Ah, los escritores y la escritura en la prensa. Necesidad, dependencia, variación del oficio, vínculo particular con la comunidad lectora, devaneo, ombliguismo, reverberación crítica, persistencia de mantener un espacio desde el que esbozar dos por tres alguna idea, condescendencia a las formas breves y efímeras (la reseña de hoy envolverá la media docena de huevos de mañana, la sesuda diatriba contra la obra de un colega se fijará en el vidrio de un ventanal al que le han puesto masilla), ínfulas de dictar cátedra mientras se perora sobre el acto escritural o mera práctica a cambio de unos pesos (que a veces son muchos, a veces pocos y a veces demoran en ser pagados).
Los escritores en la prensa diaria suelen ejercitar formas como la columna (en una primera persona cómplice con el lector o en un quirúrgico distanciamiento), el artículo sesudo saturado de citas y referencias, la viñeta coloquial escondida bajo seudónimo o la grajea mínima (destacada en un recuadro). Todas esas formas distancian la labor del escritor de la escritura periodística diaria, la que en forma de noticias, artículos y crónicas rodea sus textos en el medio. Muchas veces, los escritores sienten la necesidad de –o son picaneados por sus editores para– reunir esas apariciones en prensa en la forma de un libro, tal como le sucediera a la escritora española Milena Busquets (1972) en Hombres elegantes y otros artículos, volumen que acaba de publicar la editorial Anagrama.
Entre novelas
Publicada también por Anagrama en 2015, la novela También esto pasará se convirtió en un éxito de crítica y público, traducida y editada por algunas de las editoriales más importantes de este tambaleante planeta (Gallimard, Shurkamp, Rizzoli, Companhia das Letras, Hogarth Press, etcétera). En su segunda novela, Milena Busquets enfrentó a través de la ficción el vacío que le dejara la muerte de su madre, la legendaria editora Esther Busquets (1936-2012), directora por 40 años de la editorial Lumen. Fue Jorge Herralde, otro editor al que tanto le debemos los lectores hispanos, el que le propuso a Milena Busquets, luego de la aparición de su exitosa novela, que comenzara a colaborar de forma sistemática con algún medio de prensa, como una forma de mantener cierto ritmo de escritura y, de paso, hallar el tema de su siguiente novela.
Hombres elegantes y otros artículos reúne las colaboraciones de Busquets con El Periódico de Catalunya, conformándose en un compilado de textos breves –divididos en tres secciones (‘El mejor baño del verano’, ‘Los finales felices’ y ‘Proust tiene prisa’), ordenados a la interna de cada una de forma cronológica– en los que, básicamente, Milena Busquets escribe sobre Milena Busquets.
Cuenta la autora
En épocas de reinado de la autoficción, de la llamada “literatura del yo”, masificación del minimalismo y desglose quirúrgico del realismo que muta en banalización; en épocas del desnudamiento del ego en las redes sociales, de la necesidad de manifestarse de cualquier forma (así sea para recibir un lote de likes en el contador de las gratificaciones), escribir sobre uno mismo se vuelve cada vez más un ejercicio de estilo que requiere concreción, atractivo estilístico y, por lo menos, la estructura de una idea orquestando la expresión. Todos los textos de Hombres elegantes… parten de alguna experiencia vital, una anécdota, un desencanto, una lectura o un recuerdo de la autora: “No me interesan demasiado las primeras veces, creo que están sobrevaloradas”, o “Una noche de verano de hace muchos años, en Cadaqués, se me acercó un chico que conocía de Barcelona”, o “Tengo una joven amiga que antes de hacernos amigas se enamoró de mí”, o “Me ha costado casi toda la vida aficionarme al fútbol”, o “La semana pasada asistí junto a mi hijo mayor al concierto de Debussy que el director de orquesta y pianista Daniel Barenboim dio en el Palau de Música”, o etcétera, etcétera, etcétera.
Lo que en un principio puede parecer un indicador de agotamiento para el lector desprevenido, ya que al avanzar en la lectura de los primeros textos puede preguntarse a santo de qué le importaría conocer tantos detalles de la vida diaria de Milena Busquets, adquiere una bienvenida densidad en la suma de artículos. Milena Busquets se revela como una fina observadora de los modos y costumbres de la gente de su generación pero, también, de toda una manera de entender los vínculos sociales en una era despersonalizada y anónima, en la que los seres humanos vamos perdiendo la capacidad de asombro y tendemos a vivir y pensar sólo en el presente. Finísima lectora que se crió entre libros (“Tuve la suerte, creo que es una suerte, de nacer en una casa repleta de libros, en una familia que se ganaba la libra fabricándolos e intentando venderlos. Se hablaba de libros del mismo modo que imagino que se debe hablar de plantillas y de cordones en una familia de zapateros o de chorizos en una de charcuteros: con conocimiento de causa, con humildad, con pasión, con respeto, con familiaridad, sin pretensiones ni esnobismos absurdos, con amor, y también de vez en cuando con sorna, hartazgo, preocupación y desespero”, escribe en ‘El libro del otoño’), son especialmente destacables los textos que les dedica a Umberto Eco, Natalia Ginzburg, Ana María Matute o Juan Marsé, entre otros autores. La sombra tutelar de Marcel Proust (“Mi detector es especialmente infalible para los que afirman haber leído a Proust. En general, todos los que mencionan la historia de la magdalena es que no lo han leído o solo han leído el principio”, escribe en ‘Y usted, ¿ha leído el «Quijote»?’) sobrevuela las páginas de este libro de falsa liviandad, colándose entre las grietas y enredándose entre las filigranas que pueblan el relato de cualquier vida, especialmente la propia.
Hombres elegantes y otros artículos. Milena Busquets. Barcelona, Anagrama, 2019. 198 páginas.