El presidente de China, Xi Jinping, fue reelecto este viernes por la Asamblea Nacional Popular y obtuvo así un histórico tercer mandato, algo que lo consolida como uno de los líderes asiáticos más poderosos de los últimos tiempos. La votación no tuvo sorpresas; como era de esperarse, los parlamentarios votaron por cinco años más al líder, con 2.952 votos a favor, cero en contra y ninguna abstención.

Xi Jinping llega a la presidencia después de haber sido reelecto en octubre por cinco años más al mando del Partido Comunista de China, que a su vez tiene el control total del Parlamento que eligió al mandatario. De esta forma, además de ser el líder del país, es el secretario general del partido de gobierno y el jefe del Ejército.

El mandatario renueva así una posición en la que está desde 2013, y esta vez, a los 69 años, llegó sin ningún contrincante que planteara una opción alternativa. Asimismo, obtiene el cargo luego de que la asamblea votara en 2018 una enmienda constitucional que eliminó el límite de dos mandatos consecutivos de cinco años para los presidentes chinos. De esta forma, Xi Jinping se convierte en el dirigente con más años en el poder en la historia reciente china.

Además, la Asamblea votará este sábado a Li Qiang, uno de los mayores aliados de Xi, como primer ministro de China. Usualmente este cargo tenía la responsabilidad de los lineamientos económicos del país, pero en los últimos diez años de gobierno fue perdiendo protagonismo. Asimismo, se eligieron nuevos nombres para otros dirigentes clave en el Estado: Zhao Leji, como jefe de la Asamblea, y Han Zheng, como vicepresidente del país.

Planes para el futuro de China

Durante la semana de la Asamblea Nacional los diputados se concentraron en elaborar un proyecto de reforma institucional para que el Ministerio de Ciencia y Tecnología se vea fortalecido, ya que entienden que es en ese sector donde China tiene que invertir a futuro para lograr la absoluta independencia tecnológica.

Esta línea ya se había visto en el discurso que dio Xi Jinping, en el que estableció como prioritario desarrollar estos sectores en busca de una autosuficiencia de China, ya que a su entender existe una política “de contención” del crecimiento asiático desde Occidente, encabezado por Estados Unidos, que busca trabar su desarrollo.

Además, se aprobó un amplio plan de reforma de las instituciones que dependen del Consejo de Estado, entre otras cosas se votó la creación de un organismo regulador financiero y una oficina nacional de datos.

Durante la sesión anual de la APN se propuso un objetivo de crecimiento modesto de “alrededor de 5%” en 2023 y se ratificó el ya anunciado aumento del presupuesto militar.

Los desafíos que tendrá que enfrentar Xi Jinping en el futuro son varios, entre ellos la creciente tensión con Estados Unidos, una economía que aún lucha por recuperarse después de tres años de pandemia con un fuerte encierro y restricciones a la inversión, y una aún lejana pero latente crisis demográfica, en tanto por primera vez en 60 años China a registrado un descenso en la natalidad.