Este jueves se realizaron en varios países asiáticos ceremonias de recordación de las más de 300.000 personas que murieron exactamente hace dos décadas, cuando un terremoto seguido por un tsunami devastó las zonas costeras alrededor del océano Índico, en uno de los peores desastres naturales de la historia de la humanidad.
El 26 de diciembre de 2004 un terremoto de magnitud 9,1 frente al extremo occidental de Indonesia generó una serie de olas masivas que azotaron la costa de 14 países con playas sobre el Índico, desde Indonesia hasta Somalia. El epicentro de la catástrofe natural, la más letal en lo que va del siglo, fue la ciudad costera de Banda Aceh, situada en el extremo norte de la isla de Sumatra, la más grande del archipiélago indonesio.
Fue precisamente en esta ciudad donde murieron más de 100.000 personas que este jueves temprano sonó una sirena durante tres minutos en la Gran Mezquita de Baiturrahman, seguida de oraciones islámicas, para dar inicio a una serie de actos conmemorativos programados en toda la región, de acuerdo con lo que informó AFP.
En Sri Lanka, India y Tailandia, los países que sufrieron más víctimas mortales por la tragedia natural después de Indonesia, también se hicieron ceremonias religiosas junto a las playas que hace 20 años fueron asolados por olas que alcanzaron los 30 metros de altura.
En total se estima que 226.408 personas murieron como consecuencia del tsunami, según EM-DAT, una reconocida base de datos mundial sobre desastres. Pero la cifra real de muertos es algo mayor debido a los miles de cuerpos que jamás fueron encontrados.
En Indonesia hubo más de 130.000 muertes certificadas, pero el número real de víctimas sobrepasa las 170.000. En Sri Lanka los muertos fueron algo más de 32.000, en las costas de India se estima que los fallecidos por la catástrofe fueron 18.000 y en Tailandia algo más de 8.000, aproximadamente la mitad de ellos turistas procedentes de países europeos y de Australia que habían llegado hasta allí para celebrar la Navidad.
Además, casi 300 personas murieron en lugares tan lejanos como Somalia, así como más de 100 en las islas Maldivas y decenas en Malasia y Myanmar. También se registraron muertes como consecuencia del tsunami en Tanzania, Seychelles, Bangladesh, Sudáfrica, Yemen, Kenia y Madagascar.
Los expertos explicaron que, como consecuencia del violentísimo terremoto, el lecho marino se abrió y empujó olas al doble de la velocidad de un tren bala, que cruzaron el océano Índico en pocas horas. No hubo ninguna advertencia sobre el inminente tsunami, lo que prácticamente no dejó tiempo para la evacuación, a pesar de los intervalos de horas entre las olas que azotaron diferentes continentes. Como consecuencia de la tragedia, actualmente existe una vasta red de estaciones de monitoreo que redujo sensiblemente los tiempos de alerta.
En Sri Lanka, sobrevivientes y familiares se reunieron para recordar a unas 1.000 víctimas que murieron cuando las olas descarrilaron un tren de pasajeros. Los participantes en la ceremonia tomaron el restaurado Ocean Queen Express y viajaron hasta Peraliya, una pequeña localidad costera situada unos 90 kilómetros al sur de la capital, Colombo, que fue el lugar exacto donde el tren fue arrancado de las vías.
Allí se llevará a cabo una breve ceremonia religiosa con los familiares de los muertos, mientras que también se organizarán ceremonias budistas, hindúes, cristianas y musulmanas para conmemorar a las víctimas en toda la nación insular del sur de Asia.
En Tailandia se realizaron varias ceremonias conmemorativas del gobierno, además de otras vigilias no oficiales.
En un hotel de la provincia de Phang Nga, que hace 20 años fue devastado por la catástrofe, se realizó una exposición sobre tsunamis, una proyección de documentales y presentaciones del gobierno y de organismos de la ONU sobre preparación para desastres y medidas de resiliencia.