Después de dos años en los que esta instancia estuvo signada por discursos virtuales como consecuencia de la pandemia de covid-19, este martes comenzará a celebrarse la 77ª edición de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que finalizará el lunes. En el encuentro, en el que participarán cientos de presidentes del mundo, se espera que en líneas generales los discursos de los mandatarios se centren en las amenazas globales como la guerra en Ucrania, la crisis alimentaria, la emergencia climática o la escalada inflacionaria a nivel mundial.

Siguiendo una tradición no escrita, el presidente de Brasil será el primero en hablar tal como sucede desde 1947, cuando el representante de la nación norteña, Osvaldo Aranha, dio el primer discurso en la primera asamblea del organismo con sede en Nueva York. Este domingo Jair Bolsonaro adelantó que apuntará a la cuestión climática en su discurso, en la previa a las elecciones presidenciales que se celebrarán en Brasil en octubre. “Pretendo decir algo sobre la energía limpia, en el caso del hidrógeno verde, especialmente en nuestro nordeste, una potencia”, dijo a la cadena SBT según consignó O Globo.

El presidente de Brasil está en Londres este lunes, porque fue uno de los invitados al funeral de Estado de la reina Isabel II y desde allí volará hacia la sede de la ONU. El mandatario aprovechará esta instancia como plataforma de su campaña electoral, porque de hecho, las cuestiones vinculadas al medioambiente han sido una de las principales críticas dirigidas a su gestión.

Bolsonaro intentará mostrar a Brasil como una de las potencias en el hidrógeno verde, un combustible limpio, a diferencia del petróleo tradicional. Para su producción se necesita una gran cantidad de energía y Brasil apunta a la creación de parques eólicos en el mar, algo que el presidente quiere mostrar ante el mundo. “Se abrió una puerta enorme en los llamados parques eólicos marinos, es decir, nuestras veletas en la costa de Brasil, especialmente en el nordeste. Tenemos el potencial para 50 Itaipús; no sólo tendremos energía más asequible, sino que también podremos ser exportadores de hidrógeno verde”, apuntó.

Según adelantó la semana pasada el secretario de Asuntos Multilaterales de la cancillería brasileña, Paulino Carvalho, el mandatario brasileño tiene su meta puesta en los comicios del 2 de octubre y usará su discurso en la asamblea para dirigirse particularmente a los brasileños. De todas formas, comentó que abordará temas de la agenda mundial como la situación económica afectada por la guerra en Ucrania y la salida de la pandemia.

En Nueva York no estará presente el presidente ruso, Vladimir Putin, pero en representación del gobierno de Moscú asistirá el jefe diplomático del Kremlin, Sergéi Lavrov. El ministro de Relaciones Exteriores ruso tendrá durante su estadía en Nueva York alrededor de 20 reuniones bilaterales, según informó la semana pasada la vocera de esta cartera, Maria Zajarova. Por otra parte, además de participar en la Asamblea General, Lavrov también tiene previsto hacerse presente el jueves en una reunión del Consejo de Seguridad en la que se hablará específicamente sobre la guerra en Ucrania.

Al igual que Putin, tampoco se presentará en la sede de la ONU el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, aunque en su caso sí tomará parte en el evento ya que grabará un discurso que emitirá cuando le toque el turno de hablar a su país. Si bien el reglamento de la Asamblea únicamente le permite hacer uso de la palabra a las personas que estén en el lugar, en el caso del mandatario de Ucrania decenas de países presentaron una moción para que pueda hacerlo en forma virtual, la cual fue aprobada por 101 votos favorables de los 193 que integran la entidad. El texto presentado y posteriormente aprobado destacó situaciones en las que los líderes “no pueden participar en persona en las reuniones de la Asamblea General por razones ajenas a su control, debido a una invasión extranjera en curso, agresiones y hostilidades militares”. Como era de esperar, Rusia votó en contra de esta iniciativa y el representante permanente de Moscú en la ONU, Dmitri Polianski, se lamentó de la “politización” de una “decisión procesal”.