Pasadas las 11.00, el presidente argentino, Alberto Fernández, dio inicio el martes al plenario de la Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur, presencial y en Puerto Iguazú, en la provincia de Misiones. Esta tarde, al final del encuentro, Brasil asumirá la presidencia pro témpore del bloque para el segundo semestre de este año, con un planteo ya reiterado de Uruguay por modernizar y flexibilizar el funcionamiento del bloque, puntualmente en sus objetivos comerciales y económicos, y otro muy puntual por el contexto internacional, que es la posibilidad de cerrar el acuerdo comercial con la Unión Europea (UE).

En la cumbre participan, por primera vez en cuatro años, los cuatro presidentes de los estados miembros y el presidente del socio del Mercosur Bolivia, Luis Arce. Será la última cumbre de Fernández, que no se presentará a la reelección, y también la última del presidente paraguayo, Mario Abdó, quien concurrió con el presidente electo Santiago Peña, que asume sus funciones en agosto.

El presidente uruguayo insistió en sus críticas al funcionamiento del Mercosur, reclamo que reiteró el lunes en la reunión del Consejo Mercado Común el canciller, Francisco Bustillo.

En su discurso de apertura, Fernández comentó algunos de los logros de su presidencia pro témpore, y luego aseguró que el Mercosur debe integrarse al mundo “no sólo como proveedores de materias primas sino como exportadores de productos elaborados”, y enfatizó: “Nadie puede condenarnos a ser proveedores de la materia prima que otros industrializan y nos vendan a precios exorbitantes”.

“Buscamos acceder al libre comercio apostando al desarrollo industrial. No estoy parado en el lugar aislacionista en el que algunos me quieren ver parado, quiero agregar valor a lo que producimos”, aseguró, y ya refiriéndose directamente al acuerdo entre la UE y el Mercosur, dijo, al igual que lo manifestó el lunes el canciller Santiago Cafiero, que tiene una “visión crítica sobre lo que se acordó en 2019”.

“La presentación de nuevas demandas en materia ambiental por parte de la UE presenta una visión parcial del desarrollo sostenible, excesivamente centrada en lo ambiental y con nulo registro de las tres dimensiones, la ambiental, la económica y la social, y la interacción entre ellas”, aseguró.

Manifestó que “aun” con esos reparos, “el acuerdo representa una oportunidad”. “La profundización del vínculo es una acción política importante en un contexto de incertidumbre creciente”, dijo, y expresó que espera que “las negociaciones arrojen resultados equilibrados para todas las partes”. En ese sentido, afirmó que la propuesta adicional europea “puede ser una oportunidad para reajustar los desbalances del acuerdo, para introducir mecanismos que nos protejan de medidas ambientales que tendrán lugar con o sin acuerdo”.

Brasil asume con la determinación de hacer esfuerzos en el “frente económico y comercial”

Luego de Fernández habló el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que dijo que su país asumirá la presidencia pro témpore “con la determinación de hacer los esfuerzos en el frente económico y comercial: pretendemos perfeccionar nuestro arancel externo común y evitar que las barreras no arancelarias comprometan el flujo de nuestro comercio”. Mencionó que el comercio intrabloque fue de 46 millones de dólares en 2022, algo no menor pero “debajo del pico de 2011, que fue de 52 millones”.

Luego de decir que trabajará por la “agenda inconclusa en el sector automotor y el azucarero”, aseguró: “Me comprometo a concluir el acuerdo con la UE, que debe ser equilibrado”. Manifestó que el instrumento adicional que presentó la UE en marzo “es inaceptable; los socios estratégicos no negocian basados en la desconfianza y la amenaza de sanciones”, y añadió: “Es imperativo que el Mercosur presente una respuesta rápida y contundente”.

Expresó la preocupación por la apertura de las compras públicas a empresas europeas, y señaló: “Es inadmisible renunciar al poder adquisitivo del Estado, una de las pocas políticas industriales que nos quedan”, y aseguró que “no tenemos ningún interés en un acuerdo que nos condene al eterno papel de exportadores de materias primas”.