En un acto celebrado el martes en la Plaza de Bolívar de Bogotá, el presidente colombiano, Gustavo Petro, el ministro de Defensa, Iván Velázquez, y el comandante del Ejército, Luis Ospina, pidieron disculpas públicamente en nombre del Estado por el asesinato en 2008 de 19 jóvenes civiles oriundos de la localidad de Soacha, situada en la zona metropolitana de la capital.

Estas personas, provenientes de hogares pobres, fueron engañadas con falsas promesas de trabajo y trasladadas hacia el departamento de Norte de Santander, cerca de la frontera con Venezuela, donde fueron asesinadas y enterradas en una fosa común en el municipio de Ocaña.

Las ejecuciones de estos jóvenes fueron uno de los ejemplos de los casos de “falsos positivos”, personas que no eran miembros de grupos rebeldes, sino civiles, pero que fueron asesinadas y luego presentadas como guerrilleras por el Ejército, que quería dar la impresión de su eficacia en la represión contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

La organización Human Rights Watch, recogió testimonios de muchos soldados colombianos que afirmaron que experimentaron “presiones para reportar resultados en combates” y que había “premios a quienes los reportaban”.

En el evento de pedidos de disculpas, en el que participaron familiares de las víctimas, el ministro Velázquez comenzó su discurso leyendo en voz alta los nombres de los 19 jóvenes asesinados y declaró: “Pedimos perdón por estos crímenes que nos avergüenzan ante el mundo”, según consignó Associated Press.

Velázquez reconoció que será difícil para las familias de los asesinados aceptar la disculpa “porque ha habido un Estado que ha pretendido ocultar esa verdad”. Durante la lucha contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, entre 2002 y 2008, aproximadamente 6.402 “falsos positivos” fueron asesinados, según cifras de la Jurisdicción Especial para la Paz.

En la enorme mayoría de los casos, las víctimas de esta práctica eran hombres jóvenes en situación de vulnerabilidad que luchaban con problemas como el desempleo, la falta de vivienda, la drogadicción o tenían discapacidades mentales. Lo usual en este tipo de operativos era que los militares que participaban en ellos, después de matar a los “falsos positivos”, vistieran los cuerpos de las víctimas con indumentaria de organizaciones guerrilleras o les pusieran armas en las manos para que parecieran guerrilleros.

Cuando le tocó hablar en el acto en la Plaza de Bolívar, Petro expresó: “Como presidente de la República de Colombia y de este, que es un gobierno popular y en el que espero que cambie la mentalidad, yo me permito pedirles perdón. Ustedes son las madres de toda Colombia, ustedes son la madre patria. La sangre de sus hijos ojalá riegue el surco de la Colombia que seremos mañana”.

Por su parte, el comandante del Ejército, Luis Ospina declaró, según lo consignado por la revista Semana, “que en este sentido homenaje que nos une como colombianos, hijos del mismo pueblo, puedo asegurar con entereza que hoy al estar aquí presente, mirándolos a los ojos, se ratifica el compromiso institucional con la verdad y la justicia, de allí nuestra profunda tristeza ante las condiciones y las conductas realizadas por algunos integrantes del Ejército Nacional que, en algún momento del camino, desviaron su vocación de servicio a la patria, incurriendo en actos reprochables que causan aún hoy tanto dolor”.

Aunque las madres recibieron su pedido de perdón, las víctimas también exigieron la presencia de los expresidentes Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe Vélez, quienes estaban al frente del Ejecutivo cuando se registraron la enorme mayoría de los casos de “falsos positivos”.

Pero en un video difundido por la cadena Caracol, Uribe rechazó las acusaciones de que su gobierno pagaba por los asesinatos de los “falsos positivos” y dijo: “Petro, como muchos de mis críticos, dice que nuestro gobierno pagaba por matar personas inocentes. Pero eso no es cierto, no hay un solo pago por matar personas inocentes”.