El papa Francisco inició una visita a Canadá que calificó como un viaje de “penitencia” por los abusos cometidos por la iglesia católica contra los pueblos originarios de ese país. Según la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, funcionaron en Canadá 139 escuelas instaladas por el Estado y administradas en su mayoría por la iglesia católica, en las que fueron recluidos unos 150.000 niños indígenas.
Los niños eran separados forzosamente de sus familias para asimilarlos a la cultura dominante y, por lo tanto, fueron obligados a abandonar sus idiomas y su cultura. Miles de ellos murieron en esos centros por enfermedad, malos tratos o negligencia durante los siglos XIX y XX, y muchos fueron enterrados en fosas comunes.
Uno de esos internados fue elegido por el papa para pedir perdón en nombre de la iglesia católica. “Pido perdón por la manera en la que, lamentablemente, muchos cristianos adoptaron la mentalidad colonialista de las potencias que oprimieron a los pueblos indígenas”, dijo este lunes el papa Francisco en Canadá, según citó la agencia Efe.
El religioso argentino se refirió en particular al “modo en el que muchos miembros de la iglesia y de las comunidades religiosas cooperaron, también por medio de la indiferencia, en esos proyectos de destrucción cultural y asimilación forzada de los gobiernos de la época, que finalizaron en el sistema de las escuelas residenciales”. Esas políticas “fueron nefastas para las gentes de estas tierras”, afirmó, de acuerdo con AFP.
“Quisiera repetir con vergüenza y claridad: pido perdón humildemente por el mal que tantos cristianos cometieron contra los pueblos indígenas”, reiteró el papa Francisco. “Llego hasta sus tierras para decirles personalmente que estoy dolido, para implorar a Dios el perdón, la sanación y la reconciliación; para manifestarles mi cercanía, para rezar con ustedes, y por ustedes”, manifestó Jorge Bergoglio.
El papa llegó a Canadá el domingo y fue recibido por representantes de los pueblos originarios con cantos y ceremonias tradicionales. También lo recibieron el primer ministro, Justin Trudeau, y la gobernadora general de Canadá, Mary Simón, la primera indígena en ocupar ese cargo, que representa a la jefa de Estado, la reina Isabel.
Para pedir disculpas a los pueblos indígenas, Francisco eligió uno de los mayores internados que funcionaron en Canadá, el de Ermineskin, en Maskwacis, en la provincia de Alberta, que abrió en 1895 y funcionó hasta 1975. Dio su discurso ante representantes de los pueblos métis e inuits. Además, el papa visitó el lunes el cementerio donde fueron enterrados muchos de los niños muertos en la escuela Ermineskin, y se detuvo allí a rezar. Un mensaje similar había transmitido Francisco en marzo, cuando recibió a delegados de pueblos indígenas canadienses.
“Es justo hacer memoria, porque el olvido lleva a la indiferencia. Lo opuesto a la vida no es la muerte, es la indiferencia a la vida o la muerte”, dijo el lunes.
El líder católico de 85 años viajó pese a sufrir dolores en una rodilla, que lo obligaron a bajar del avión en un ascensor y desplazarse por el aeropuerto en silla de ruedas. Durante el vuelo, caminó por el avión con un bastón, según las crónicas de los corresponsales.
El lunes se lo vio de pie en algunos momentos de su visita, pero el protocolo fue adaptado para que pudiera descansar sentado el mayor tiempo posible y las ceremonias fueran breves.