Hay un dato clave para entender la personalidad de Palo Pandolfo, pero, aunque fue un entrevistado verborrágico y capaz de hablar sobre cualquier tema, recién aparece en estas biografías. Aquel plot point en la historia del músico fue el fuerte padecimiento causado por una peritonitis cuando tenía 14 años y los posteriores cambios en su conducta a partir de ese sufrimiento. De la noche a la mañana, de Facundo Soto, recrea esta situación al detalle, facilitado por la amistad que el autor cultivó con Pandolfo desde los tiempos de Don Cornelio y La Zona. Soto, además, le publicó su libro de poesía La estrella primera (Conejo, 2014).
Hay una intimidad perceptible en la franqueza de los testimonios con retrogusto a confesión, cierto abordaje psicológico propio de la otra profesión de Soto, que comenzó a escribir esta biografía “a cuatro manos” junto al protagonista. Este proceso se interrumpió cuando Pandolfo recibió una primera versión y la compartió con alguien muy cercano, que le trasladó cierta incomodidad ante los pasajes del texto que recuerdan sus tiempos más descontrolados, porque no eran representativos del presente. Por entonces, aquella intención de recorrer la trayectoria de Pandolfo “de la noche a la mañana” encontraba un primer obstáculo; no obstante, Soto continuó trabajando en ello y recibió un comentario del músico que sonó a chiste pero resultó profético: “Sacalo cuando yo me muera”. Mientras el autor narra la historia de su amigo, también refleja la pasión por aquello que los marcó y, desde esa proximidad, se vincula con el entorno de Pandolfo de sus distintas épocas. Eso enriquece la mirada integral acerca de un artista caracterizado por su visceralidad, y el desprejuicio que revelan los vaivenes de una obra que va del after punk al folclore.
También propone un diálogo entre su vida familiar y las canciones, hecho notable en “Playas oscuras”, el hit de Los Visitantes que alude a su madre espiritista (“Ella juega con medallas, velas y libros sin tapa”) y un padre socialista, además de antiperonista (“Él pendiente de las luces, sin Dios cambia por el cielo”). Una canción en la que ocurre el contrasentido entre la melodía pop y la letra con desenlace suicida, algo que no le impidió alcanzar una popularidad tal que fue adaptada para jingle de FM Rock & Pop y abrió para el grupo las puertas de los programas de televisión más vistos del momento. Entre ellos, Ritmo de la noche, donde Los Visitantes cerraron el programa con un playback de “Playas oscuras”, metidos dentro de una sábana pintada con aerosol por el artista plástico Nessy Cohen (autor de las tapas de la mayoría de los discos de Pandolfo) que incluía orificios para sacar la cabeza y las manos de cada músico.
Esa actitud performer de Los Visitantes dentro de aquel poncho colectivo había provocado una discusión previa con Marcelo Tinelli, que tras eso los proscribió de su programa y de Radio Uno, emisora que dirigía por entonces. Más allá de esa bizarra escena televisiva, la revisión que brinda Soto sobre Pandolfo en escena manifiesta la intensidad de su despliegue artístico próximo al trance y al éxtasis. Algunas de esas presentaciones están linkeadas por el código QR incluido en el libro y que contiene material extra como el listado de shows que brindó Don Cornelio y La Zona, audios y videos de Pandolfo y sus bandas.
Por otra parte, es destacable que la editorial Sudestada continúe editando biografías sobre personalidades que no siempre son las más populares, como el periodista Fabián Polosecki y el músico de Sumo y Las Pelotas Alejandro Sokol. Una atractiva colección signada por vidas que transitan los márgenes con ese talento y esa originalidad que las hacen irreemplazables.
La patria y la tumba
Pozoguerrilleroirascible. Don Cornelio y La Zona. Una biografía de los 80 toma su nombre de un tramo de la letra de “Tazas de té chino”, una de las canciones más conocidas del grupo, que es recordada en este libro por un problema que tuvieron durante un programa de televisión en Chile, cuando el dictador Augusto Pinochet estaba aún en el poder. Antes de salir a escena se acercó un productor a decirles que no podían interpretarla porque decía la palabra “guerrillero”. Finalmente lograron tocarla, pero el responsable del sonido introducía un “pip” cada vez que cantaban “guerrillero” y “bombardeando”.
Si bien el título de este libro anuncia que el foco estará en la biografía de Don Cornelio y brinda detalles sobre esa etapa, sus más de 400 páginas dan cuenta de la historia de Pandolfo hasta sus últimos días. El punto de partida fue la nota que Segura escribió por los 30 años del primer disco (Don Cornelio y La Zona, 1987) en La Agenda Revista, que despertó el interés de la editorial Vademécum. Se trata de una historia coral que reúne más de 60 voces entre músicos, periodistas, productores, amigos y etcéteras. Las intervenciones del autor son puntuales y, en general, procuran chequear los datos que se desprenden de las entrevistas. Tiene un amplio componente visual, con varias páginas dedicadas a imágenes de flyers de Don Cornelio, fotos y hasta un póster desplegable que reproduce el afiche de la presentación de Patria o muerte (1988), su segundo y último disco.
El libro refleja la mutación artística y personal de una banda que pasó de anunciarse como “psicodelia romántica” al after punk y la aspereza de su última época. Estas mutaciones son comentadas en profundidad por el ingeniero de sonido Mario Breuer y por su asistente, Walter Chacón, que trabajaron en sus discos. En esa línea también aporta información Andrés Calamaro, productor del primer álbum de la banda, quien resalta la búsqueda de catarsis y expansión de conciencia como parte de la grabación. Acerca de la relación con Calamaro, se incluye un capítulo titulado “¿Disconformes? Mitos y verdades sobre AC/DC”, a raíz del sentir del grupo, que no se identificó con el sonido pop de su debut, aunque el paso del tiempo los llevó a ponderar el trabajo del productor. No es el único conflicto evocado: también se repasan las diferencias que surgieron entre ellos por el título Patria o muerte, que no representaba a todos los músicos y era una idea de Pandolfo, que entendía que tanto la extrema derecha argentina como los radicales de izquierda esgrimían esa frase para reivindicar su accionar.
Entre tantos problemas narrados, uno de los que más incidieron en la disolución del grupo estuvo vinculado con Berlín Récords, su sello, que funcionaba dentro de EMI, cuando desistió de grabarles un tercer disco luego de Patria o muerte. El cambio de sonido entre el primer y el segundo álbum –en una época de crisis institucional y socioeconómica en Argentina– motivó el desencanto de la discográfica, que también criticó sus autosabotajes mediáticos. Entre ellos, el del día en que Pandolfo no llegó a la producción de fotos del suplemento Sí, de Clarín, que intentaba reunir a los artistas más destacados de 1988 para una tapa que finalmente salió sin él pero con Charly García y los Soda Stereo. Es posible encontrar en la historia de Pandolfo otros episodios similares que perjudicaron la visibilidad de su obra, que ni siquiera está completa en las plataformas musicales. De hecho, no hay ningún álbum de Don Cornelio en Spotify, y tampoco está toda la discografía de Los Visitantes.
Es deseable que la publicación de estos libros impulse otras realizaciones vinculadas a la música de Pandolfo; ambos textos mencionan la infinidad de material inédito y, en el caso de Don Cornelio, el vasto archivo de Claudio Fernández, su baterista y coleccionista. También sería esperable alguna mirada que profundice en la trayectoria de Los Visitantes, su banda más popular y ecléctica, que surcó los años 90 con su estela de fuego.
Solista o en banda, Pandolfo llevó adelante varias de las expresiones artísticas más sinceras, cambiantes, ardientes y vitales que tuvo la música argentina en las últimas décadas. Si bien era reconocido y valorado por sus colegas (consagrados y emergentes), no parecía conforme con la dimensión que brindaban a su obra cuando se asumía como “la eterna promesa del rock nacional” y sentía que llegar antes no siempre era positivo. Algo que suena durante su versión de “Karma Police” del disco Antojo (2004), cuando dice: “Di todo lo que pude, no es suficiente. Di todo lo que pude, pero seguimos estando en la lista de espera”.
De la noche a la mañana. Biografía de Palo Pandolfo. De Facundo Soto. Argentina, Sudestada, 2022, 216 páginas. Pozoguerrillleroirascible. Don Cornelio y La Zona. Una biografía de los 80. De Santiago Segura. Argentina, Vademécum, 2022, 440 páginas.