La Policía Federal de Brasil detuvo el miércoles en San Pablo a dos personas sospechosas de colaborar con Hezbolá, un grupo extremista islámico chiita que opera en Líbano. Según la investigación policial, planificaban atentar contra edificios de la comunidad judía en Brasil, incluidas sinagogas, informó O Globo. Otros dos sospechosos permanecen prófugos y se cree que estarían en Líbano. Todos tienen nacionalidad brasileña.
La Policía informó mediante un comunicado que los detenidos deberán responder por los delitos de “constitución o adhesión a organizaciones terroristas” y “realización de actos preparatorios de terrorismo”.
Tras la detención, el Mossad, la agencia de inteligencia israelí, emitió un comunicado en el que se jactó de haber colaborado con la Policía brasileña en este caso y sostuvo que “con el telón de fondo de la guerra en Gaza”, Hezbolá seguía atacando “objetivos israelíes, judíos y occidentales”.
Por su parte, el embajador de Israel en Brasil, Daniel Zonshine, acusó a Brasil de haberles dado apoyo a los presuntos atacantes. “Si eligieron Brasil, es porque allí hay gente para ayudarles”, sostuvo.
Ante esto, el ministro de Justicia de Brasil, Flávio Dino, escribió en X que “Brasil es un país soberano” y “ninguna fuerza extranjera manda a la Policía Federal brasileña”. Además, aclaró que la investigación que condujo a la detención del miércoles comenzó antes del 7 de octubre, día del ataque de Hamas en territorio israelí, y que no tuvo “nada que ver con los conflictos internacionales”.
“Apreciamos la adecuada cooperación internacional, pero rechazamos que cualquier autoridad extranjera pretenda dirigir los órganos policiales brasileños o utilizar nuestras investigaciones para hacer propaganda o para sus intereses políticos”, manifestó.