Después de varias rondas de negociaciones en las que los candidatos a primer ministro de Francia fueron vetados por distintos partidos de la oposición, y sin lograr un nombre de consenso, el presidente Emmanuel Macron tomó la decisión de designar en ese cargo al exministro de derecha Michel Barnier.

El dirigente de 73 años es la persona con mayor edad en ocupar ese cargo, en el que sustituye al primer ministro más joven, Gabriel Attal, que asumió en enero, con 34 años.

Durante la ceremonia de asunción, que tuvo lugar horas después de conocerse el nombramiento, tanto Barnier como Attal llamaron a la dirigencia política a apostar por el consenso.

“No abandonen nunca sus sueños de concordia”, dijo el jerarca saliente, mientras que Barnier, a quien Macron le encargó formar “un gobierno de unidad y al servicio de los franceses”, dijo que “ser sectario es una muestra de debilidad”.

El nuevo primer ministro, integrante del partido conservador Los Republicanos y definido como un seguidor de Charles de Gaulle desde los 14 años, tiene una larga trayectoria política, iniciada en la década de 1970. Fue ministro de Medio Ambiente en el gabinete de derecha que “cohabitó” con la presidencia del socialista François Mitterrand.

Estuvo a cargo de las carteras de Asuntos Europeos y de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Jacques Chirac y fue titular de Agricultura en la presidencia de Nicolas Sarkozy. Además, ocupó varios cargos en la Unión Europea, entre ellos el de responsable de dialogar con Reino Unido sobre las condiciones del brexit. También ahora, como primer ministro de Francia, deberá impulsar un diálogo o al menos tomar en cuenta las posiciones de otros sectores para lograr la formación de un gobierno. Enfrenta esta tarea como integrante de un partido que sólo logró 47 de las 577 bancas de diputados en las elecciones legislativas de julio.

“Elecciones robadas”

A esa débil votación de Los Republicanos aludió este jueves el líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, al decir que “las elecciones fueron robadas”, porque la coalición de izquierda Nuevo Frente Popular fue la más votada, con 182 bancas. El dirigente agregó que la decisión de Macron “es la negación de la voluntad del pueblo francés”, porque “no tiene nada que ver con el resultado de las elecciones”, y por eso Francia Insumisa convocó para el sábado una protesta contra esta nominación.

Para Mélenchon, Macron eligió a Barnier “con el permiso y quizás la sugerencia” de la líder ultraderechista Marine Le Pen. Con 142 diputados, la Agrupación Nacional de Le Pen puede evitar que prospere una eventual moción de censura a un nuevo gobierno.

Otras agrupaciones políticas de izquierda también fueron críticas con la designación de Barnier. El Partido Socialista dijo que hay una “negación de la democracia llevada a su apogeo”, mientras que el Partido Comunista la consideró un “escándalo”.

Le Pen, por su parte, manifestó: “Esperaremos al discurso de política general [de Barnier]”. Para la Agrupación Nacional es central que el nuevo gobierno impulse una reforma electoral que evite que todos los demás partidos formen un “cordón sanitario” para frenarle el paso a la ultraderecha en cada elección, y también reclama que se aborde su agenda en materia de migración, seguridad y economía, señaló la agencia Efe.

En su discurso de asunción, Barnier manifestó su voluntad de incluir a todas las organizaciones políticas (sin hacer distinciones con la extrema derecha), y mencionó entre sus prioridades el “control” migratorio y el problema de la seguridad pública.

El siguiente paso que debe dar Barnier es la formación de un nuevo gobierno. Según explicó Le Monde, el presidente designa a los miembros del gabinete, pero estos deben ser propuestos por el primer ministro.

El periódico francés señaló que, en la práctica, esos nombres suelen ser acordados por los dos líderes del Poder Ejecutivo. En este caso, Macron y Barnier también deberán tener en cuenta las posiciones de los partidos con mayor representación parlamentaria, para evitar una moción de censura de la Asamblea Nacional al nuevo gobierno.

Si bien es frecuente que las designaciones se conozcan en los días siguientes al nombramiento del primer ministro, no hay un plazo establecido para anunciarlas.

Una vez que defina los integrantes del gabinete, Barnier deberá superar el voto de confianza de la Asamblea Nacional. A partir de entonces, tendrá que trabajar en la ley de presupuesto para 2025, que ya cuenta con un borrador iniciado por el gabinete saliente y que deberá defender ante el Parlamento el futuro ministro de Finanzas, en diciembre.

Esa es otra prueba que debe superar el nuevo gobierno, porque la oposición puede rechazar la propuesta y pedir una moción de confianza, en la que se votaría si ratificarle el apoyo o retirarlo. Una votación que haga caer al gobierno conformado por Barnier debe ser respaldada por 289 de los 577 legisladores.