Cuenta que crecer en Colonia del Sacramento lo ayudó, porque el cielo es más oscuro allí que en ciudades más grandes, como Montevideo, donde la contaminación lumínica es mayor. Una vez que terminó el liceo comenzó a escribir un blog, El cielo del mes, donde compartía eventos astronómicos para aficionados del hemisferio sur.
“En 2011 tuve acceso por primera vez a una cámara réflex digital y lo primero que hice fue apuntar al cielo”, cuenta. “Capturaba conjunciones planetarias, la Luna y eventos astronómicos como eclipses o lluvias de meteoros”.
Dos años más tarde, en 2013, la NASA compartió la primera de sus fotos astronómicas. Después haría lo mismo con otras tres. “Luego de eso, me dediqué de lleno a la fotografía y la afición dio paso a la profesión”, dice Bouvier.
Se especializó en la astrofotografía de paisajes. “Es decir, no saco fotos únicamente del cielo u objetos astronómicos, sino que capturo paisajes naturales durante la noche. El cielo, pero también la Tierra”.
En 2020 comenzó a desarrollar el proyecto “Mirá las estrellas”, con el que difunde los mejores paisajes del país para verlas. Esos lugares son aquellos “que estén alejados de la ciudad y tengan poca o nada de contaminación lumínica, que predomine el paisaje natural y que sean de acceso público”.
De acuerdo con Bouvier, un desafío para dominar la astrofotografía es tener un conocimiento básico de astronomía para saber cuál es el mejor momento para fotografiar el cielo. “No es lo mismo el cielo de verano que el de invierno ni la Luna brilla igual hoy que dentro de 15 días”, señala. Otros desafíos son adaptarse a condiciones de poca luz y dominar la cámara y el trípode para conocer qué puede “ver” el lente, aunque no se vea a simple vista. “Además, uno debe amigarse con el silencio y la oscuridad de la noche natural, lo cual puede ser algo abrumador si uno no está acostumbrado”.
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