Este jueves se realizará la segunda reunión directa entre representantes rusos y ucranianos con el objetivo de lograr un cese de las hostilidades.

El lugar del encuentro será en una instalación situada dentro del parque Belovezhskaya Pushcha, una zona boscosa declarada parque nacional ubicada en la provincia bielorrusa de Brest, muy cerca de la frontera con Polonia.

“Estamos preparados para negociaciones, estamos abiertos para la diplomacia, pero de ninguna manera estamos preparados para aceptar los ultimátum rusos”, dijo el ministro de Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, respecto de este nuevo encuentro entre las partes, informó la agencia Efe.

Desde el Kremlin se pretende que para detener el ataque contra Ucrania se respeten ‒según expresó el presidente Vladimir Putin el lunes, tras el primer encuentro entre los negociadores‒ los “legítimos intereses de Rusia en materia de seguridad, incluyendo su soberanía sobre Crimea”, así como la “desmilitarización y desnazificación” de Ucrania y un estatus neutral de ese país con respecto a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Este proceso de “desnazificación” al que hizo referencia el mandatario ruso parece no tener mayor asidero.

Si bien efectivamente operan en el país milicias nacionalistas ultraderechistas, estas no son numerosas, y el sentimiento general de los ucranianos parece ir notoriamente por otro lado. Un dato que refleja esta percepción es que en la segunda vuelta de las elecciones de 2019 más de 74% de los ciudadanos, en su gran mayoría cristianos ortodoxos, apoyaron al actual mandatario, Volodímir Zelenski, quien es judío. Eso no parece hablar de una sociedad proclive al extremismo, ni de un país gobernado por “una banda de neonazis y drogadictos”, tal como calificó Putin al entorno del mandatario ucraniano la semana pasada, cuando instó públicamente a las Fuerzas Armadas del país a dar un golpe de Estado.

Foto del artículo 'Este jueves las delegaciones rusas y ucranianas se reunirán por segunda vez buscando acercar posiciones'

En varios frentes

El ataque ruso sobre Ucrania prosiguió este miércoles con numerosos bombardeos que alcanzaron varios puntos de Kiev.

La capital y ciudad más importante del país, donde viven aproximadamente tres millones de habitantes, es el principal objetivo de los mandos de Moscú, que intensificaron el asedio, luego de que el martes imágenes satelitales detectaran un larguísimo convoy de más de 60 kilómetros de extensión en el que las fuerzas invasoras transportaban numerosos armamentos destinados a asfixiar la resistencia de los locales.

Pero, además de Kiev, hay muchas ciudades ucranianas bajo la artillería rusa. Una de ellas es Járkov, la segunda localidad más importante del país, muy cercana a la frontera con Rusia y habitada mayoritariamente por población rusoparlante, que nuevamente fue blanco de numerosos bombardeos, además de la llegada de tropas que están combatiendo en las calles.

En la zona del Donbás, en el este de Ucrania, los ejércitos de las repúblicas de Lugansk y Donetsk continúan sus avances apoyados por las fuerzas rusas, y sobre la costa las tropas de Moscú también están empezando a tomar el control de algunas ciudades importantes.

El avance hacia el sur intenta dejar a Ucrania sin salida al mar, ya que, si los rusos logran tomar toda la costa, el país quedaría sin acceso al Mar de Azov y al Mar Negro.

La ciudad de Mariúpol, uno de los puertos más importantes de Ucrania, situada sobre el Mar de Azov, está siendo sitiada, y la ciudad de Jersón, ubicada un poco más al oeste, sobre el Mar Negro y al lado de río Dniéper, fue tomada por los rusos ‒hecho que fue confirmado por el alcalde de la ciudad, Igor Kolykhaev‒. Si bien en la mañana el jerarca había dicho que la ciudad aún no había caído en manos enemigas, poco después lo reconoció. “Aquí no hay ejército ucraniano [...] La ciudad está rodeada”, manifestó, según consignaron medios locales.

Este avance ruso por el sur hace prever que el próximo gran objetivo será la ciudad de Odesa, donde está el puerto más grande de Ucrania, también situado en las costas del Mar Negro.

Amenaza nuclear y números cruzados

Temprano en la mañana de este miércoles, el ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, justificó la intervención de las tropas rusas en el país vecino y declaró que uno de los objetivos de esta operación es impedir que “Ucrania obtenga armas nucleares”.

“Ucrania aún posee tecnología nuclear soviética y los medios para lograr esas armas”, resaltó el alto funcionario del Kremlin. Haciendo referencia al duro discurso que el presidente estadounidense, Joe Biden, brindó en la noche del martes, en el que anunció más sanciones económicas contra el Estado, entidades bancarias y empresas rusas, Lavrov dijo que su país está “listo” para afrontarlas, pero a la vez remarcó que esta es la única alternativa que tanto Estados Unidos como la Unión Europea tienen, ya que otra salida sería una guerra directa. “Una tercera guerra mundial sería nuclear y destructiva. El presidente Biden es un hombre con experiencia”, por lo que sabe que “la única alternativa a la guerra son las sanciones”, expresó Lavrov.

Por otra parte, este miércoles las autoridades rusas dieron las cifras de bajas de sus tropas desde que comenzó lo que el Kremlin denomina eufemísticamente “operación militar especial” sobre Ucrania.

De acuerdo a las fuentes militares rusas citadas por la cadena RT, los soldados muertos desde el inicio del enfrentamiento bélico son 498 y los heridos 1.597. Las mismas fuentes dijeron que las bajas ucranianas son más de 2.870, los heridos 3.700, además de 572 militares que fueron capturados. Los números contrastan fuertemente con los dados a conocer por los ucranianos. Oleksiy Arestovich, uno de los asesores militares del presidente Zelenski, dijo que desde el comienzo de la invasión los soldados rusos muertos son aproximadamente 7.000, y agregó que además centenares fueron hechos prisioneros, entre ellos varios altos oficiales.

La oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, en tanto, informó que hasta la medianoche del 1º de marzo había confirmado la muerte de 227 civiles, mientras que 525 habían resultado heridos desde el comienzo de la invasión rusa, el 24 de febrero.

“La mayoría de estas víctimas fueron causadas por el uso de armas explosivas con una amplia área de impacto, incluyendo bombardeos de artillería pesada y sistemas de cohetes y ataques aéreos”, expresó en un comunicado la dependencia de la ONU, según consignó la agencia Reuters.

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos dijo que creía que el número real de víctimas era “considerablemente mayor”, especialmente en el territorio controlado por el gobierno en los últimos días, debido a los retrasos en las informaciones desde algunas zonas donde hay intensas hostilidades.

Precisamente, sobre este punto el Servicio de Emergencias de Ucrania aseguró que desde el comienzo de la invasión rusa las muertes de civiles sobrepasan las 2.000, de acuerdo a lo que consignó el portal Europa Press.

Otra situación dramática es la de quienes están escapando todos los días desde Ucrania hacia otros países. De acuerdo a la última actualización del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, las personas en esta situación son ya más de 870.000.