Llegando al día 100 desde que comenzó la invasión rusa a Ucrania, la situación en el terreno sigue siendo extremadamente complicada para el gobierno que lidera Volodímir Zelenski, que está viendo cómo el avance de las tropas de Moscú prosigue y que pese a los persistentes pedidos de armamento la realidad indica que Moscú sigue adelante con lo que internamente denomina “operación militar especial”.
El propio mandatario ucraniano reconoció este jueves lo complejo de la realidad de su país durante un mensaje que dirigió al Parlamento de Luxemburgo. Las fuerzas rusas ocupan actualmente “alrededor de 20%” del territorio ucraniano, es decir unos 125.000 kilómetros cuadrados, que incluyen la anexada península de Crimea y el territorio controlado por los separatistas prorrusos desde 2014, informó Zelenski a los legisladores luxemburgueses.
Según consignó la agencia de noticias AFP, el presidente ucraniano recordó que antes del inicio de la guerra, el 24 de febrero, las fuerzas rusas controlaban unos 43.000 kilómetros cuadrados en Ucrania, que comprendían la península de Crimea y las repúblicas separatistas prorrusas de Donetsk y Lugansk, que ocupan un tercio de la región minera del Donbás, en el este ucraniano.
En su discurso, Zelenski alentó a la Unión Europea (UE) a avanzar hacia un nuevo paquete de sanciones contra Moscú después del veto a 90% del petróleo ruso aprobado esta semana, y además reiteró el pedido de armamento a los países occidentales.
Este jueves los bombardeos rusos prosiguieron en diferentes puntos de las regiones de Donetsk y Lugansk, donde aún persisten algunos focos de resistencia de fuerzas ucranianas.
Otro tema vinculado a la guerra que está tomando cada vez más relevancia es la cuestión de las toneladas de cereales ucranianos que Moscú tiene retenidos, sin poder ser exportados. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) está teniendo un papel activo para destrabar esta cuestión y en este sentido el secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios de la Organización de la entidad, el británico Martin Griffiths, está en Moscú para discutir la posibilidad de permitir las exportaciones de cereales y otros alimentos desde los puertos ucranianos del mar Negro, comunicó un portavoz de la ONU.
Griffiths se reuniría con funcionarios rusos días después de que otra alta funcionaria de la ONU, la exvicepresidenta costarricense Rebecca Grynspan, mantuviera conversaciones “constructivas” con el vice primer ministro ruso, Andrei Belousov, sobre la aceleración de las exportaciones rusas de cereales y también de fertilizantes.
De acuerdo a lo que informó Al Jazeera, el secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, está tratando de negociar lo que él llama un “acuerdo global” para reanudar las exportaciones de alimentos de Ucrania y las exportaciones de alimentos y fertilizantes de Rusia, que se vieron interrumpidas por la guerra.
Según informó Reuters, el Ministerio de Defensa de Rusia aseguró que los buques que transportan granos podrán salir de los puertos de Ucrania a través del mar Negro. Desde Moscú se informó que en los próximos días se establecerán “corredores humanitarios” y que Rusia está lista para garantizar su seguridad, según recogió la agencia de noticias Interfax. Hasta el comienzo de la guerra, Ucrania exportaba un promedio anual de 18 millones de toneladas de trigo, 24 millones de toneladas de maíz y casi cinco millones de cebada, según cifras del International Grains Council, una organización que promueve la estabilidad del mercado mundial de granos. La brusca interrupción de las exportaciones ucranianas, bloqueadas por Rusia durante la guerra, está poniendo en peligro la estabilidad de ese mercado y la seguridad alimentaria de buena parte del planeta, sobre todo de países africanos, altamente dependientes de los cereales ucranianos.
En otro orden, este jueves reapareció la excanciller alemana Angela Merkel, que realizó su primer discurso desde que dejó el cargo, a fines del año pasado. En un acto en Berlín, en el que habló ante un auditorio integrado por sindicalistas de varios rubros, la exestadista germana condenó la agresión rusa a Ucrania a la que definió como “una guerra bárbara de agresión” que significó un “punto de inflexión de gran alcance”. “Mi solidaridad está con Ucrania, que ha sido atacada por Rusia”, afirmó la exdirigente demócrata cristiana, que dijo que no tenía dudas sobre que Ucrania tiene que defenderse ante la agresión que está sufriendo.
Según informó The Guardian, durante su discurso Merkel no respondió a las críticas que recibió desde el comienzo de la invasión sobre su propio papel mientras estaba en el gobierno para establecer el ahora desaparecido gasoducto Nord Stream II, reforzar la dependencia de Alemania de la energía rusa o por no reconocer el alcance de las ambiciones del presidente ruso Vladimir Putin.