada porque yo no debería estar en esa lista. ¿Por casualidad tú sos la persona encargada de contar los votos? Ah. ¿Y me pasarías con tu superior? Pasame con tu superior. Sí, espero. Un espanto la musiquita. Hola, sí. ¿Qué tal? Yo también, gracias. Le decía a tu compañero lo del error en las nominaciones. No, el apellido está bien escrito y eso fue casi tan sorprendente como encontrarme ahí; nadie lo escribe bien de primera. Pero el asunto es que yo no debería estar nominado. Te estoy hablando en serio. ¿Estás familiarizada con mi trabajo? Entonces no tengo que explicarte que no tengo nada que hacer entre tantas luminarias. Vos me decís que los votos no mienten, pero ¿quién los contó? ¿Quién es el escribano de la organización? Y te aclaro que no estoy insinuando un caso de corrupción.
Porque, seamos honestos, nadie pondría dinero para meterme entre las personas nominadas. Salvo... Salvo que el dinero haya sido para sacar a alguien de ahí y me hayan puesto a mí al azar. Porque ni siquiera califico para un sexto puesto ni mucho menos. Hay una lista larguísima de profesionales que entrarían antes que yo. ¿Es un chiste todo esto? ¿Una cámara oculta? No deberían jugar con los sentimientos de la gente ni con la reputación de esta entrega de premios. Bueno, perdón si te están llamando por la otra línea, peor sería que tuvieras que salir a aclarar todo esto en medio de la ceremonia. Sí, tienen mis datos. No, no estoy satisfecho con mi llamado. Buenas tardes. Nada, que dicen que la votación es confiable y que ellos no van a hacer nada. Yo también llené el formulario de votación y era bastante difícil errarle, pero es que no hay otra explicación. Nadie en el mundo va a poder convencerme de que estuve a la altura de las circunstancias.
Esto fue un error jodido, muy jodido. Así que paren por favor de felicitarme porque lo único que están logrando es que me enoje. Parece que ustedes tampoco estuvieran entendiendo nada. ¿En serio les parece? Vayan a saludar a las otras cuatro personas y consuelen al resto, que al menos hay uno que quedó afuera por este asunto administrativo, informático o andá a saber qué. Lo que me deben estar odiando en este momento no tiene nombre. Esto me está haciendo un daño increíble. Voy a tomarlo como una señal para abandonar este camino en el que a duras penas he logrado arañar la mediocridad. Les agradezco el apoyo, que jamás voy a comprender. Al menos me conformo con que son un número insignificante de seguidores que coincidieron en tener un pésimo gusto y en dedicarle tiempo a acercarse a mi miserable obra. Voy a buscar un trabajo que me obligue a permanecer detrás de un monitor durante gran parte del día, así les ahorro la molestia de tener que sufrirme, bueno para nada. Basura, miserable. Me daría de latigazos en la espalda pero seguramente le erre, si ni para eso sirvo. Un chiste. Debe ser un chiste. Escrito por alguien con menos talento que yo, si es que esa clase de persona existe. Ya me arruinaron el día.