En el marco del Día de la Resistencia Indígena que se realizó en oposición a la conmemoración de la llegada de los españoles a América, tuvieron lugar en Bolivia este martes masivas manifestaciones en las principales ciudades del país.
En los actos además se reivindicó a la wiphala, la bandera emblemática de los pueblos originarios, que había sido bajada el 24 de setiembre durante un evento oficial en la ciudad de Santa Cruz –un feudo de la oposición al Movimiento Al Socialismo– luego de que fuera izada por el vicepresidente David Choquehuanca.
El mandatario boliviano Luis Arce participó en el acto celebrado en la ciudad de Cochabamba, donde advirtió con hacer respetar a su gobierno en las calles si la oposición no respeta la decisión tomada en las urnas por la mayoría de la población boliviana.
“Tenemos un pueblo que va a hacer respetar su voto popular en las calles; si no quieren respetar en las urnas, nos vamos a hacer respetar en las calles, hermanos y hermanas”, expresó Arce, informó el diario paceño La Razón.
El mandatario dijo esto un día después del paro cívico en contra del proyecto de ley contra ganancias ilícitas y horas después de que el presidente del Comité pro Santa Cruz, Rómulo Calvo, lo llamara “déspota”. Arce agregó que “nuevamente el fascismo”, que no pudo ganar en las urnas, quiere lograr sus objetivos “a través de grupos mafiosos y criminales”.
“Pero hoy les vamos a decir a todos ellos que esto no lo vamos a permitir”, remarcó mientras sus seguidores gritaban “no tenemos miedo, no tenemos miedo”.
Además, según el presidente, durante el paro cívico del lunes, “el pueblo boliviano decidió trabajar en los nueve departamentos” del país porque “empieza a sentir los resultados de tener un gobierno del pueblo para el pueblo” con la mejora de la economía, la salud y la educación.
“Nosotros mostramos resultados en poco tiempo del gobierno y la derecha ineficiente, irresponsable e incapaz, no tiene nada que mostrar, por eso recurre a los paros”, añadió Arce, quien pidió también justicia por los muertos en la crisis de 2019 y la unidad de todas las organizaciones “para vencer a la derecha golpista”, porque –a su criterio– “hay intentos de fracciones que quieren dividir y que están haciendo el juego a la derecha”.
El denominado wiphalazo fue convocado por distintas organizaciones sociales, precisamente, en desagravio a la bandera multicolor indígena, que es reconocida en la Constitución como uno de los símbolos patrios de Bolivia desde 2008.