La visita de Luiz Inácio Lula da Silva a Portugal, que comenzó el viernes, fue precedida por un anuncio de protestas de la Asociación de Ucranianos en Portugal. La organización manifestó que se movilizaría en rechazo a la presencia del presidente brasileño en el país debido a sus declaraciones recientes sobre la guerra en Ucrania. Por el mismo motivo, los países aliados de Ucrania dirigieron sus críticas hacia Lula esta semana.

Ya a comienzos de abril el presidente brasileño había generado malestar en Ucrania al aludir a la posibilidad de que en una eventual negociación de paz ese país deba ceder la península de Crimea, anexionada por Rusia en 2014. Si bien Lula dijo que Rusia “no puede quedarse con la tierra en Ucrania”, agregó: “Tal vez Crimea no se discuta, pero habrá que repensar lo que invadió después”.

De inmediato, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, le respondió: “El mundo debería saber: el respeto y el orden volverán a las relaciones internacionales sólo cuando la bandera ucraniana regrese a Crimea, cuando haya libertad allí, como en cualquier otro lugar de Ucrania”.

Días después de hacer estas declaraciones, Lula viajó a China, donde apoyó el plan de paz para la “crisis ucraniana” propuesto en febrero por Pekín y criticado por Estados Unidos y la Unión Europea. En esa visita, además, responsabilizó por la guerra a Rusia y Ucrania por igual, y reprochó a Estados Unidos y la Unión Europea que el conflicto siga en marcha. “Estados Unidos necesita dejar de incentivar la guerra y empezar a hablar de paz. Es necesario que la Unión Europea empiece a hablar de paz para que podamos convencer a [el presidente ruso, Vladimir] Putin y Zelenski de que la paz es el interés de todos y que la guerra, por el momento, sólo interesa a ambos”, dijo Lula el sábado.

El domingo, durante su visita a Emiratos Árabes Unidos, el presidente brasileño ratificó su posición y propuso que se cree un organismo similar al G20 que promueva un acuerdo de paz en Ucrania. En Abu Dabi, Lula afirmó que “la construcción de la guerra fue más fácil de lo que será la salida de la guerra, porque la decisión de ir a la guerra la tomaron dos países”. Ahora, “el presidente Putin no toma la iniciativa de parar. Zelenski no toma la iniciativa de detenerse. Europa y Estados Unidos acaban contribuyendo a la continuidad de esta guerra”, reiteró.

Lavrov en Brasil

Un día después, el lunes, Lula y su canciller, Mauro Vieira, recibieron en Brasilia al ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov. Luego de reunirse con él, Vieira insistió en la necesidad de buscar una solución pacífica al conflicto, y también en el rechazo a las sanciones aplicadas por los aliados de Ucrania contra Rusia. “Reiteré la posición brasileña contra la aplicación de sanciones unilaterales. Tales medidas, además de no contar con la aprobación del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, tienen un impacto negativo en las economías de todo el mundo, especialmente en los países en desarrollo”, dijo Vieira.

Junto a él, según la traducción simultánea, Lavrov dijo que Rusia y Brasil “tienen una visión única” sobre el conflicto en Ucrania, agradeció la iniciativa del gobierno de Lula de “ayudar a una solución pacífica” y señaló que su país se encuentra “en una lucha dura” en la que “Occidente quiere mantener sus posiciones financieras y políticas”. El ministro ruso afirmó que Moscú quiere una “solución duradera” que termine con la guerra, pero que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no contribuye a encontrarla.

Ese día, uno de los voceros del gobierno estadounidense, John Kirby, acusó a Lula de estar “repitiendo como un loro la propaganda rusa y china, sin prestar atención en absoluto a los hechos”. También afirmó que “es profundamente problemática la forma en la que Brasil ha abordado este tema tanto de manera sustantiva como de manera retórica al sugerir que Estados Unidos y Europa de alguna manera no están interesados en la paz o que comparten responsabilidad por la guerra”.

Kirby cuestionó también los dichos de Lula sobre Crimea. Dijo que esa propuesta de que Ucrania ceda la península es “errónea” y señaló que Brasil votó en la Asamblea General de Naciones Unidas en defensa de los principios de soberanía e integridad territorial.

Más tarde, la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, se refirió a la conferencia que dieron Vieira y Lavrov y manifestó: “Estamos sorprendidos por el tono de la rueda de prensa de ayer del ministro de Relaciones Exteriores. Ese no fue un tono de neutralidad, sugiriendo que Estados Unidos y Europa no están interesados en la paz o de que tenemos responsabilidad por la guerra. Eso es directamente erróneo”. Jean-Pierre recordó que Estados Unidos y la Unión Europea intentaron dialogar con Rusia desde mediados de 2021 hasta que Moscú lanzó la invasión a Ucrania, en febrero de 2022.

A su vez, el gobierno ucraniano invitó a Lula a visitar su país para “entender” las causas y las consecuencias de la “agresión” rusa. Pero en respuesta a las declaraciones del presidente de Brasil, el portavoz de la cancillería de Ucrania, Oleg Nikolenko, cuestionó que pone “a la víctima y al agresor al mismo nivel”.

También el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, dijo que “no se puede poner en pie de igualdad al agresor y al agredido”. El dirigente agregó: “¿La solución está en que pare Europa de ayudar a Ucrania? ¿No sería mejor que dijera que la solución pasa por que Putin retire sus tropas del territorio que ha invadido?”.

Por su parte, el portavoz de Relaciones Exteriores de la Unión Europea, Peter Stano, dijo que “no es cierto que la Unión Europea y Estados Unidos estén ayudando a prolongar el conflicto. La verdad es que Ucrania es víctima de una agresión ilegal en violación de la Carta de las Naciones Unidas”. Agregó que “la Unión Europea, Estados Unidos y otros socios internacionales están ayudando a Ucrania a defenderse porque, si no, afrontaría su destrucción”.

“Ofrecimos en diferentes ocasiones que Rusia afrontara sus preocupaciones de manera civilizada en una mesa de negociación; la respuesta fue la desafortunada agresión de febrero del año pasado”, dijo Stano. “La UE apoya la paz lo antes posible, pero no olvidemos que Ucrania es la víctima, así que Ucrania tiene que definir bajo qué condiciones podrían iniciarse posibles conversaciones de paz”, agregó.

“No alineamiento”

En respuesta a las críticas, Lula quiso dejar en claro que condena la invasión rusa a Ucrania. En una declaración junto a su par rumano, Klaus Iohannis, el presidente de Brasil manifestó: “Al mismo tiempo que mi gobierno condena la violación territorial de Ucrania, defendemos una solución política negociada”.

También se refirió a los cuestionamientos el asesor de Lula para asuntos internacionales, Celso Amorim, quien insistió en la posición de “no alineamiento” de su país con las grandes potencias y dijo que esto no se debe confundir con neutralidad, según citó la agencia de noticias Efe. De todos modos, Amorim criticó a los integrantes de la OTAN por darle a Ucrania armas y “falsas esperanzas” de que puede ganar la guerra en lugar de negociar la paz.

Otro dirigente que fue consultado por la prensa sobre las posiciones de Lula fue el primer ministro de Portugal, António Costa, que hoy se reúne en Lisboa con el presidente brasileño, en el marco de una gira que también lo llevará a España. “Sobre Ucrania no hay ninguna duda, nuestra posición no coincide con la del presidente Lula”, dijo. Sin embargo, aclaró que Portugal y Brasil “siempre supieron comprender que el nivel de sus relaciones, la intensidad, están por encima de cualquier divergencia que pueda existir”, y que esas divergencias “son normales” tanto “entre amigos” como “entre hermanos”.