El portavoz del gobierno ruso, Dmitri Peskov, informó que el presidente Vladimir Putin no asistirá al funeral ni tampoco al entierro de Mijaíl Gorbachov, el último líder de la Unión Soviética, quien falleció el martes a los 91 años.
En una conferencia de prensa Peskov explicó que, por motivos de agenda, Putin no asistirá a la ceremonia pública de despedida que tendrá lugar en la Casa de los Sindicatos de Moscú, ni tampoco al funeral en el cementerio de Novodévichi el sábado, donde el exmandatario será enterrado junto a la tumba de su esposa, Raisa, fallecida en 1999 a causa de una leucemia.
En la mañana del jueves Putin presentó sus respetos al líder soviético dejando un ramo de flores rojas junto al ataúd de Gorbachov en la sala de luto del Hospital Clínico Central de Moscú, donde el impulsor de la perestroika falleció. Las imágenes que fueron emitidas por la televisión pública rusa mostraron al presidente depositando las flores en un ataúd abierto junto a una foto de Gorbachov. El líder del Kremlin se inclinó varias veces mientras se persignaba, en la que fue la primera exhibición pública del cuerpo de Gorbachov, un personaje que genera reacciones diversas dentro de su país, pero que en general es más valorado en el exterior que en la propia Rusia.
Peskov dijo que posteriormente Putin volaría hacia Kaliningrado, un enclave ruso ubicado sobre las costas del mar Báltico que comparte fronteras con Polonia y Lituania, y que en el marco de la guerra actualmente en curso ha sido foco de alguna polémica.
En su contacto con los medios de prensa, Peskov no profundizó mayormente sobre el tema, pero quedó claro que Gorbachov no tendrá un funeral de Estado, aunque sí habrá algunos detalles especiales.
El funcionario especificó que la ceremonia de despedida de Gorbachov contendría “elementos de un funeral de Estado, como una guardia de honor”, y agregó que “el Estado ayudará en los funerales”.
Vladimir Polyakov, representante de la Fundación Gorbachov, informó que “la ceremonia de despedida será el 3 de setiembre de 10.00 a 14.00. El acceso será libre para todos los rusos. El funeral se realizará el mismo día”.
Pero quedó en evidencia que la despedida de Gorbachov no es un tema fácil, y el contraste es evidente con lo que pasó cuando falleció Boris Yeltsin, el otro exlíder del Kremlin que murió durante el gobierno de Putin. Yeltsin, quien ocupó la presidencia del país entre 1991 y 1999, falleció en 2007 y fue despedido con una solemne ceremonia que incluyó la televisación nacional de sus exequias en la Catedral de Cristo Salvador, uno de los templos religiosos más importantes de Moscú. Putin también declaró el día de la muerte de Yeltsin como jornada de duelo nacional.
En este caso la situación es notoriamente distinta.
Putin desde siempre tuvo una relación distante y más bien tensa con Gorbachov, quien inició políticas que finalmente llevaron a la caída de la Unión Soviética a finales de 1991. En más de una ocasión el actual presidente ruso calificó el colapso de la Unión Soviética como “la mayor catástrofe geopolítica del siglo”.
Gorbachov criticó a Putin, en varias oportunidades con suma sutileza, por hacer retroceder las reformas democráticas en el país y reintroducir elementos de represión que en ocasiones recordaban algunos de los peores momentos de la era soviética.