Donald Trump comenzó el lunes a declarar en el primero de cuatro juicios civiles que tendrá que afrontar por posible fraude financiero. En Nueva York el exmandatario republicano se enfrenta a acusaciones de haber inflado el valor de sus propiedades por más de 2.000 millones dólares para conseguir préstamos para bienes raíces comerciales y pólizas de seguro a precios más favorables.
El juez Arthur Engoron ya determinó que Trump y sus dos hijos, Donald Jr y Eric, son responsables por los actos de fraude y canceló sus licencias empresariales. Ahora Engoron tiene que decidir cuánto pagarán por concepto de daños y perjuicios.
Este caso no está dentro de la órbita penal sino civil, pero el expresidente podría perder el derecho de hacer negocios en el estado de Nueva York y sus empresas podrían ser disueltas.
Según informó el portal político The Hill, en el comienzo de su declaración Trump empezó explicando que renunció a la dirección de sus empresas cuando comenzó su presidencia porque él “pensó que podría ser un conflicto de intereses”.
Agregó que hizo de su hijo, Donald Trump Junior, un fideicomisario cuando se convirtió en presidente. Después de perder la elección de 2020 contra el actual presidente Joe Biden, Trump se nombró a sí mismo fideicomisario de la empresa, con la esperanza de estar “en el mundo de los negocios de nuevo, por un rato”. Dijo que fue en este momento que los fiscales, a quienes describió como “demócratas” y “odiadores de Trump”, comenzaron a “ir tras” él.
Poco después de que Trump empezara a declarar, el juez Engoron le pidió que se limitara a “responder a las preguntas, no a hacer discursos”. Notoriamente molesto por la situación, Trump dijo: “Estoy seguro de que el juez fallará en mi contra porque él siempre falla en mi contra”. Ante esta acusación, Engoron le respondió al magnate: “Puede atacarme, lo que quiera, pero sólo responda a las preguntas”.
Preguntado por el fiscal estatal Kevin Wallace sobre si alguna vez hubo errores en los estados de situación financiera de sus empresas, Trump respondió que había habido casos en los que las cifras eran “altas y bajas”, aunque fundamentó que estos documentos no eran de gran importancia para los bancos.
Trump afirmó que el valor de su propiedad en Mar-a-Lago, en el estado de Florida, fue subestimado y que era entre 50 y 100 veces mayor de lo estimado. Wallace también le preguntó a Trump sobre la precisión de una evaluación de que su propiedad en 40 Wall Street tenía un valor de 550 millones de dólares.
El líder republicano describió esta cifra como “muy baja” y preguntó si era posible mostrar fotos de la propiedad al tribunal para demostrar su valor.
Con el clima cada vez más duro en la sala, Engoron le pidió a uno de los abogados del magnate, Chris Kise, que controlara a su cliente y amenazó con expulsarlo del tribunal, lo que llevó a Trump a describir el juicio como “muy muy injusto”.
Más tarde, al responder preguntas sobre sus estados de situación financiera en 2021, Trump dijo que en aquel momento sus prioridades eran “China, Rusia y mantener la seguridad de nuestro país”, ante la cual el fiscal Wallace le recordó al político que en ese momento él ya no ejercía la presidencia.
Trump aprovechó la ocasión para criticar a la fiscal general de Nueva York, Letitia James, y también al juez Engoron, a quienes calificó de “fraudulentos”. Durante la pausa del almuerzo, Alina Habba, una abogada de Trump, les dijo a periodistas que Engoron es “un trastornado” y que él ya había “predeterminado” que Trump era culpable, declaraciones que fueron recogidas por la cadena NBC.
Luego de que se reanudó el juicio, Trump lo describió como un acto de “interferencia electoral” y agregó: “Pienso que este caso es una vergüenza”.