Los ataques israelíes contra la Franja de Gaza dejaron este lunes 38 muertos, entre ellos cinco niños y adolescentes que se encontraban en un campo de refugiados. Desde comienzos de octubre, Israel lanzó una mayor ofensiva en el norte de ese territorio palestino, y en ese lapso mató allí a 342 personas. Además, según denuncian las autoridades locales y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), está impidiendo que la población acceda al agua, la comida y a insumos médicos que necesita.
“A la sombra de la escalada de violencia en todo Medio Oriente, el Ejército israelí parece estar aislando por completo el norte de Gaza mientras lleva a cabo ataques con absoluto desprecio por la vida y la seguridad de los civiles palestinos”, denunció la oficina del alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
En un comunicado citado por Europa Press, exigió “que se ponga fin de inmediato al asedio en el norte de Gaza y a los repetidos bombardeos de los refugios de desplazados internos”.
Manifestó que Israel está “atrapando” a la población y que sus fuerzas militares levantaron “montículos de arena en puntos clave para sellar de facto el norte de Gaza”. Mientras el territorio es cercado, continúan los ataques contra escuelas en las que se refugian los desplazados en Yabalia, señala.
Según el comunicado, “en muchos casos” los rescatistas no pudieron “llegar hasta los palestinos que suplicaban ser rescatados, en parte debido a la falta de combustible y equipos”, así como por la destrucción de la zona.
La oficina de la ONU señaló que “la separación del norte de Gaza hace temer aún más que Israel no tenga intención de permitir que los civiles regresen a sus hogares”. Recordó que el “traslado forzoso de la población en el norte de Gaza podría ser constitutivo de crímenes atroces, igual que disparar contra civiles que huyen en respuesta a las órdenes israelíes” de abandonar el lugar.
También indicó que “Israel, como potencia ocupante, tiene la obligación de garantizar alimentos, agua, atención médica y otras necesidades básicas a los civiles de Gaza”, y que no permitir el ingreso de esos insumos causará “inevitablemente más sufrimiento y muertes innecesarias”.
Si bien el organismo militar israelí que se encarga de los asuntos civiles en los territorios palestinos ocupados, el Cogat, informó este lunes que permitió el ingreso de 30 camiones con harina y comida del Programa Mundial de Alimentos, la ONU denunció el domingo que desde el 1º de octubre no pudo llevar comida, medicamentos ni combustible a la zona porque las autoridades israelíes cerraron los dos cruces de Erez, en la frontera con Israel, informó Efe.
A su vez, el gobierno de Gaza, a cargo del movimiento islamista Hamas, negó este lunes que los 30 camiones con alimentos hayan ingresado a la zona. “Desde el 1º de octubre no ha entrado ningún suministro en el norte de la Franja de Gaza. Los camiones que entraron hoy llegaron a la ciudad de Gaza y no entraron en el campo [de refugiados] de Yabalia y la zona asediada”, dijo un vocero del gobierno a la cadena Al Jazeera.
En un comunicado, las autoridades de Gaza acusaron a Israel de cometer “un genocidio y una limpieza étnica reales” con “la destrucción total de hogares, barrios residenciales, calles, carreteras, infraestructuras, hospitales, escuelas, mezquitas y todos los sectores vitales”.
Lo mismo dijo a Al Jazeera Osama Hamdan, portavoz de Hamas, que pidió a la comunidad internacional que tome “medidas para detener la agresión”. En su opinión, Israel intenta “trasladar a parte de la población del norte de Gaza al sur”, y dijo que esto es parte del llamado “Plan de los generales”, propuesto por generales israelíes retirados, que busca desplazar definitivamente a la población del norte.
En Yabalia, un ataque contra la escuela Hafsa al Fawqa mató este lunes a tres palestinos e hirió a otros cuatro. La noche anterior, otro bombardeo contra la escuela de Nuseirat dejó 23 muertos. También en Yabalia fue atacado durante la noche un centro de distibución de alimentos de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos, donde murieron diez personas, y otro bombardeo tuvo como blanco un grupo de carpas de refugiados, cinco de los cuales no sobrevivieron. Esos refugios provisorios ardieron, dejando 70 personas quemadas. Según informó Médicos Sin Fronteras, un hospital de la zona recibió a 40 sobrevivientes, entre ellos diez niños, y tuvo que derivar a otras 25 personas.