Mientras varios países instaron a sus ciudadanos a abandonar Ucrania ante la posibilidad de una invasión rusa al país y algunas naciones adoptaron la medida de retirar a su personal diplomático de Kiev, prosiguen las conversaciones entre las partes para lograr llegar a una salida negociada del conflicto que desde hace semanas centra la atención mundial.
Ayer el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, dialogó con el presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, y le remarcó que él y su gobierno están a favor de una solución diplomática a la crisis y que el país no cederá ante las provocaciones rusas. “Estamos a favor de una solución política y diplomática del conflicto”, expresó Zelenski a Michel, según un comunicado de su oficina que fue reseñado por agencias internacionales.
Plenamente consciente de que tiene todo para perder y muy poco para ganar en caso de que se desencadene una guerra a gran escala en su territorio, el presidente de Ucrania le manifestó a Michel que tiene claro “todos los riesgos” que implica la amenaza de un ataque por el despliegue de más de 100.000 soldados rusos en la frontera con Ucrania y que “está preparado ante cualquier escenario”, pero insistió en un punto que en las últimas semanas manejaron tanto él como otros altos funcionarios del país: Ucrania vive en estado de guerra desde 2014, cuando Rusia se anexionó la península de Crimea y comenzó el conflicto armado en el este del país entre los separatistas apoyados por Moscú y el Ejército ucraniano. Desde ese momento, fuerzas prorrusas establecieron repúblicas independientes en las provincias de Donetsk y Lugansk, situación que se mantiene sin cambios hasta ahora.
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Zelenski dijo que en este momento “el peor enemigo es el pánico” que pueden generar las advertencias de Occidente, especialmente de Estados Unidos, sobre una inminente invasión por parte de las fuerzas de Moscú.
A este punto se refirió el presidente ruso, Vladimir Putin, durante el diálogo telefónico que mantuvo con su par estadounidense, Joe Biden, el sábado. Según manifestó el asesor presidencial ruso Yuri Ushakov, Putin le hizo saber a Biden que no entiende por qué Estados Unidos les brinda a los medios de comunicación información deliberadamente falsa sobre los supuestos planes rusos de invadir Ucrania.
El Kremlin afirma que los movimientos de sus tropas se están realizando dentro de su territorio y desmintió en numerosas ocasiones los planes sugeridos por medios occidentales de que una invasión a Ucrania puede ocurrir en cualquier momento.
Por su parte, en el diálogo que tuvieron, Biden le reiteró a Putin, una vez más, las “severas sanciones” que recaerían sobre la economía del país y sobre funcionarios concretos en caso de que las tropas rusas ingresen en territorio ucraniano.
Una guerra en Europa no es algo que muchos deseen.
Seguramente uno de los países menos interesados en que esto ocurra es Alemania, país que por razones históricas tiene un Ejército minúsculo respecto de su población, pero que además es la mayor potencia económica del continente y a la vez tiene fuertes lazos comerciales con Rusia, uno de los más importantes vinculado al sector energético. Criticado dentro de su país por estar teniendo un perfil demasiado bajo en estos momentos, el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, llegará hoy a Kiev, donde mantendrá un encuentro con el presidente ucraniano, y un día más tarde se dirigirá a Moscú para encontrarse con Putin.
Según estiman algunos analistas, las alternativas que puede presentar el líder alemán a su par ruso son limitadas. El Kremlin está exigiendo “garantías de seguridad” por parte de las potencias occidentales y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Tras la reconfiguración del mapa europeo luego de la desintegración de la Unión Soviética, las potencias occidentales, con la OTAN como punta de lanza, alcanzaron a muchos expaíses socialistas que ahora integran el bloque (Polonia, Hungría, Rumania y República Checa, entre otros) y también a exrepúblicas soviéticas (Estonia, Letonia y Lituania).
Desde hace más de dos décadas el gobierno ruso entiende que su seguridad está amenazada por este avance, pero un retroceso del otro lado no parece ser una alternativa viable. La última frontera en esta lucha geopolítica es Ucrania, parte de cuyo territorio los rusos consideran propio.
Fuentes del gobierno alemán dijeron que Scholz le ofrecería a Putin establecer un diálogo más directo y buscaría profundizar sobre las demandas rusas. El periódico germano Die Welt informó que el canciller apostaría por asegurarle a Putin que la perspectiva de que Ucrania se una a la OTAN por el momento no es viable, ya que una de las exigencias rusas es que su vecino no se integre a la alianza atlántica.
Paralelamente, ayer el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo que “sigue abierto un camino diplomático” para poner fin a la “crisis” entre Moscú y Kiev. De acuerdo a lo que informó el diario estadounidense The Hill, en una conferencia de prensa en Honolulu, la capital de Hawái, Blinken dijo que habló telefónicamente con el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, y ambos llegaron a la conclusión de que la situación actual entre Moscú y Kiev podría abordarse por medios diplomáticos.
“Hablé por teléfono anoche con el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Lavrov, y le planteé nuestras serias preocupaciones de que Moscú podría estar considerando lanzar un ataque militar contra Ucrania en los próximos días”, dijo Blinken durante la conferencia de prensa.
El jerarca de la administración de Biden agregó que, tal como lo había hecho el presidente en su conversación con Putin, “dejó claro que existe un camino diplomático para resolver esta crisis. Ese camino diplomático permanece abierto”, agregó.