El Ministerio de Ambiente (MA) abrió la puesta de manifiesto del Informe Ambiental Resumen del proyecto de construcción de 12 viviendas unifamiliares, en régimen de propiedad horizontal, en el fraccionamiento Costa Garzón. La instancia comenzó el 18 de este mes y se enmarca en la solicitud de Autorización Ambiental Previa presentada por Agroland S.A, empresa promotora de esta iniciativa. La población podrá plantear sus observaciones o comentarios por vía digital, o de manera presencial en las oficinas del MA, durante 20 días hábiles.
Según detalla el Informe Ambiental Resumen (IAR) publicado por el Observatorio Ambiental Nacional del MA, el proyecto prevé ocho viviendas en el padrón Nº 1.191 y cuatro en el Nº 1.192, ubicados a una distancia aproximada de 150 metros del límite superior de la ribera en costa de José Ignacio.
Las construcciones serán en dos niveles, “elevadas al menos un metro sobre el nivel del suelo natural”. En el padrón 1.191 se proyecta una superficie total construida de 2.571 metros cuadrados de interiores y 600 metros cuadrados de deck, mientras que en el 1.192 se prevén 1.424 metros cuadrados de interiores y 336 metros cuadrados de deck.
El proyecto inicial aprobado por la Intendencia de Maldonado (IDM) planteaba construir viviendas de 46,20 metros cuadrados de área cubierta por unidad, que se incluyó en la solicitud de autorización ambiental. Sin embargo, la versión modificada prevé una superficie cubierta de 321,37 metros cuadrados, el máximo permitido por la normativa aplicable, según los valores de FOS (Factor de Ocupación del Suelo) y FOT (Factor de Ocupación Total) establecidos por la ordenanza de la construcción en la zona (TONE).
La construcción de las primeras ocho viviendas demandará 56 meses y la de las cuatro restantes, 32 meses; participarán diez trabajadores por unidad, con dos equipos simultáneos, aseguró la empresa. De acuerdo al IAR, en el padrón Nº 1.191 se calculan 3.000 jornales por casa y un costo total estimado por las ocho de 16.240.000 dólares. Para el otro padrón se estiman 3.500 jornales por casa y un costo total estimado por las cuatro viviendas de 8.500.000 dólares.
Por último, el documento señala que no será necesaria la construcción de nueva infraestructura pública adicional, aunque sí mejoras en la caminería de acceso. Afirma, asimismo, que se avanzó en la extensión de las redes de agua potable y saneamiento y en la infraestructura eléctrica del fraccionamiento; solo falta la conexión final de cada servicio a cada lote.
También se instalará un sistema de gestión de aguas pluviales interno por cañerías enterradas a “una profundidad mínima de 40 cm” y cámaras de captación con piso filtrante en cada vivienda, “sin canalizaciones a cielo abierto”.
Posibles efectos ambientales y medidas de mitigación
Según el IAR, los impactos ambientales del proyecto serán de “magnitud baja a media y de extensión acotada”. Se presentarán principalmente en la etapa de construcción de las viviendas -que incluye cimentación, estructura, terminaciones, instalaciones eléctricas y sanitarias-.
Además, entre los posibles efectos figuran “la alteración de la escorrentía superficial; afectaciones a la cubierta vegetal; aumento temporal de material particulado, gases y niveles de presión sonora; tránsito inducido por las obras; afectación de la calidad visual de la zona”. En la etapa de operación, los impactos se vincularán con la generación de residuos sólidos domésticos derivados del uso cotidiano de residentes.
Para mitigar estos efectos, se proponen diversas medidas: trabajar únicamente en horario diurno para ruidos molestos, aplicarán riegos periódicos en áreas de trabajo y circulación interna de maquinaria para minimizar el levantamiento de polvo, y realizar mantenimiento de maquinarias para “limitar emisiones de gases de combustión”.
Para proteger el suelo y la cubierta vegetal se priorizará “la conservación de la vegetación fuera del área de implantación, realizando remoción únicamente en las zonas estrictamente necesarias”, y se revegetarán los sectores intervenidos con especies nativas. En tanto, para evitar el tránsito inducido por las obras, se utilizará el acceso único establecido y “la circulación interna será por un camino lateral paralelo a la Ruta 10, evitando maniobras innecesarias sobre esta ruta”.
Para evitar la afectación a la calidad visual de la zona, la empresa asegura que se aplicará un plan de paisajismo con especies nativas propias de dunas y matorral espinoso psamófilo. En áreas protegidas por acacias exóticas existentes, “se incorporarán especies como dodonea viscosa y colletia paradoxa (espina de la cruz)”; esta última sirve para “fijar nitrógeno y modificar el suelo arenoso” y, facilitará luego, “la implantación de especies propias del matorral psamófilo”.