Periodista profesional desde hace más de tres décadas y residente en Minas desde hace una, Fernando Morán es bien conocido por quienes leen la diaria y Lento, entre otras cosas, por sus coberturas deportivas en distintas partes del país.
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No sé bien cuándo ni dónde terminará. Sé que empezó en Nuevo París, en Montevideo. En las canchas del Chabón y del México 68. El túnel del Nasazzi fue la maravilla exacerbada, aunque seguro algo muy aproximado ya había experimentado con el verde del Centenario enmarcado por esa ventana que se forma al final de la larga escalera de la Colombes.
Después llegó la fotografía. Mucho después llegó la fotografía de fútbol. Ahí hubo un reencuentro con algo en estado de suspensión. Un vínculo. Se transformó en una forma de reconocer esas sensaciones y la posibilidad de transformarlas mediante las imágenes.
A muchos años ya de haber empezado a hacer fotos del fútbol fuera de Montevideo, voy al encuentro de ese montón de sensaciones que se ofrecen en cada rincón del país. Los rostros en la cancha, en la calle, en la tribuna junto al alambrado tienen el rictus de una cultura futbolística que asume particularidades de cada lugar.
Cuanta cosa me acompaña al ir a una cancha del “interior” está ligada a una inocencia de primera vez. El desafío desde el inicio es poder habilitar, a la par del trabajo profesional, un resquicio en el que se cuele algo de las imágenes y los olores que guardo de la infancia. Esa mirada inocente debe estar. Detrás de eso voy, seguiré, quién sabe hasta cuándo.
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