Los abogados Mercedes Nieto y Mario Cabrera Díaz, ambos de 49 años, murieron en una vivienda que tenían para descansar en una zona rural conocida como Sierras de Garzón, al noreste del departamento. El caso se investiga como “muerte dudosa”, aunque las pericias de Bomberos del departamento indican que fueron víctimas de una explosión originada al lanzar un acelerador de fuego hacia una estufa a leña y, sobre esa base, la Policía considera que se trató de una “muerte accidental”.

No obstante, el médico forense Santiago Cartazzo manifestó dudas respecto de esa explicación de la causa de la muerte y pidió autorización para enviar los cuerpos al Instituto Técnico Forense (ITF) de Montevideo para profundizar el estudio. La fiscal Ana Rosés atendió la solicitud, pero ni los familiares de la pareja fallecida ni sus abogados, Rafael García y Ana Silvia Rodríguez, han tenido novedades sobre los resultados.

A un mes del trágico hecho, los cuerpos siguen en el ITF y hay múltiples dudas sin despejar. Un grupo de amigos de la pareja –vinculados al Colegio de Abogados de Maldonado, del que ambos eran socios– divulgó en redes sociales una placa en la que exigen respuestas.

Familiares y abogados consultados por la diaria esperan que, tras el fin de la feria judicial menor y con el reintegro de la fiscal Rosés, los resultados lleguen a sus manos este martes.

Dudas razonables

Sobre el mediodía del 15 de junio, Mercedes y Mario subieron a su camioneta y se trasladaron desde San Carlos hasta Sierras de Garzón, donde tenían una casa de descanso. Pasadas las 15.00, un vecino encontró sus cuerpos calcinados junto a la estufa a leña ubicada en una sala de unos seis metros por cuatro. No había indicios de que hubieran intentado huir, lo que abonó la hipótesis de que fueron sorprendidos por una explosión, probablemente generada cuando uno de ellos lanzó combustible para acelerar el fuego.

Sin embargo, en la escena surgieron datos “llamativos” para los abogados que, además, eran amigos de la pareja y conocían sus costumbres. Un elemento que despertó sospechas fue que la pareja llegó a la casa en torno a las 13.00 de un día con 20 ºC de temperatura, abrieron los ventanales de los dormitorios que daban al campo y colgaron mantas en el alambrado cercano.

“¿Si habían ido a limpiar y ventilar la casa, y abrieron los ventanales de los cuartos, para qué encenderían la estufa a primera hora de la tarde de un día templado?”, señaló uno de los abogados.

Aun asumiendo que lo hicieron, surge otra duda. Las ventanas del living tenían postigones con trabas de tornillos por el interior; cerrados, dejaban el living y el comedor totalmente a oscuras. No había luz eléctrica en la casa, ni generador. Tras el incendio, los cierres quedaron en el marco, un indicio de que los postigones estaban cerrados. Entonces, “¿por qué encenderían la estufa de día en la oscuridad?”.

Más dudas: “¿Qué combustible y cuánta cantidad debieron lanzar para que la explosión, no el fuego, los impactara sin darles chance de moverse del lugar, tal como argumenta la Policía? ¿Por qué en la boca y chimenea de la estufa no hay rastros de tizne, y los adornos que estaban encima quedaron allí? Si la explosión fue tan grande, ¿por qué los vidrios se derritieron en lugar de estallar? No explotó ninguna de las tres cocinillas a gas que Mercedes guardaba para cocinar afuera. Es como si ellos fueran la explosión. Claramente, la fuente de combustión estaba en ellos”.

Piden que se evalúe un homicidio por venganza

Se estima que el ambiente debió alcanzar entre 800 y 1.000 ºC, “una temperatura extrema que no se consigue con cualquier acelerante en un breve lapso”. Por eso los abogados lamentan que la escena “no se haya preservado”, que la Policía Técnica no hiciera un tamizaje de las cenizas del entorno, ni pasara un cernidor a nivel del suelo en busca de rastros sobre el tipo y cantidad de envases utilizados u otros indicios que echaran luz sobre lo ocurrido.

Al menos hasta la semana pasada, los dos informes de Bomberos que el jefe de Policía, Erode Ruiz, manejaba a pocos días de la muerte, cuando se reunió con tres abogados amigos del matrimonio –dos de ellos representando a la familia–, no estaban en la carpeta fiscal. Lo que sí había en la carpeta era el seguimiento de una cámara de vigilancia para determinar por dónde pasaron Mercedes y Mario.

“Se ve pasar la camioneta durante unos segundos, pero si alguien los seguía en otro vehículo, tenía que ir pegado para que eso se apreciara en las imágenes”, indicó una de las fuentes. Por eso se pidió ampliar los registros.

Los abogados no se afilian a la hipótesis de robo: dentro de la camioneta, estacionada donde siempre, estaba la cartera de Mercedes con todas sus pertenencias y el celular. No aparecieron las llaves del vehículo, ni la billetera de Mario ni su celular, que pudieron consumirse en el incendio, pero, “como no hubo tamizaje y no se preservó la escena, eso ya no se puede determinar”.

En cambio, creen que el hecho pudo estar relacionado con la actividad profesional del matrimonio. Ambos trabajaban en el ámbito civil, en el marco de litigios que involucran fuertes sumas de dinero. Por eso, los familiares y abogados preservaron las computadoras, las agendas y las carpetas del estudio jurídico que sólo Mario y Mercedes manejaban, y las pusieron a disposición de la investigación con la esperanza de que se avanzara en esa línea. “Pensamos que nos iban a pedir los juicios que llevaban, por lo menos en los últimos cinco meses, pero hasta el momento, no nos han pedido nada”.

Tampoco la fiscal Rosés ha citado personas a declarar. “No ha llamado a nadie ni ha liberado los cuerpos para la familia. Sólo tenemos la información de que pidió levantar los secretos bancarios. Quizás al terminar la feria chica, esta semana, haya alguna novedad”, manifestó una fuente. A los allegados les preocupa que “no movilice la posibilidad de que haya sido un doble homicidio por venganza; que todas estas dudas no parezcan llamar la atención de quienes tienen que investigarlas”. Tanto colegas como familiares que hablaron con la diaria pidieron que, por el momento, no se revelen sus nombres.

Aclararon que su ánimo “no es cuestionar ni decir qué hay que hacer” y que tampoco tienen formación para investigar, pero sí conocimiento de las víctimas y capacidad de análisis. “Queremos aportar para que se despejen las dudas. No excluimos ninguna posibilidad, ni siquiera la del accidente. Dada la situación, ojalá haya sido así, aunque pensamos que es poco probable”, agregaron.