Arnaldo Angeli Filho, conocido simplemente como Angeli, anunció la semana pasada el final de su carrera, que lo consagró como uno de los mayores creadores de historietas de Brasil, con un especial dominio de la tira cómica. El artista de 65 años fue diagnosticado con afasia, trastorno degenerativo que afecta la capacidad de hablar, escribir y comprender el lenguaje, tanto verbal como escrito. Pocas semanas atrás, Bruce Willis había anunciado su retiro tras un diagnóstico similar.

“Con tristeza y valentía, la familia y los amigos de Angeli comunican el fin, por motivos de salud, de la histórica colaboración entre el autor y Folha de São Paulo”, decía el comunicado publicado en la cuenta oficial de Twitter. “Luego de cincuenta y un años de carrera, casi cincuenta de ellos en el diario, es con una mezcla de emoción y tristeza, y también de orgullo, que se despide de este espacio que fue, durante décadas, una ventana para que los lectores observaran el indescriptible talento de uno de los grandes artistas que tiene Brasil”.

“Ahora que ha comenzado esta nueva etapa, ofrecemos un especial agradecimiento a los lectores que fueron los grandes socios de Angeli durante estas cinco décadas. Con ellos, continuaremos celebrando el trabajo de Angeli en nuevas publicaciones y exposiciones. Punk is not dead!”.

Desde Folha de São Paulo, en donde el artista comenzó a trabajar en 1973, definieron lo ocurrido como “el cierre” de una era de la historieta del país norteño, en la que la estética punk y el comportamiento transgresor de la obra de Angeli marcaron la identidad de toda una generación. “Él influenció a más de una generación de autores con su rasgo único y su comentario ácido sobre el comportamiento y la política”, dijo el director editorial del diario, Sérgio Dávila.

Angeli creó una tribu de personajes típicamente urbanos de San Pablo, cargados de acidez, además de consolidar la historieta en el mercado brasileño con la publicación de libros y la creación de la emblemática revista Chiclete com Banana, que publicaba únicamente historietas nacionales y que fue un fenómeno de venta en los quioscos. De su pluma surgirían personajes como os Skrotinhos, Meio-Oito y Nanico. Dávila acotó: “Más que dibujos, Rê Bordosa, Bob Cuspe y tantos otros son personajes literarios”.

El primer número arrancaba diciendo: “No vamos a molestarlos contando las desventuras de un dibujante nacional contra una pandilla de patos afeminados y sin pretensiones, porque ustedes no compraron esta revista –¿o era un cómic?– para escuchar lloriqueos, y no vamos a derrocar al gobierno de Cisjordania, si es que allí hay un gobierno. Queremos con este cómic –¿o era una revista?– sólo pellizcarle el culo al ser humano para ver si la bestia se despierta”.

A diferencia de otros compañeros de generación, Angeli dedicaba tiempo y trazo a la composición de las escenas, detallando decorados y vestuario. En sus dibujos el contenido era tan importante como la forma, y el trazo sucio reforzaba la centralidad del mensaje. En cuanto a los temas de la revista, giraban en torno al comportamiento de los jóvenes, incluyendo el sexo, las drogas y la soledad. El periodista cultural Iván Finotti explicó: “El rock, el padre, la madre, la hermana... nada resistía las flechas de esa gente. Nada era sagrado, mucho menos la iglesia. Fue un momento de rara efervescencia”.

Laerte, otra figura fundamental de las viñetas norteñas, lo definió de esta manera: “El puente que hace entre el lenguaje del cómic y el de la viñeta es algo inédito, absolutamente suyo. Tiene un rasgo plástico muy fuerte, que se hizo más evidente en sus viñetas más recientes. Una especie de expresionismo de [el barrio paulista] Casa Verde”.

Angeli y Laerte, junto al humorista gráfico y caricaturista Glauco, asesinado en 2010, habían formado el trío Los Tres Amigos, que publicó historietas realizadas “a seis manos” en la mencionada Chiclete com Banana. El grupo se convirtió en símbolo de la historieta underground de Brasil en la década de 1990. Laerte también explicó que su amigo “trabajará y producirá con más tranquilidad en este nuevo momento de su vida”.

La esposa del artista, Carolina Guaycuru, contó a g1 que recibieron el diagnóstico de la condición degenerativa “hace algunos años”, y “desde hace un mes, se ha vuelto un poco más pesada”.

“La gente tiene que saber que Angeli es una figura pública, un personaje. Angeli se retira, pero Arnaldo está aquí”, agregó su hija Sofía, citando el nombre de pila del dibujante. “Es una persona increíble que se despide de una carrera, pero no se despide de la vida”.

Luego de recibir innumerables muestras de afecto, la cuenta de Twitter de Angeli volvió a escribir. “Agradecemos a todos, todas y todes por los mensajes tan afectuosos y por el cariño inconmensurable. ¡El arte resiste!”.