En el marco de la Cumbre Unión Europea - Celac, que termina este martes en Bruselas, este lunes los cancilleres de los países del Mercosur, Santiago Cafiero, de Argentina; Mauro Vieira, de Brasil; Julio Arriola, de Paraguay, y el uruguayo Francisco Bustillo, se reunieron con el comisario europeo de Comercio, Valdis Dombrovskis, para evaluar la negociación del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), que ya lleva más de 20 años.

Tras un acuerdo político alcanzado en 2019, las negociaciones quedaron suspendidas durante cuatro años por dificultades internas en el bloque europeo, y se retomaron en marzo de este año, impulsadas por la asunción de Luis Inácio Lula da Silva en Brasil. Entonces la UE envió al Mercosur un instrumento adicional, conocido como side letter, un documento que interpreta el texto de 2019 e introduce normas ambientales aprobadas en estos años en la UE, por ejemplo, los lineamientos del reglamento de deforestación de la UE (que comenzará a aplicarse a fines de 2024), que establece que no se podrá importar determinados productos (ganado, aceite de palma, caucho, café, soja, cacao, carne y madera) si su producción implicó deforestación.

Brasil, el país más afectado por la deforestación, reaccionó ante este documento. Lula lo consideró “inaceptable” y dijo que “los socios estratégicos no negocian basados en la desconfianza y la amenaza de sanciones”, a la vez que mencionó otros temas incluidos en el acuerdo original, como que las empresas europeas podrían presentarse sin restricciones a compras públicas en los países del Mercosur.

En este escenario se esperaba la contrapropuesta brasileña al documento, que fue presentada a los países del Mercosur el viernes, según confirmaron a la diaria fuentes que participan en la negociación. Según divulgó Estadão, con relación a la cuestión ambiental el texto brasileño, que no fue difundido, propone que se encare “de forma constructiva, no punitiva”. En segundo lugar, plantea revisar el acuerdo de 2019, cuando gobernaba Jair Bolsonaro, sobre las compras públicas, que no plantea ninguna restricción para las empresas europeas. El medio señala que Lula busca resguardar las licitaciones federales.

En la reunión del lunes quedaron claras las “buenas intenciones” de todos los negociadores, y se espera que el documento por escrito –acordado entre los países del Mercosur– llegue “en unas semanas” a la UE para retomar las negociaciones.

En un comunicado difundido por la Comisión Europea se estableció que los cancilleres y el comisionado “reafirmaron su determinación de trabajar en pro de la celebración del acuerdo entre la UE y el Mercosur para finales de 2023, y de resolver todas las cuestiones pendientes de conformidad con las prioridades y preocupaciones de cada parte”.

Según el texto, el acuerdo será “elemento constitutivo” de una asociación comercial y política “más sólida”, que permita “afrontar juntos los retos comunes”. La UE destaca que contribuirá a “fortalecer cadenas de valor regionales y birregionales confiables, sostenibles y resilientes e impulsará la competitividad de la industria en ambos lados”, a la vez que “brindará oportunidades para las pymes y para los segmentos más vulnerables de nuestras sociedades”.

Por su parte, el gobierno de Brasil, que ejerce la presidencia pro témpore del Mercosur, divulgó un comunicado que dice que todos los representantes “expresaron el elevado interés político en trabajar para la conclusión de las negociaciones”, que “puede representar una nueva generación de acuerdos comerciales en consonancia con los diversos desafíos sociales, económicos y ambientales que enfrenta el mundo”.

“Un Acuerdo de Asociación equilibrado podrá ofrecer soluciones que beneficien a todos, aprovechar las complementariedades de ambas regiones para impulsar sus economías, e integrar el comercio y el desarrollo sostenible de manera que genere oportunidades económicas sin comprometer el medio ambiente”, añade el comunicado brasileño.

Resistencias europeas

Pero el lunes, el canciller federal de Austria, Karl Nehammer, reiteró la postura de su gobierno al llegar a la cumbre de la UE y la Celac. “Nuestra postura no ha cambiado”, dijo en una rueda de prensa, y recordó que el Parlamento austríaco aprobó en 2019 una resolución que exige al gobierno vetar el acuerdo con el Mercosur en el seno de la UE, en respuesta a las quejas de organizaciones ambientales y del sector agropecuario.

Comentó que el tema todavía no volvió a debatirse “de forma intensa” en la interna del bloque europeo, y que todavía no se conocen “las propuestas de cambio”. “Veremos cómo evolucionan las cosas”, dijo.