El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, dijo este miércoles que la situación en la localidad de Bajmut, en el óblast (provincia) de Donetsk “está empeorando”, y representantes de su gobierno manifestaron que están considerando una retirada de sus tropas del lugar.
“Nuestro ejército obviamente sopesará todas las opciones. Hasta ahora han controlado la ciudad, pero si es necesario se retirarán estratégicamente”, dijo en una entrevista con la cadena CNN Alexander Rodnianski, uno de los asesores del presidente Zelenski.
Por su parte, la viceministra de Defensa, Hanna Maliar, informó a la televisión local que se habían enviado refuerzos a Bajmut, aunque sin detallar la cantidad de tropas ni el motivo. Es posible que se necesiten más soldados en caso de una retirada ucraniana, pero también puede ser parte de un esfuerzo por continuar defendiendo la ciudad. Analistas militares entienden que el comando ucraniano puede estar tratando de mantener a las fuerzas rusas peleando en el lugar para que no puedan ser redistribuidas hacia otros lugares.
Bajmut es un importante nudo de conexiones y su conquista le podría abrir las puertas a Rusia para acceder a otras zonas del Donbás, región en la que el gobierno de Vladimir Putin está centrando actualmente sus mayores esfuerzos militares.
Antes del comienzo de la guerra Bajmut tenía una población de aproximadamente 70.000 habitantes, pero ahora, tras largas semanas de combates que convirtieron la ciudad en un símbolo de la resistencia ucraniana, autoridades locales informaron que permanecen en ella apenas 5.000 civiles.
El camino diplomático y Finlandia más cerca de la OTAN
El miércoles comenzó en Nueva Delhi, la capital india, la cumbre de los ministros de Relaciones Exteriores de los países que integran el G20, entre los que se encuentran Rusia y China.
Antes del inicio del cónclave, el jefe de la diplomacia europea, el español Josep Borrell, dijo que esperaba que India “haga entender a Rusia” que la guerra de Ucrania debe terminar.
No se sabe si el tema fue planteado en esos términos, pero medios internacionales confirmaron que el canciller ruso, Sergei Lavrov, se reunió con su homólogo indio Subrahmanyam Jaishankar.
Lavrov también mantuvo un encuentro con el canciller turco, Mevlüt Cavusoglu, y la nota más novedosa fue la reunión con su par brasileño, Mauro Vieira, de acuerdo a lo que consignó el portal Carta Capital.
Si bien no trascendieron detalles del encuentro, cuando este finalizó la cancillería rusa informó que Lavrov viajará a Brasil en abril, algo que puede ser considerado un pequeño avance de la propuesta formulada hace algunos días por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien dijo que era “urgente” la creación de un mecanismo formado por algunos países que tuvieran la capacidad de mediar en el conflicto.
El mandatario brasileño dijo que su país, China e India eran algunos de los que podían formar parte de tal grupo, y la propuesta fue recibida de buena manera por el presidente ucraniano, quien manifestó su intención de reunirse con Lula.
Mientras esto sucedía en Nueva Delhi, en Helsinki, la capital de Finlandia, el Parlamento de ese país aprobó por una abrumadora mayoría la moción de ingresar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). A mediados del año pasado Finlandia y Suecia decidieron romper su larga tradición de neutralidad y, ante la amenaza rusa, decidieron pedir el ingreso en la alianza militar. Si bien casi la totalidad de los países que integran la OTAN recibieron de buena manera la solicitud, Turquía puso reparos, sobre todo en el caso de Suecia, argumentando que ese país les dio asilo a muchos activistas políticos kurdos, a quienes Ankara considera terroristas.
Si bien la idea inicial era que Finlandia y Suecia ingresaran al mismo tiempo a la OTAN, los finlandeses, más temerosos de una incursión rusa que sus vecinos, optaron por acelerar el camino de acceso a la alianza.
Es más, de acuerdo a lo que informó la agencia de noticias Efe, el gobierno que encabeza la primera ministra Sanna Marin accedió a un pedido planteado inicialmente por las autoridades fronterizas del país y está construyendo una barrera en un tramo de la extensa frontera terrestre que comparte con Rusia, la segunda más larga de Europa después de la que Rusia tiene con Ucrania.
El proyecto, aprobado en octubre del año pasado, prevé la construcción de un tramo de prueba en Imatra, en el sureste del país, no muy lejos de San Petersburgo, la segunda ciudad más importante de Rusia. Si esta prueba es evaluada positivamente, se proseguirá con las obras hasta cubrir, en un plazo de cinco años, 200 de los 1.340 kilómetros de frontera que separan el territorio finés del ruso.