Todavía se desconoce cuál fue el desencadenante para que un médico psiquiatra de 50 años, de origen saudí, atacara el viernes 20 a los asistentes a una feria navideña en la ciudad de Magdeburgo, en el este de Alemania.

El hombre, identificado como Taleb A por la prensa alemana, embistió a la multitud con un auto y mató a cinco personas, cuatro mujeres y un niño de nueve años, además de causar heridas a otras 200.

El atacante aprovechó un camino previsto para ambulancias, donde no había ninguna contención para impedir que pasaran vehículos, y se adentró entre la gente. Poco después, la Policía lo detuvo sin que él opusiera resistencia. El hombre sigue bajo investigación policial y en prisión preventiva.

Taleb A llegó a Alemania en 2006, con una visa, como migrante legal, pero diez años después consiguió el estatus de refugiado. Decía que si regresaba a Arabia Saudita sería ejecutado por haberse apartado del islam, y que había tenido un incidente con el agregado cultural de la embajada de ese país, informó la agencia Efe.

Además de trabajar como psiquiatra en la rehabilitación de criminales con adicciones, Taleb A era un activista extremadamente crítico del islam, a tal punto que comenzó a simpatizar con el partido de ultraderecha e islamófobo Alternativa para Alemania (AfD).

Afirmaba que la excanciller alemana Angela Merkel tenía un plan para islamizar Europa, y parecía creer en otras diversas teorías conspirativas. Decía admirar a Elon Musk y otras figuras que simpatizan con la ultraderecha.

La inteligencia de Arabia Saudita le había advertido a Alemania sobre posibles amenazas que se traslucían en los mensajes en X de Taleb A. Sin embargo, la Oficina Regional de lo Criminal de la región de Sajonia Anhalt, donde cometió el atentado, no encontró elementos concretos para actuar.

En 2013, cuando el Colegio de Médicos de Mecklenburgo-Pomerania no le reconoció parte de su formación académica, Taleb A lanzó amenazas y mencionó el entonces reciente atentado islamista contra la maratón de Boston. Después dijo en redes sociales que apuñalaría a todas las personas con apariencia árabe.

Finalmente cometió el atentado del viernes, que desplazó a la crisis económica del centro de la campaña para las elecciones del 23 de febrero y volvió a colocar allí los temas de seguridad y migración. Partidos de ultraderecha encontraron el modo de capitalizar lo ocurrido. Una organización política minoritaria, Die Heimat (La Patria), organizó una manifestación en Magdeburgo llamando a la “remigración”, una palabra que usa la extrema derecha para reclamar deportaciones masivas de migrantes.

A su vez, la AfD convocó para el lunes un acto encabezado por su candidata a liderar el gobierno alemán, Alice Weidel, en una plaza frente a la Catedral de Magdeburgo, al que asistieron unas 3.500 personas.

“Queremos que por fin en el país haya un cambio, para que por fin podamos vivir en seguridad [...], para que nunca más una madre tenga que estar de duelo porque haya perdido un hijo”, dijo Weidel. “¡Expulsar, expulsar!”, corearon los presentes en alusión a los migrantes.

Aunque Taleb rechazaba el islam, Weidel lo definió como un “islamista lleno de odio hacia todo lo que nos une a las personas, a los alemanes y a los cristianos”, y responsabilizó a las autoridades por no prevenir este atentado. La dirigente ultraderechista aparece primera en intención de voto en una encuesta0 de la consultora INSA publicada por el diario Bild el domingo, con 24% de apoyo. La sigue el candidato de las derechistas Unión Demócrata Cristiana y Unión Socialcristiana, Friedrich Merz, con 20%, el actual canciller, el socialdemócrata Olaf Scholz, con 15%, y el líder del Partido Liberal, Robert Habeck, con 14%.

La ministra del Interior, la socialdemócrata Nancy Faeser, dijo a la prensa el miércoles: “A la AfD sólo puedo decirle: cualquier intento de explotar un acto tan terrible y abusar del sufrimiento de las víctimas es despreciable”.

El secretario general del Partido Socialdemócrata, Mathias Miersch, manifestó a Der Spiegel que “los partidos democráticos tienen que actuar con serenidad. Las instrumentalizaciones y las conclusiones precipitadas no ayudan a nadie y sólo sirven para dividir a nuestra sociedad”.

Lo mismo pidió el líder del Partido Liberal, Marco Buschmann, mientras que el candidato de Los Verdes, Robert Habeck, advirtió: “La mentira es más rápida que la verdad. Tomen tiempo para la verdad. No se dejen contagiar por el odio”. El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, coincidió en que pese al miedo y la conmoción que generó este ataque, “el odio y la violencia no deben tener la última palabra”.