El 12 de agosto, un hombre de 24 años luego identificado como Hadi Matar apuñaló al escritor británico Salman Rushdie al menos una decena de veces. El ataque ocurrió durante una charla que iba a dar en la Chautauqua Institution, en el oeste del estado de Nueva York. Matar fue detenido inmediatamente por un policía, mientras que el escritor fue trasladado en helicóptero a un hospital.

Al día siguiente el agente de Rushdie, Andrew Wylie, informó que las puñaladas comprometieron su hígado y que era probable que perdiera la visión en un ojo. Semanas más tarde, la Justicia neoyorquina negó el pedido de libertad bajo fianza a Hadi Matar, luego de que su abogado lo solicitara por considerarlo un delincuente primario y que no había riesgo de que abandonara el país.

El defensor también pidió al juez que hiciera algo para evitar que los periodistas contactaran a su defendido. Según dijo, la prisión de Chautauqua había recibido “varios cientos de llamadas” intentando contactar a Matar. De hecho, The New York Post logró conversar con el atacante, quien dijo: “Cuando me enteré de que había sobrevivido me sorprendí”.

En esa misma comunicación, el hombre no quiso confirmar que el motivo de sus actos haya sido la condena a muerte emitida por el ayatolá iraní Ruhola Komeini en 1989, al considerar una blasfemia la novela Los versos satánicos, publicada un año antes. En ese libro Rushdie sugería que el Corán, libro sagrado de los musulmanes, había sido alterado por el escriba que recibía los dictados de Mahoma.

Matar negó tener gran conocimiento de esa obra. “Leí un par de páginas. No la leí completa”, dijo. Pero afirmó: “[Rushdie] Es alguien que atacó al islam y sus creencias”.

Rushdie permanece hospitalizado aunque sin asistencia respiratoria. Su agente había anunciado que se vendría “un largo camino” hacia la recuperación. “Las heridas son graves, pero su estado avanza en la dirección correcta”, informó.