Pocas personas recuerdan hoy el nombre del filósofo vietnamita Trần Đức Thảo (1917-1993). Se encuentra en la encrucijada de tantas posturas opuestas que nadie llega a reivindicarlo enteramente como propio. Demasiado marxista para los fenomenólogos, también era demasiado fenomenólogo para los marxistas. Su marxismo nunca fue lo suficientemente ortodoxo para los estalinistas, pero sí demasiado ortodoxo para los opositores de izquierdas al estalinismo. Demasiado militante para los filósofos académicos, es, en cambio, demasiado filósofo para los militantes políticos.
Pero es precisamente esta complejidad lo que lo vuelve interesante. La historia de Trần Đức Thảo expresa muchas de las tensiones y las contradicciones del siglo XX en torno al colonialismo y la independencia, el papel de los intelectuales tanto en los países capitalistas como en los comunistas, el marxismo y su relación con otras corrientes de pensamiento, las luchas de la Guerra Fría y la historia del comunismo asiático.
La vida de Thảo fue un intento de afrontar y superar estas contradicciones. Pero se encontró chocando de manera constante contra ellas y su vida adquirió un aspecto trágico: fue un fracaso político y filosófico. Una nueva revisión sobre la historia de ese fracaso puede ayudar a comprender mejor las tragedias más amplias del siglo pasado.
Un intelectual desclasado
La trayectoria vital inicial de Thảo parecía una justificación ideal de la supuestamente positiva labor de colonización francesa. Nacido el 26 de setiembre de 1917 e hijo de un funcionario de correos, fue un estudiante brillante en el liceo Albert Sarraut de Hanói y aprobó el bachillerato francés en 1935. Al año siguiente el gobierno de Indochina le concedió una beca para ir a Francia a prepararse para la prestigiosa Escuela Normal Superior (ENS), antes de ingresar en la propia ENS en 1939.
En 1940, al derrumbarse la resistencia militar francesa a la invasión nazi, Thảo fue a Clermont-Ferrand, en el centro del país, donde conoció a Jean Cavaillès, quien lo introdujo en la obra del fundador de la fenomenología, Edmund Husserl. Escribió una notable disertación sobre “el método fenomenológico de Husserl” y obtuvo el primer puesto en la agrégation de filosofía de 1943. A continuación, inició una tesis sobre Husserl y pasó una temporada en los Archivos Husserl de Lovaina. Ante él se abría una brillante carrera académica y filosófica.
Sin embargo, sólo podemos adivinar la angustia que yacía bajo este exitoso historial. El acceso de los vietnamitas a los beneficios de la educación francesa seguía siendo una excepción a la regla y a Thảo se le recordaba su condición colonial a cada paso del camino. Cuando se convirtió en el primer vietnamita en aprobar la agrégation en filosofía, se le concedió el estatus de “no clasificado”, lo que le impedía solicitar un puesto en el sistema educativo francés.
Tales experiencias contribuyeron a la creación de esos “monstruos” (término del propio Thảo) que constituían la élite intelectual de las colonias. Estos individuos se debatían entre dos lealtades: por un lado, hacia Francia, debido a su escolarización y a la cultura francesa a la que pertenecían; por otro, hacia su pueblo de origen.
Para Thảo esto implicaba elegir entre Francia y la lucha por un Vietnam independiente durante la guerra. La oposición al dominio francés adoptó distintas formas, nacionalistas y comunistas, y él optó por la tendencia comunista. Al principio de su experiencia militante estuvo cerca de los trotskistas vietnamitas, que tuvieron una influencia significativa durante los años treinta y cuarenta. Se convirtió en un actor importante en los esfuerzos por organizar a los trabajadores de Indochina en Francia.
En una conferencia de prensa dada en setiembre de 1945, cuando Hồ Chí Minh acababa de declarar la independencia de Vietnam, en Francia le preguntaron a Thảo cómo sería recibido el cuerpo expedicionario francés en su país natal. Respondió: “¡Con fusiles!”. Ya bajo estrecha vigilancia de las autoridades francesas, fue detenido el 21 de setiembre y encarcelado en la prisión de La Santé hasta diciembre. Tras su liberación, continuó su activismo político y se sospechó que había organizado la negativa de los estibadores de Marsella a manipular material de guerra con destino a Indochina.
Existencialismo y marxismo
En la época de la liberación en Francia, quienes querían combinar el compromiso político y la reflexión filosófica podían elegir entre el marxismo “ortodoxo”, en sus versiones comunista o trotskista, y el existencialismo, cuyas principales figuras intentaban llegar a un entendimiento con este. Uno de los primeros maestros de Thảo, Maurice Merleau-Ponty, ejemplificaba este último enfoque.
El primer programa filosófico de Thảo pretendió forjar una síntesis entre el existencialismo y las ideas de Karl Marx. Sostenía que era necesaria una “revisión radical” del marxismo, ya que este, en su forma actual, era demasiado mecanicista y no prestaba suficiente atención a los fenómenos que consideraba parte de la “superestructura”. También carecía de una base epistemológica sólida. Para Thảo, estas deficiencias podían resolverse mediante la aplicación del método fenomenológico, combinado con una comprensión marxista de la praxis, la historia, las clases sociales y la revolución.
Para Thảo, esta “revisión” sería, de hecho, un retorno a la “inspiración original” del propio Karl Marx. Al Marx “cientificista” de El capital Thảo le opuso un Marx más joven, hegeliano, cuyos análisis eran compatibles con una lectura fenomenológica. Tal orientación filosófica quedó patente en los dos primeros ensayos que Thảo publicó, “Marxismo y fenomenología”, en La Revue Internationale, y “Sobre Indochina”, en Les Temps Modernes, ambos en 1946. Compuso el segundo de estos artículos —el primero sobre la situación en Indochina, en un momento en que la guerra de independencia aún no había comenzado realmente— desde su celda de la prisión.
Durante 1946-47, Thảo se alineó con Hồ Chí Minh y su movimiento, tras haberse encontrado con el líder del Viet Minh en ocasión de la conferencia de Fontainebleau, en julio de 1946. Se distanció del trotskismo con una crítica a un artículo de Claude Lefort que publicó en Les Temps Modernes en junio de 1947 titulada “Sobre la interpretación trotskista de los acontecimientos de Indochina”. El partido comunista prosoviético de Hồ había cooperado en el pasado con los trotskistas vietnamitas en torno a una publicación conjunta llamada La Lutte. Sin embargo, en ese momento las relaciones entre ambos movimientos eran enconadamente hostiles y el Viet Minh asesinó a varios destacados trotskistas.
Para Thảo, existía una estrecha relación entre su evolución política y filosófica. También fue el período en el que se distanció del existencialismo, uniéndose al programa filosófico comunista bajo la bandera del “materialismo dialéctico”. En 1948 definió un nuevo proyecto filosófico que persiguió hasta el final de su vida: lograr una comprensión marxista del ser humano o, mejor dicho, fundar una psicología o una antropología marxista.
Thảo formuló por primera vez este proyecto en un artículo de 1948 para Les Temps Modernes, “La fenomenología del espíritu en su contenido real”. Se trataba de una reseña de las célebres conferencias de Alexandre Kojève sobre Georg Wilhelm Friedrich Hegel, pronunciadas entre 1933 y 1939 y publicadas posteriormente en forma de transcripción. Las conferencias de Kojève desempeñaron un papel fundamental para el pensamiento de la generación existencialista de posguerra en Francia.
Regreso a Vietnam
Thảo sentía una creciente contradicción entre su papel como intelectual en Francia y su apoyo al movimiento de liberación nacional vietnamita. En 1951, el mismo año en que publicó su obra Fenomenología y materialismo dialéctico, decidió abandonar el medio intelectual francés en el que había vivido los últimos 15 años y regresar a Vietnam.
Cuando llegó a su país, en 1952, la guerra de independencia hacía estragos y le asignaron diversos trabajos al servicio de la lucha. Estas tareas incluían redactar informes y trabajar en traducciones de las obras de Hồ Chí Minh. Un observador lo describió como una persona “ingenua y entusiasta” que abandonó la ropa occidental e incluso se negó a utilizar un mosquitero, por lo que contrajo malaria.
Todo ello atestigua un deseo de transformar su relación con el mundo, de renegar de su formación occidental, de convertirse en lo que habría sido de no haber sido educado por el sistema colonial francés. Pero fue en 1953 cuando se produjo el “trauma inaugural” de Thảo, en palabras de Philippe Papin, con su asignación a una brigada de reeducación ideológica.
Thảo llegó a Vietnam en un momento en que el maoísmo ganaba influencia tras la Revolución china. La consigna de amplia unidad nacional contra Francia era cosa del pasado. Según el secretario general del Partido Comunista, Trường Chinh, el hombre detrás de este giro maoísta, el objetivo declarado era “crear una grieta y provocar un choque emocional colectivo”. No tenemos pruebas de lo que Thảo hizo, vio o experimentó durante este período, salvo que estaba, según Papin, “en el peor lugar en el peor momento”.
Por fin, culminada la guerra en 1954, pareció abrirse un período más tranquilo y pacífico. Thảo volvió a sus tareas académicas, enseñando historia antigua en la Universidad de Hanói antes de convertirse en profesor de Historia de la Filosofía en 1955 y decano de la Facultad de Historia al año siguiente. El principal cambio en su producción intelectual se produjo con el abandono del francés, ya que todos los artículos que escribió durante esos años fueron en vietnamita. Podemos dividir esas publicaciones en dos grupos principales: cinco artículos sobre historia y literatura vietnamitas y otros dos que amplían su trabajo materialista sobre la conciencia.
Del amanecer al anochecer
La situación de los intelectuales en Vietnam estaba a punto de dar un vuelco, cuando todo el mundo comunista experimentaba un proceso de apertura con la desestalinización en la Unión Soviética (URSS) y la Campaña de las Cien Flores en China. En Vietnam, el entusiasmo de los intelectuales por este momento era tanto mayor cuanto que, con el fin de la guerra, ya no se sentían obligados a someterse a la línea política del partido. Nacieron dos revistas, Humanités y Les Belles Lettres, que iban a estar en la vanguardia del movimiento crítico.
Thảo participó en este movimiento. Fue él quien encontró un traductor para que un texto sobre la Campaña de las Cien Flores de China estuviera disponible en vietnamita. También publicó dos artículos en 1956. El primero, titulado “Contenido social y formas de libertad”, trata de la relación entre la libertad individual y la libertad colectiva en el socialismo. Para Thảo, el comunismo no debe ser la negación de la libertad sino, por el contrario, su realización. El segundo artículo, “Esforcémonos por desarrollar la libertad y la democracia”, es más audaz y denuncia en particular la burocratización del gobierno en Vietnam y los “errores” cometidos durante la reforma agraria.
Estos dos textos decidirían el destino de Thảo durante el resto de su vida. A pesar de su limitado papel en el movimiento de protesta, se convirtió en una especie de chivo expiatorio de la campaña general lanzada por el partido contra el “revisionismo”. Destituido de su cargo universitario en diciembre de 1956, fue juzgado en marzo-abril de 1957. Al mismo tiempo, se inició una campaña de difamación contra él en la prensa. En particular, se lo acusó de “trotskismo” debido a su pasado.
Problemas y resurgir
En junio de 1957 fue declarado “enemigo de la patria y del socialismo” por la Comisión de Ideología y Cultura del Comité Central del partido. Se lo acusó de ser una “persona desarraigada” que había perdido el contacto con el pueblo vietnamita. En mayo de 1958 Thảo hizo una autocrítica pública, pero no fue considerada satisfactoria. Esto marcó el comienzo de su largo exilio interno.
Hay muy poca información sobre este período de la vida de Thảo. Entre 1958 y 1961 fue enviado a una granja agrícola para su reeducación. A su regreso a Hanói se le prohibió trabajar en la universidad y se le denegó la vivienda. Tenía el estatus de “colaborador externo” de la editorial Su That, para la que hacía traducciones.
El hombre que había esperado poner sus conocimientos intelectuales al servicio de la construcción socialista de Vietnam se encontraba ahora marginado e inútil. Sin embargo, en ningún momento trató de asumir el papel de disidente. Al contrario, parecía esperar su “rehabilitación”. A pesar de su aislamiento, Thảo pudo recibir algunas publicaciones del extranjero, aunque no las suficientes para seguir el desarrollo del medio intelectual europeo. Olivier Todd, cuando viajó a Vietnam, recibió el encargo de Jean-Paul Sartre de intentar ponerse en contacto con Thảo y lo intentó, aunque en vano.
Thảo estaba siempre a la búsqueda de nuevos interlocutores, como demuestra la carta que envió acompañando un artículo a la revista comunista francesa La Pensée: “Aquí no tenemos casi nada de lo que aparece en Francia. ¿Sería posible que me informaran de las críticas que pudieran dirigirme? Me sería de gran ayuda para continuar mis investigaciones”. Aunque no publicó ningún texto en Vietnam durante este período, se le permitió enviar varios artículos a Francia para La Pensée y para otra publicación comunista, Nouvelle Critique.
A pesar de todas estas dificultades, la década del 60 fue para Thảo un período de renacimiento de su actividad filosófica creativa. Hasta la década del 80, su obra se dividió en dos áreas principales. La primera era un análisis de la dialéctica y, en particular, de la relación entre Hegel y Marx. La segunda, que constituyó la parte principal de su investigación, fue una reelaboración de su análisis materialista de la conciencia, con una reevaluación del lugar del lenguaje.
Thảo hizo una importante contribución a las concepciones marxistas o materialistas del lenguaje, criticando las perspectivas estructuralistas según las cuales el lenguaje sólo se refiere a sí mismo y subrayando la necesidad de entenderlo en términos de su finalidad referencial. Un importante concepto marxista que introdujo en esta obra fue el de lenguaje de la vida real, que es un conjunto de significados objetivos que se constituyen independientemente de la conciencia en la actividad material de los seres humanos.
Reflexiones sobre el estalinismo
La situación de Thảo mejoró en la década del 80. Una vez más, esto fue consecuencia del cambio de la situación internacional, con el inicio de la glásnost y la perestroika en la URSS. Hacia finales de la década, volvió a convertirse en una figura de cierta importancia política. Esto también le permitió relanzar su actividad filosófica. Parte de su obra trató de formular una evaluación crítica del estalinismo y el maoísmo. En su texto de 1986 “La filosofía de Stalin”, Thảo analizó la visión no dialéctica del mundo expresada en el panfleto de Stalin Materialismo dialéctico e histórico. En oposición al estalinismo y al maoísmo, defendió la idea de un “humanismo marxista”.
Con el colapso del Bloque Oriental liderado por los soviéticos y, finalmente, de la propia URSS, la situación en Vietnam volvió a endurecerse. Los defensores de la glásnost y la perestroika, incluido Thảo, se encontraron en una situación difícil. En este contexto, abandonó Vietnam en 1991 para dirigirse a Francia, país que no visitaba desde hacía 40 años. Existen distintas versiones sobre los motivos del viaje. Se cita al propio Thảo diciendo que fue enviado a Francia para someterse a un juicio político dirigido por el Partido Comunista Francés. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, al final de su vida, su complejo de persecución se había transformado en auténtica paranoia.
De hecho, Papin encontró una carta oficial del Comité Central del partido vietnamita en la que se nombraba a Thảo para una “misión política oficial” que se llevaría a cabo “a expensas del partido”. Fue alojado en locales pertenecientes a la embajada vietnamita en París. Allí, Thảo intentó reencontrarse con sus viejos conocidos filosóficos, al tiempo que mantenía las distancias con los discípulos de Louis Althusser. Pronunció varias conferencias y comenzó a trabajar en otro volumen filosófico. También quiso mantenerse al corriente de los últimos descubrimientos en biología y antropología, sin duda con vistas a continuar su proyecto original de 1948. Sin embargo, se encontraba muy mal tanto mental como físicamente, tras una caída, y murió en el hospital de Broussais el 24 de abril de 1993.
Territorio inexplorado
El destino de Thảo tiene una dimensión innegablemente trágica. Es, ante todo, un fracaso político. Como tantos otros en el siglo XX, se comprometió en cuerpo y alma con la construcción del comunismo, sólo para toparse con la rigidez del estalinismo y de los regímenes burocráticos.
En cuanto a su obra filosófica, es más difícil hacer una valoración. Aunque parte de esa obra fue escrita bajo el peso de la censura política o la autocensura, Thảo intentó llevar a cabo investigaciones originales en campos poco explorados por el marxismo, como el estudio del lenguaje y los orígenes de la especie humana [en 2022 la editorial catalana Bellaterra publicó, por primera vez en castellano, Investigaciones sobre el origen del lenguaje y la conciencia]. Su fracaso filosófico se debió a la escasez de interlocutores durante su vida y al hecho de que sus escritos casi nunca fueron estudiados, ni siquiera leídos.
Sin embargo, su destino póstumo aún está por decidirse. En Vietnam parece estar disfrutando algún tipo de rehabilitación, al habérsele concedido en 2001, a título póstumo, el Premio Hồ Chí Minh. Por otra parte, el grueso de su producción teórica a partir de los años sesenta sigue sin publicarse. Se dice que en su archivo hay más de 8.000 páginas de manuscritos, borradores y cuadernos inéditos. ¿Quizás quede por descubrir una parte importante del pensamiento de Thảo?
Alexandre Feron es doctor en Filosofía por la Université Paris 1 Panthéon-Sorbonne. Traducción: Florencia Oroz.