Consciente de que les queda poco tiempo para que en Estados Unidos asuma el gobierno Donald Trump, quien todo indica que dará un giro a la política que su país viene teniendo en el conflicto, las autoridades ucranianas están empleando los armamentos provistos por las potencias occidentales sobre territorio ruso, intentando mover las posiciones estáticas en el conflicto.
Después de lanzar ataques el martes, el miércoles fuentes militares ucranianas confirmaron que por primera vez bombardearon Rusia con misiles Storm Shadow, de fabricación británica.
La versión no fue confirmada por la oficina del primer ministro laborista Keir Starmer. Sin embargo, Londres había dado el visto bueno para que Ucrania use los proyectiles de crucero en suelo ruso después de que Estados Unidos aprobara lo mismo con los Atacams.
De acuerdo a lo que informaron militares ucranianos a agencias internacionales bajo condición de anonimato, el ataque se habría producido puntualmente sobre la región rusa de Kursk, donde desde agosto las fuerzas de Kiev controlan un área de menos de 1.000 kilómetros cuadrados.
Es precisamente en esa provincia rusa donde desde hace algunas semanas están operando alrededor de 10.000 soldados enviados por Corea del Norte, en el marco del acuerdo militar que el país asiático tiene con el gobierno de Moscú.
La reciente realidad, con Ucrania lanzando misiles occidentales sobre territorio ruso, viene generando todo tipo de especulaciones acerca de la eventual respuesta que puede decidir el Kremlin.
En este sentido, ayer varias embajadas de países occidentales cerraron sus sedes en Kiev, la capital ucraniana, ante una presunta amenaza de un ataque masivo ruso sobre la ciudad. El primer país en dar este paso fue Estados Unidos, y poco después tomaron la misma decisión los gobiernos de Italia, Grecia y España.
El gobierno ucraniano criticó la postura adoptada por estos países y desde la principal agencia de espionaje de Kiev, se apuntó a que Rusia difundió una advertencia falsa.
Según informó France24, la Dirección de Inteligencia de Ucrania calificó la presunta acción rusa como “un ataque psicológico informativo masivo”.
“A través de mensajeros y redes sociales se está difundiendo un mensaje sobre la amenaza de un ataque con misiles y bombas particularmente masivo contra ciudades de Ucrania hoy”, expresaron.
La agencia apuntó que la operación implicó la distribución masiva de mensajes falsos con faltas de ortografía “típicos de la información rusa”, respecto al ataque aéreo. La supuesta acción ofensiva de Moscú sobre Kiev no se produjo y, en la tarde del miércoles, las autoridades estadounidenses informaron que la embajada en Ucrania reabrirá sus puertas el jueves.
Desde el Kremlin no se hizo comentario alguno sobre lo que estaba sucediendo en Kiev, pero en su habitual contacto con los medios locales y extranjeros, Dmitri Peskov, quien es el vocero del presidente Vladimir Putin, dijo que su país no aceptará congelar el conflicto con Ucrania a lo largo de las actuales líneas del frente, contradiciendo informes de que podría considerar tal acuerdo en conversaciones con Donald Trump.
“El presidente ha dicho repetidamente que cualquier opción de congelar el conflicto no funcionará para nosotros”, dijo Peskov, según informó el diario ruso en habla inglesa The Moscow Times.
“Para nosotros es importante lograr nuestros objetivos”, remarcó el funcionario del Kremlin.
Los comentarios de Peskov se generaron como consecuencia de un informe publicado por la agencia Reuters, citando fuentes anónimas, que sugería que Putin podría estar dispuesto a congelar el conflicto tal cual está en este momento y negociar la división de los territorios ucranianos actualmente bajo ocupación rusa, las provincias de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón.
Sin embargo, los informes sugieren que la reciente decisión del todavía presidente estadounidense Joe Biden de permitir que Ucrania utilice armas de largo alcance contra objetivos rusos podría complicar cualquier acuerdo, e incluso incentivar a Moscú a intensificar su campaña militar.