“Siempre nos faltamos el respeto. Decimos: ‘che, negro, ¿cómo andas?’. Ahora [con el proyecto] cambia y te dicen: ‘¿cómo andás?’. También me ayudó a descubrir mis raíces. A descubrir mi pasado y quién soy ahora”, reflexionó Ruben Viera, estudiante del liceo 6 Joaquín Artigas y uno de los participantes del proyecto de abordaje interdisciplinario sobre afrodescendencia, que llevaron a cabo varios docentes y estudiantes en el marco del programa Centros Educativos Promotores de Derechos del Ministerio de Desarrollo Social.
El liceo 6 está ubicado en el barrio Odizzio en la calle Joaquín Artigas, nombre de un personaje poco conocido de la historia uruguaya, que despertó la curiosidad de su exdirectora, Mónica Botero. Tras consultar a los docentes del liceo por la figura de este otro Artigas, se sorprendieron por la poca información que tenían.
Comenzaron a investigar y descubrieron que Joaquín Artigas fue uno de los afrodescendientes que estuvo en el desembarco de la Playa de la Agraciada, el 19 de abril de 1825, aunque no aparece en el famoso cuadro de Juan Manuel Blanes que inmortalizó ese acontecimiento. Otro afrodescendiente que también participó en ese hito de la historia nacional fue Dionisio Oribe.
Joaquín Artigas fue criado por Pantaleón Artigas, primo de José Gervasio, que le heredó el apellido. Joaquín no nació en Mozambique como se creía, sino en Casupá (Florida) y fue bautizado en la iglesia de Minas, según concluyeron tras la investigación.
Los investigadores también encontraron que Joaquín Artigas es mencionado en sólo dos de las 18 listas de los 33 Orientales, una de ellas redactada por el propio Manuel Oribe y certificada por Juan Antonio Lavalleja, el 28 de julio de 1830. “Lo borraron. Evidentemente eso tuvo que ver con cuestiones sociales y de gobierno”, indicó Alba Flores, profesora de historia que integra la investigación.
Agregó que en las actas del Desembarco de los 33 Orientales, Artigas figuró como esclavo, a pesar de haber alcanzado el título de sargento en la Compañía del Capitán León de Palleja.
“Fueron dos años de investigación y de análisis de texto. Observamos que sobre los héroes afrodescendientes prácticamente no hay documentación”, contó Flores. Los historiadores Enrique Yarza y Aníbal Barrios son de los pocos que han estudiado a este personaje histórico.
Flores resaltó, además, que las figuras de Joaquín Artigas y Dionisio Oribe representan la lucha no sólo por la independencia, sino también por la propia libertad.
“Pudimos comprobar que Artigas fue bastante rebelde en su rol y que estuvo en tres servicios militares del Ejército. Comenzó a prepararse para la guerra cuando era un adolescente. También sabemos que le donaron un solar en Minas como forma de reconocimiento por haber sido parte de los 33”, afirmó.
En 2017 se creó el proyecto integrado por Flores, la profesora de Química y Ciencias Físicas, Ximena Graña, el tallerista de Medios Audiovisuales, José Corso, la psicóloga y tallerista en el Área de Identidad, Natalia Cabral, junto con los estudiantes investigadores Javier Jorges, Elías Corajoría, Ruben Viera y Tomás Perdomo.
Finalmente, el proyecto fue presentado en el Congreso de Patrimonio, Cultura e Identidad Nacional, y el 4 de setiembre de 2019 el Parlamento aprobó la voluntad de los profesores y estudiantes de que el centro educativo llevara el nombre de Joaquín Artigas. La docente contó que el equipo del proyecto se encuentra redactando un libro con los resultados de la investigación.
“Nos pareció muy importante traerlos [a Artigas y Dionisio Oribe] nuevamente a la historia y marcar que nuestra identidad nacional -como decía el historiador Daniel Vidart- es triétnica: somos un poco europeos, un poco indígenas y un poco afrodescendientes”, expresó Flores.
El proyecto tuvo un abordaje multidisciplinar cuyo resultados fueron la creación de un corto sobre el Desembarco de los 33 Orientales, un busto en homenaje a Artigas y una bandera “triétnica” en la que los colores primarios simbolizan las etnias mencionadas y los colores secundarios -productos de su intersección- representan el mestizaje. También participaron de un curso sobre afrodescendencia impartido por la militante por los derechos de los afrouruguayos Beatriz Ramírez.
“El liceo tiene la particularidad de que hay gurises de otros países y muchos de ellos son afrodescendientes, por eso buscamos sentirnos identificados con la diversidad. Siento que eso les llegó a los gurises. A los estudiantes los marca el hecho de representar a héroes de otras etnias y no sólo a los europeos. La historia ha tenido un enfoque eurocéntrico”, manifestó Flores.
La profesora de historia observó que la participación de los afrodescendientes en la historia del proceso independentista y en la formación de la identidad cultural ha sido “ignorada”. “Sobre Ansina [Joaquín Lenzina] nos dijeron que fue el cebador de mate de Artigas; sin embargo, fue escritor de poemas muy bellos y se sabe que daba clases de escritura a los niños en el Ayuí. Hay diferentes momentos en la historia: en algunos se ha revalorizado y, en otros, se ha tratado de ocultar a los afrodescendientes. Esto acarrea intereses políticos: cada ideología acarrea un sentido más o menos racista que otras”, concluyó.