Una nueva caravana de cientos de migrantes partió de América Central hacia Estados Unidos, aunque no todos sus integrantes van a llegar juntos a ese destino. Esta vez, poco después de partir de Honduras la caravana se disgregó en grupos en Guatemala, donde fue recibida con funcionarios de seguridad y controles fronterizos y sanitarios.

Esta caravana, la primera de 2022, partió de San Pedro Sula formada por más de 800 personas que dejaron sus países por falta de empleo y seguridad. Algunas, además, sufrieron el impacto de desastres naturales como inundaciones o sequías.

La mayoría son hondureños y nicaragüenses, pero también hay haitianos, venezolanos y africanos que hacen este camino en busca de un lugar mejor para vivir. Hombres y mujeres de distintas edades, algunos con sus hijos, comenzaron a marchar con algunas pocas pertenencias en bolsos y mochilas, pese al peligro que implica el trayecto y a que, según las experiencias anteriores, muchos no lograrán salir de México.

La mayoría cruzó a Guatemala por Corinto, pero, según informó la agencia Efe, muchos otros optaron por evitar ese puesto fronterizo, donde los esperaban funcionarios de la Policía y del Instituto Nacional de Migración. Allí la Policía impidió el paso porque, según argumentó, estaban entrando “de manera irregular” al país. A algunos les faltaban documentos, a otros, el certificado de vacunación de covid-19, y algunos niños no tenían pasaporte. Tras esto, grupos de migrantes se dirigieron hacia la aduana de Agua Caliente y otros, hacia diferentes pasos fronterizos.

Hasta Corinto, algunos habían llegado a pie; otros, en ómnibus o en autos que los trasladaron para ayudarlos. Algunos habían salido de Honduras en la madrugada y otros poco después, caminando bajo el sol por la carretera.

“Háganlo por humanidad, hemos caminado muchas horas [...] para que nos digan que no podemos pasar, es la primera vez que estamos intentando salir del país, porque ya no podemos vivir aquí”, les pidió una inmigrante hondureña a los policías, según la crónica de Efe. “Si tuviéramos dinero seguro que ya hubiéramos pasado, pero como somos pobres nos detienen. No podemos tener un pasaporte”, dijo otra integrante del grupo.

“Vamos sin recursos prácticamente. Al gobierno guatemalteco, si lo está viendo, [le pedimos] que por favor nos deje pasar; no deseamos estar estorbando en ninguno de esos países, deseamos seguir nuestra caminata”, dijo a AFP un migrante nicaragüense que se identificó como Ovaldo. Viajaba con su familia, pese a ser consciente de que “es un camino bien duro”.

Las fotos de distintas agencias mostraban largas filas de personas, algunas con niños chicos en sus brazos, esperando en la frontera o caminando bajo el sol. “No hay trabajo [...]. Por eso la gente se va en esta caravana”, dijo Pablo Méndez, un hondureño que viajaba con su hija de dos años.

Para muchos, el camino en esta caravana terminó este domingo: unas 300 personas fueron detenidas por las autoridades guatemaltecas después de algunos enfrentamientos con los funcionarios que custodiaban la frontera. Algunos integrantes de la caravana tiraron objetos a los policías y militares que estaban apostados en la frontera. Según las autoridades, unos 15 funcionarios de las fuerzas de seguridad sufrieron heridas leves por el impacto de palos o piedras. De acuerdo con el diario The San Diego Union-Tribune, los policías, con equipos antimotines, respondieron con gases lacrimógenos a los migrantes.

“La gente está siendo devuelta, todo en orden, humanamente [...]. Estamos protegiendo nuestras fronteras, estamos protegiendo la salud de todos los guatemaltecos”, afirmó el director general del Instituto de Migración, Carlos Emilio Morales, según informó France 24.

Algunos migrantes lograron entrar por la zona de Corinto, pero muchos fueron detenidos cuando avanzaban por allí, según informó en una conferencia de prensa el gobierno de Guatemala, que se había preparado para recibir esta caravana e impedir su paso.

Hace un año, otra caravana masiva de migrantes comenzó su marcha con 9.000 personas, en su mayoría hondureños, que fueron devueltos en la frontera de Guatemala, recordó Efe. Sin embargo, 3.000 migrantes lograron seguir su camino por ese país y llegar hasta México en pequeños grupos. De acuerdo con la agencia, todos los años unas 500.000 personas intentan entrar sin papeles a Estados Unidos.