Donald Trump anunció que cuando asuma la presidencia estadounidense, el 20 de enero, entre sus “muchas” primeras medidas prevé “cobrar a México y Canadá un arancel de 25% sobre todos los productos que entren a Estados Unidos”, por sus “ridículas fronteras abiertas”.

“Este arancel permanecerá en vigor hasta que las drogas, en particular el fentanilo, y todos los inmigrantes ilegales detengan esta invasión a nuestro país. Tanto México como Canadá tienen el derecho y el poder absoluto de resolver fácilmente este problema”, publicó en su red, Truth Social.

Después de este anuncio, Trump agregó que mientras esas situaciones no se resuelvan, su gobierno también impondrá a China “un arancel adicional de 10%, además de cualquier otro arancel adicional, sobre todos los productos” que ingresen a Estados Unidos desde ese país.

Afirmó que China se había comprometido a aplicar la “pena de muerte” a los traficantes de fentanilo, pero “por desgracia nunca lo hicieron, y las drogas están entrando en nuestro país, principalmente a través de México, a niveles nunca antes vistos”.

El futuro presidente agregó que “miles de personas están atravesando México y Canadá, trayendo crimen y drogas a niveles nunca antes vistos”, decididas a atravesar la frontera estadounidense “actualmente abierta”.

La cancillería china emitió este martes un comunicado en el que manifestó que Pekín apoyó a Washington en sus medidas contra el fentanilo, que es “un problema de Estados Unidos”. Según informó Bloomberg, en ese texto China no mencionó las represalias anunciadas por Trump. Sí se refirieron a los dichos del magnate republicano los gobiernos de México y Canadá, dos países que durante el primer gobierno de Trump enfrentaron los cambios en las reglas comerciales.

En ese período, después de duras negociaciones, se firmó el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que entró en vigencia en julio de 2020 y que sustituyó al Nafta, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

“No es con amenazas ni con aranceles”

Ante los anuncios de Trump, que causaron caídas en los mercados mundiales, la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, manifestó: “Presidente Trump, no es con amenazas ni con aranceles como se va a atender el fenómeno migratorio ni el consumo de drogas en Estados Unidos. Se requiere cooperación y entendimiento económico recíproco a estos grandes desafíos. A un arancel vendrá otro en respuesta y así hasta que pongamos en riesgo empresas comunes”.

Durante su conferencia de prensa diaria señaló que entre los “principales exportadores de México a Estados Unidos” se encuentran los fabricantes de autos General Motors, Stellantis y Ford Motors, y consideró que un impuesto que ponga en riesgo a esas empresas “no es aceptable y causaría a Estados Unidos y México inflación y pérdidas de empleo”.

Para Sheinbaum, “la fortaleza económica de Norteamérica radica en mantener” su “sociedad comercial” mediante el T-MEC. “Así podemos seguir siendo más competitivos frente a otros bloques económicos”, dijo.

Informó que así se lo manifestaría a Trump en una carta extensa en la que también le diría que probablemente él no esté al tanto de que el paso de migrantes por México con destino a Estados Unidos se redujo en 75% desde diciembre de 2023, informó La Jornada.

Sheinbaum también se refirió al fentanilo y dijo que México siempre estuvo dispuesto a colaborar “por razones humanitarias” para detener su tráfico, que es “un problema de consumo y de salud pública de la sociedad” estadounidense.

Comunicó que en su carta le manifestaría a Trump: “Usted debe estar al tanto, también, del tráfico ilegal de armas que llega a mi país desde Estados Unidos. El 70% de las armas ilegales incautadas a delincuentes en México proviene de su país. Las armas no las producimos nosotros, las drogas sintéticas no las consumimos nosotros. Los muertos por la delincuencia para responder a la demanda de drogas en su país lamentablemente los ponemos nosotros”.

A su vez, el gobierno del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, manifestó en un comunicado que su país es “esencial” para el sector energético estadounidense, recordó que “el año pasado el 60% de las importaciones estadounidenses de petróleo provinieron de Canadá”, y que las autoridades de ese país otorgan “la prioridad más alta a la seguridad fronteriza y a la integridad” de la frontera compartida con Estados Unidos.

Sin embargo, el líder de la oposición canadiense, el conservador Pierre Poilievre, dijo que está dispuesto a hacer “lo que sea necesario” para preservar la relación con Washington, incluso a negociar un acuerdo sin México. “Sólo me preocupa Canadá, quiero poner a nuestro país primero”, dijo.