Las últimas encuestas que se publicaron en Ecuador, el 9 de agosto, antes del asesinato del candidato a la presidencia del movimiento Construye, Fernando Villavicencio, coincidían en que el primer lugar en intención de voto lo ocupaba la candidata correísta, Luisa González, con entre 24% y 40% de apoyo. Sin embargo, los sondeos no preveían si sería necesario o no un balotaje. Para ganar en primera vuelta en Ecuador se requiere superar el 50% de los votos o reunir 40% y una ventaja de diez puntos sobre el segundo candidato más votado.
Para las encuestadoras no estaba claro tampoco con quién competiría González en caso de que hubiera segunda vuelta. De los otros siete postulantes que se presentan a las elecciones del domingo, los que más posibilidades tenían de pasar a esa instancia eran Otto Sonnenholzner, exvicepresidente de Lenín Moreno, el líder indigenista Yaku Pérez, el consultor en seguridad Jan Topić y el propio Villavicencio. El orden en que aparecían estos candidatos variaba de un sondeo a otro, y las mediciones estaban condicionadas por altísimos porcentajes de indecisos, votos en blanco y votos anulados.
En ese escenario electoral abierto ocurrió el asesinato de Villavicencio, que había recibido amenazas de una organización delictiva antes de ser atacado a tiros al finalizar un acto de campaña en Quito la semana pasada.
A este crimen se refirió este miércoles el expresidente ecuatoriano Rafael Correa, y lo presentó como parte de un complot que perjudica a su propio movimiento, Revolución Ciudadana. “Es evidente que es un complot, que está implicada la Policía. ¿Y a quién beneficia este complot? A la derecha política ecuatoriana, porque necesitaban una hecatombe política así, culparnos a nosotros para impedir que ganáramos en una sola vuelta”, dijo a la agencia de noticias Efe.
“Sólo una hecatombe política podía impedir nuestro triunfo en una sola vuelta, y esa hecatombe fue el asesinato brutal de un adversario acérrimo nuestro, Fernando Villavicencio. Estaba en cuarto o quinto lugar [en las encuestas]. Entonces les servía más muerto que vivo”, afirmó. “Crean toda una narrativa de que nosotros habíamos amenazado a Villacencio y somos los culpables del asesinato. Y eso, por supuesto, ha golpeado muy fuertemente nuestra candidatura y ha movido el tablero electoral, pero es algo inaudito”, manifestó Correa.
Por otra parte, el partido de Correa fue el único que impugnó la candidatura del reemplazante de Villavicencio, Christian Zurita, como candidato del movimiento Construye. Las organizaciones políticas tenían tiempo hasta la noche del martes para presentar sus objeciones al registro de ese nuevo postulante.
En nombre de Revolución Ciudadana, la exministra Marcela Aguiñaga pidió al Consejo Nacional Electoral (CNE) que verificara si Zurita, al momento de inscribirse como candidato, llevaba 90 días sin afiliarse a otro partido político, como se exige para que la postulación sea válida. Según el correísmo, Zurita estaba afiliado hasta hace pocos días al partido Renovación Total, más conocido como Reto, por lo tanto, no podía “participar como candidato a la presidencia de la República en el presente proceso electoral”.
El movimiento Construye afirmó en sus redes sociales que Zurita “cumple todos los requisitos para ser candidato” y agregó: “El correísmo nuevamente intenta silenciarnos, confirma su temor a nuestra candidatura”. El propio Zurita dijo públicamente que la acusación era falsa y que no está afiliado a otra organización política. “Aguardamos la respuesta del CNE para la confirmación de nuestra candidatura, con la esperanza de que no surjan más obstáculos en nuestro camino”, manifestó.
También Sonnenholzer cuestionó al correísmo, y afirmó en declaraciones a la cadena Teleamazonas que “impugnar la candidatura de quien sea que reemplace al señor Villavicencio es una bajeza sin nombre, que no tiene presentación”. El candidato pidió: “Dejen que los simpatizantes del señor Villavicencio tengan un reemplazo, dejen estas bajezas, cambiemos la política. Esos simpatizantes ya han sufrido demasiado”.
Finalmente, el CNE notificó este miércoles al movimiento Construye de que sus técnicos comprobaron que la firma en la afiliación a Reto no corresponde al actual candidato y que, por lo tanto, eso no será un impedimento para validar su postulación a la presidencia. La directora del CNE, Diana Atamaint, manifestó además que, aunque la candidatura de Zurita no esté en firme hasta el domingo, “todos los votos consignados para ese partido político [...] se asignan al nuevo candidato”.