La ofensiva rusa sobre territorio ucraniano ya superó las tres semanas y por el momento no resulta fácil ver una salida al conflicto, a pesar de que hay negociaciones entre las partes todos los días.

Este jueves nuevos bombardeos alcanzaron a la capital, Kiev, donde se reportó la muerte de una persona, pero la acción más sangrienta del día tuvo lugar en la localidad de Merefa, en la región de Járkov, donde un ataque aéreo contra una escuela y un centro comunitario costó la vida de 20 personas e hirió a otras 25 que allí se encontraban refugiadas.

Mientras Estados Unidos y Reino Unido acusaron al gobierno de Vladimir Putin de estar cometiendo “crímenes de guerra”, los contactos entre las delegaciones negociadoras rusa y ucraniana continuaron en el formato de videoconferencia.

Dentro de un marco de gran hermetismo, ambas partes coinciden en que sus posiciones son todavía muy distantes como para pensar en un acuerdo.

De acuerdo a lo que informó la agencia Reuters, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que su delegación está “haciendo un esfuerzo colosal” pero que todavía no se ha llegado a un acuerdo concreto. Por su parte, el asesor presidencial ucraniano, Mijaíl Podoliak, escribió en su cuenta de Twitter que las negociaciones estaban siendo complicadas. “Las posiciones de ambas partes son lejanas. Para nosotros, hay ciertos temas fundamentales que son inviolables”, expresó. Autoridades ucranianas manifestaron en los últimos días que están dispuestas a negociar, pero no a rendirse ni a aceptar ultimátums de Moscú. Putin, mientras tanto, no mostró señales de querer ceder en las negociaciones, a pesar de que las sanciones occidentales están dañando la economía de su país.

Si bien la guerra la están padeciendo en gran medida los millones de civiles ucranianos, las cosas no parecen ir tan bien para los rusos. Según fuentes de la inteligencia estadounidense a las que accedió The New York Times, más de 7.000 soldados rusos murieron desde que comenzó la invasión a Ucrania. Desde el Kremlin no se suele informar de bajas en el Ejército propio. Sólo se lo hizo en una ocasión, hace dos semanas, y se reportaron 500 bajas.

Pero el comando de guerra ruso sigue enviando tropas hacia Ucrania, lo cual hace pensar que el conflicto puede prolongarse.

En este sentido el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, el español Josep Borrell, remarcó este jueves que “no hay que provocar ni participar ni dar ninguna excusa a Vladimir Putin para que empiece la tercera guerra mundial”. Por eso ha rechazado de nuevo la zona de exclusión aérea sobre Ucrania, que implicaría derribar aviones rusos y entrar en guerra con Rusia, explicó Borrell. Sus dichos, recogidos por El País de Madrid, fueron emitidos desde Sarajevo, la capital bosnia, y fueron difundidos en un video en un acto organizado por el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), sector político al que pertenece Borrell.

El jefe de la diplomacia europea manifestó su rechazó a que el Ejército ruso siga bombardeando Kiev y comparó esta acción militar con otras impulsadas anteriormente desde Moscú. “Quieren convertir a Ucrania en la Siria de Europa. Lo que les puede pasar a las ciudades ucranianas es lo que ya hemos visto antes en Siria, en Alepo, y antes en Grozni, en Chechenia”, expresó Borrell.

La palabra china y cruces en la ONU

La Casa Blanca anunció que el presidente estadounidense, Joe Biden, conversará este viernes con su homólogo chino, Xi Jinping, en el que será el primer diálogo entre los líderes desde que comenzó la invasión rusa a Ucrania. Además de abordar temas concernientes a la agenda bilateral de ambos países, trascendió que Biden le trasladará a Xi su preocupación por una eventual colaboración militar china con Rusia, algo que afectaría las relaciones entre el país asiático y las potencias occidentales.

La intención de Biden es también pedirle al mandatario chino que interceda ante Moscú para evitar que la guerra prosiga.

La posición de Pekín es bastante clara. Si bien China es un aliado de Rusia, ha sido extremadamente cauta en sus expresiones respecto de esta acción bélica impulsada por Putin, y parece claro que no quiere incentivar una guerra que le es ajena y que, además, puede implicar perjuicios para su pujante economía y también para su imagen en el mundo.

Un ámbito en el que se están dando fuertes debates todos los días es el de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Este jueves la subsecretaria general de la entidad, la estadounidense Rosemary Di Carlo, pidió una investigación sobre las bajas civiles en Ucrania y la destrucción de cientos de edificios residenciales, escuelas, hospitales y otra infraestructura civil, y pidió que los responsables rindan cuentas por ello.

Según informó la agencia AP, Di Carlo dijo en la reunión del Consejo de Seguridad que “el derecho internacional humanitario es muy claro” al prohibir los ataques directos contra civiles en operaciones militares y garantizar su protección. De acuerdo a las cifras oficiales de la ONU, el total de muertos civiles desde que comenzó la invasión rusa es de 726 personas muertas, incluidos 52 niños, y los heridos son algo más de 1.100, aunque desde el organismo se reconoce que el número real probablemente sea mucho mayor.

También en el ámbito de la ONU, el representante permanente ruso ante la entidad, Vasili Nebenzia, condenó durante la sesión del Consejo de Seguridad que Estados Unidos y otros países occidentales “echen leña al fuego” del conflicto con nuevos suministros de armas a Kiev, y aseguró que con ello “están poniendo en riesgo su propia seguridad”.

Hablando sobre la ciudad de Mariúpol, la más golpeada desde que comenzó el conflicto, el representante ruso dijo que los radicales ucranianos se aferran tanto a esa localidad porque “esconde muchas pruebas de sus delitos”. “Por eso están dispuestos a arrastrar a la tumba a toda la población de Mariúpol”, dijo Nebenzia.

El representante ruso enfatizó que los radicales ultraderechistas “ahogaron la ciudad en sangre” al convertirla en “una especie de baluarte de los batallones nazis voluntarios” sobre todo Azov y Pravy Séctor (Sector Derecho), dos organizaciones reconocidas internacionalmente por su extremismo, muy activas en la región del Donbás.