En un mensaje emitido en la noche de ayer por la televisión ucraniana, el mandatario del país, Volodomir Zelenski, informó que tras el primer día de enfrentamientos con las fuerzas rusas al menos 137 ciudadanos ucranianos murieron y 316 resultaron heridos.
En su discurso el mandatario de 44 años no ocultó su desilusión luego de haber hablado durante el día con varios líderes de potencias occidentales. “No veo a nadie” dispuesto para luchar junto a Ucrania, dijo Zelenski, quien expresó también que tiene la información de que hay “saboteadores rusos” en Kiev y que él es el principal objetivo de estos agentes de Moscú.
En el marco del comienzo de la guerra con su poderoso vecino, el jefe de Estado ucraniano decretó la movilización militar por 90 días de todos los hombres de entre 18 y 60 años, a quienes además, en este contexto, se les prohibió la salida del país. El mandatario ordenó al Estado Mayor de las Fuerzas Armadas determinar el número de ciudadanos obligados a cumplir con servicio militar y de reservistas.
Unas horas antes, al referirse a la incursión de las tropas de su país en Ucrania, el presidente ruso, Vladimir Putin, comentó que antes de esto “se crearon tantos riesgos en el aspecto de seguridad que era imposible reaccionar con otras medidas”. “Lo más importante es que sea claro que lo que pasa [en Ucrania] es una medida a la que nos vimos obligados. Simplemente no nos dejaron la opción de actuar de otra manera”, dijo.
Al mismo tiempo, el presidente ruso señaló que está, “francamente, sorprendido”, al referirse a la falta de progreso en las consultas sobre las garantías de seguridad en Europa solicitadas por Moscú hace muchas semanas a Estados Unidos y también a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). “No avanzaron ni un milímetro en lo que respecta a una sola cuestión”, destacó en declaraciones recogidas por el portal ruso RT.
Inicialmente anunciada como una intervención para defender a la población civil de las repúblicas prorrusas de Donetsk y Lugansk a pedido de las autoridades de estos países recientemente reconocidos oficialmente por Moscú, según el Kremlin la incursión, a la que define como “operación militar” y no como invasión, tiene como objetivo menguar la capacidad militar de Ucrania. En ese sentido, el Ministerio de Defensa ruso informó que en el correr del jueves destruyó 74 instalaciones militares ucranianas.
Los proyectiles de alta precisión destruyeron, entre otros objetivos, 11 bases aéreas, tres centros de mando, una base naval y ocho radares de sistemas antiaéreos, según la información del ministerio reproducida por el portal ruso de noticias Sputnik. Por su parte, voceros de las Fuerzas Armadas de Ucrania informaron que entre las instalaciones bombardeadas estaba el aeropuerto internacional de Boryspil, el más importante del país, y también fueron blanco de los ataques rusos cuarteles y almacenes militares en varias ciudades, entre las que se encuentran Kiev, Dnipro, Járkov, Mariupol, sobre el Mar de Azov, y Odesa, en la costa del Mar Negro.
Además, se informó que luego de varias horas de combate los rusos tomaron la célebre planta nuclear de Chernóbil.
Según informó la BBC, en base a fuentes oficiales ucranianas, lejos de limitarse a actuar en la región del Donbás, tropas y vehículos militares rusos ingresaron al país por la frontera de Járkov, en el norte, por Crimea desde el sur y también desde Bielorrusia.
En las últimas horas del día, fuerzas rusas y ucranianas luchaban por el control del aeropuerto militar de Gostomel, el punto más cercano a Kiev al que las tropas de Moscú habían llegado.
De acuerdo a lo que expresó durante una conferencia de prensa el vocero del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, la mayor resistencia en los territorios donde se estaban registrando combates la estaban presentando “grupos armados nacionalistas”. Mientras tanto, los integrantes de las Fuerzas Armadas de Ucrania “tratan de eludir enfrentamientos y acuerdan corredores para la salida sin armas de la zona de operación”. Uno de los blancos de las fuerzas rusas son las milicias ucranianas nacionalistas de extrema derecha, algo que Putin dejó claro cuando, al anunciar la entrada de sus tropas en el país vecino, dijo que, además de desmilitarizar, había que “desnazificar” Ucrania.
Si bien en el mensaje en el que comunicó el comienzo de las operaciones de las tropas rusas en Ucrania el presidente ruso dijo que la población civil nada tenía que temer porque sus objetivos eran militares, el caos se apoderó de una parte de la población local.
Como el espacio aéreo del país está cerrado para los vuelos comerciales, las calles de Kiev y otras ciudades ucranianas se llenaron de autos en dirección al oeste del país y en algunos casos a naciones vecinas como Polonia y Moldavia, principalmente. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estimó en 100.000 las personas en esta situación.
Mientras esto sucedía en Ucrania, desde el exterior se multiplicaron los mensajes de rechazo a la invasión rusa. Desde la Casa Blanca el presidente estadounidense, Joe Biden, expresó que “Putin eligió esta guerra”, manifestó su apoyo “al valiente pueblo ucraniano” y enumeró las sanciones “devastadoras” que recaerán sobre Rusia.
En principio, Biden dijo que las sanciones se volcarán sobre el sector financiero, a la exportación de tecnología que pueda ser usada en los sectores de defensa, aeroespacial y naval, y a algunas personalidades del gobierno de Putin. De todas maneras, en principio se decidió no expulsar a Rusia del sistema internacional de pagos Swift, lo que supondría sacar a ese país del sistema financiero internacional, según informó el diario español El Mundo.
Las sanciones tampoco alcanzarán al sector energético, que supone 30% del producto interno bruto de Rusia, 50% de los ingresos del Estado y 60% de sus exportaciones. Biden dijo también que Estados Unidos y sus aliados también liberarán parte de sus reservas estratégicas de petróleo para compensar el repunte del precio mundial de esa materia prima experimentado tras el inicio de la guerra.
En el terreno militar, Estados Unidos movilizará sus tropas apostadas en Europa hacia los países más cercanos a Rusia y a Ucrania que integran la OTAN, pero descartó enfáticamente su intervención directa en el conflicto bélico.