Las revistas especializadas aseguran que Chihuahua, ubicada junto al arroyo El Potrero y a unos 15 minutos de Punta del Este, es una de las 20 mejores playas nudistas del mundo. Es la única playa de Uruguay donde los turistas pueden asolearse y bañarse sin ropa, y fue reconocida como tal hace 24 años, aunque la práctica data de décadas.

Sus magníficas dunas, su entorno agreste, su área boscosa y el arroyo que desemboca en el Río de la Plata no sólo atraen visitantes en la zafra estival. La tranquilidad y la cercanía con las ciudades más importantes del departamento han impulsado, incluso desde antes de la pandemia, la elección de Chihuahua como punto de residencia permanente y es una de las áreas de crecimiento demográfico más fuerte de los últimos años.

En este contexto, la habilitación de dos empresas –Volco Pérez y Eimer Farkas– para extraer arena de la costa preocupa a los habitantes y, en particular, al secretario general de la Unión Vecinal de Punta Ballena, Fernando Niggemeyer, quien se refirió al caso en una columna publicada en la web de la organización vecinal el pasado domingo 30.

Máquinas en zona de fragilidad ecosistémica

En principio, Niggemeyer remarcó que, de acuerdo a las directrices departamentales, el suelo del balneario está categorizado como de “fragilidad ecosistémica, básicamente el área cercana al arroyo El Potrero y su desembocadura”, y que en ese entorno paradisíaco se autorizó tiempo atrás la operación de las citadas areneras.

“Volco Pérez se desarrolla sobre el padrón 3452, dentro de la primera línea de playa, más específicamente dentro de la faja de protección costera y en un área de fragilidad ecosistémica. La empresa concesionaria comenzó a extraer arena en un padrón sobre el que se proyectaba Marina de Punta del Este”, un megaproyecto inmobiliario y náutico que pretendía el desvío de la desembocadura del arroyo El Potrero y que luego fracasó. “Claramente la extracción de arena era funcional al proyecto”, opinó.

Luego mencionó que Eimer Farkas está ubicada en padrones linderos (530 al 543) al arroyo El Potrero, en una zona mucho más cercana al área más construida de Chihuahua, prácticamente al lado de algunos vecinos.

El aumento de la planicie de inundación

“El avance del hombre sobre la costa ha venido complicando la disponibilidad del recurso arena como principal amortiguador del avance del mar sobre la costa. La fijación que hemos venido realizando del suelo, primero con la forestación con especies exóticas en la costa y luego con el desarrollo urbanístico, ha resultado en que este recurso escaso esté menos disponible”, señaló más adelante.

Si a esto se le agrega la extracción de arena en zonas tan cercanas a la costa o en la cuenca de un arroyo como El Potrero, “aumentamos sensiblemente la debilidad de la zona frente a situaciones climatológicas extremas”, apuntó. A su juicio, “seguramente la extracción de arena en Chihuahua ha aumentado la planicie de inundación, por lo que ha aumentado también el riesgo de inundación de algunas zonas, como se puede observar” en la información disponible dentro del Plan de Adaptación a la Zona Costera, conocido como NAP Costas.

Al analizar la conveniencia o no de autorizar la extracción de arena en esa zona, teniendo en cuenta la capacidad de amortiguación de frente a tormentas o inundaciones, o la afectación a la biodiversidad, Niggemeyer plantea varias interrogantes: “¿Qué pasa con la fase operación de la arenera? ¿Alguien evaluó la cantidad de camiones que entran y que salen? ¿Alguien evaluó, cuando autorizó esta actividad económica, los efectos sobre la caminería? ¿Alguien evaluó los efectos sobre el turismo? ¿Se evaluaron los efectos del movimiento continuo de camiones y maquinaria pesada sobre los vecinos?”.

Sobre todas estas preguntas, y especialmente sobre la última, la respuesta es clara: “No. Un ‘No’ grande y en mayúsculas”, enfatizó. Para Niggemeyer, la ausencia de estudios en ese sentido es una muestra de la “falta de sensibilidad de los desarrolladores y del gobierno sobre estos temas”. Puso como ejemplo el caso del proyecto residencial de Punta Ballena, sobre el cual no se previó el impacto de los miles de viajes de camión necesarios para el proceso de extracción de rocas de la obra.

“Nadie ha tomado en cuenta la afectación que eso iba a tener en la vida de los vecinos de Las Grutas mientras durara la obra. Nadie había tomado nota de los distintos reclamos formales que ya existían sobre el efecto en sus viviendas de las explosiones en construcciones anteriores, en su calidad de vida, en su salud mental”, afirmó.

Entre la indiferencia y la falta de empatía

Sin embargo, lo que para la gente de Las Grutas es una posibilidad, para los habitantes de Chihuahua es un hecho. Los vecinos observan con desesperación cómo el incremento del trasiego de camiones provoca vibraciones que agravan las fisuras en las viviendas, además de generar ruidos molestos y arriesgar a las 150 familias radicadas allí. Al principio, la actividad “se toleraba”, pero la generación de infraestructura en el barrio ocasionó un crecimiento poblacional y hay personas que se han enfermado, debido a la impotencia de ver cómo, lentamente, se van averiando sus casas.

A mediados de 2022, la Comisión de Vecinos de Chihuahua realizó una movida para poner el tema en agenda y buscar respuestas. Pero no llegaron. Así que el año pasado los vecinos y el propio Municipio de Maldonado –con jurisdicción en esa zona– volvieron a plantear el daño ocasionado por la extracción de arena y el trasiego de camiones en algunas calles del balneario.

Niggemeyer sostiene que “el calvario” de los vecinos se mantiene con la operativa de diferentes empresas a lo largo de las décadas. “¿Cómo procedemos? ¿A quién recurrimos? No resulta lógico la falta de empatía demostrada”, planteó, para advertir, también, una suerte de indiferencia social ante estos casos. “El vecino, los vecinos, ¿son el otro, los otros? Los vecinos somos nosotros. Esto no es algo que les pasa a los demás, al resto, esto es algo que nos pasa a nosotros, a todos. En pos del desarrollo no vale cualquier cosa”, concluyó.