Este jueves, una incursión del ejército israelí en el hospital Nasser de la ciudad de Jan Yunis, la más importante de la Franja de Gaza, generó severos enfrentamientos en los alrededores del centro médico, que actualmente es el más grande que sigue en operaciones dentro del enclave palestino.
Fuentes israelíes citadas por medios locales e internacionales dijeron que tenían información de que dentro del centro de salud había cadáveres de rehenes, que estaban siendo conservados, por lo que el objetivo del operativo era recuperarlos.
Desde que empezó la guerra el 7 de octubre con el ataque terrorista de los milicianos de Hamas sobre el territorio israelí, el ejército ocupante encontró varios túneles en las cercanías de hospitales de la Franja, incluyendo el de Al-Shifa, situado en la ciudad de Gaza.
Sin embargo, según recordó el diario británico The Guardian, medios periodísticos y organizaciones de derechos humanos no pudieron verificar las afirmaciones israelíes de que dichos conductos subterráneos se emplearan como los principales centros de operación de Hamas, organización que desde hace 17 años gobierna en el territorio gazatí.
La incursión en el hospital Nasser de Jan Yunis se produjo mientras aumentaban las críticas internacionales a la ofensiva terrestre planeada por Israel en la ciudad de Rafah, pegada a la frontera con Egipto.
Martin Griffiths, jefe de ayuda de la Organización de las Naciones Unidas, dijo en una conferencia de prensa este jueves que la idea de que la gente en Gaza pudiera ser evacuada a un lugar seguro dentro del territorio era una “ilusión”.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó que seguiría adelante con la ofensiva sobre Rafah, que por ahora es limitada, en busca de varios líderes de Hamas, pero sólo después de que se permita a los civiles abandonar las “zonas de batalla”. Pero el líder del Likud no dejó claro hacia qué lugar se permitiría ir a los civiles atrapados ni si habría algún tipo de garantías durante su traslado.
En este momento, más de un millón de palestinos -casi la mitad de la población total de Gaza- se están refugiando en la ciudad.
El gobierno egipcio, que lidera Abdelfatah El-Sisi, expresó en reiteradas ocasiones su alarma de que un avance israelí sobre Rafah obligue a los palestinos a huir en forma masiva hacia la región del Sinaí, colapsando potencialmente el histórico tratado de paz entre Egipto e Israel, que sentó las bases del diseño geopolítico de la región.
También existe una preocupación generalizada entre los gobiernos árabes, especialmente en Jordania -país en el que aproximadamente la mitad de la población es o tiene ascendencia palestina-, de que una ofensiva sobre Rafah se extienda al mes sagrado del Ramadán -que este año será del 10 de marzo hasta el 8 de abril- y pueda provocar disturbios graves en Jerusalén Oriental y en Cisjordania, donde la violencia ya alcanzó su punto más grave en 20 años.
Mientras tanto, en Israel las protestas de los familiares de los rehenes son cada vez más intensas, exigiéndole al gobierno de Netanyahu que retorne a la mesa de negociación para lograr su liberación.
William Burns, el jefe de la CIA, llegó este jueves a Tel Aviv en un intento desesperado de reflotar las conversaciones entre las partes. A mediados de esta semana, Burns se reunió en El Cairo con enviados israelíes y también negociadores egipcios y qataríes, para intentar llegar a un acuerdo.
Este pacto implicaría un intercambio de rehenes israelíes por prisioneros palestinos y una tregua de varias semanas. Pero cuando las negociaciones aún estaban en etapas preliminares, Netanyahu abortó la misión y ordenó a los representantes israelíes volver inmediatamente a su país.
Sobre este tema habló el jueves el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, quien afirmó que un acuerdo todavía es posible, pero que hay puntos “muy difíciles”, que están aún lejos de resolverse, de acuerdo a lo que consignó el diario israelí Haaretz.
Con más de 28.500 muertos en Gaza desde que comenzó la guerra, otra situación adicional es la enorme destrucción material que están generando los persistentes ataques israelíes.
El jueves, Richard Kozul-Wright, director de Estrategias de Desarrollo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, dijo que los daños causados por el conflicto bélico son de aproximadamente unos 20.000 millones de dólares “si se detiene ahora”.
Según informó Reuters, Kozul-Wright explicó que la estimación se basa en imágenes satelitales y otros datos y que una cifra más precisa requeriría que los investigadores pudieran entrar al territorio gazatí.
La reconstrucción requerirá un nuevo “Plan Marshall”, aseguró, con referencia al plan de ayuda impulsado por Estados Unidos para la recuperación económica de Europa Occidental después de la Segunda Guerra Mundial.