En el marco de la creciente presión estadounidense frente a las costas de Venezuela a través del extenso despliegue militar que dispuso el presidente Donald Trump, durante este fin de semana su administración intervino sobre otros dos buques petroleros.

El republicano adelantó su intención de continuar el bloqueo marítimo durante la semana pasada y al mismo tiempo aseguró “no descartar” una guerra abierta con el país caribeño.

Según The New York Times, durante el sábado la Guardia Costera estadounidense intentó abordar en aguas del Mar Caribe al Bella 1, un petrolero que no tenía una bandera nacional válida y sobre el que ya contaban con una orden de incautación por su participación en el comercio de petróleo de Irán, país también sancionado por Washington.

Sin embargo, relató el periódico, el buque no llevaba carga en ese momento. A pesar de lo anterior, la embarcación desoyó las instrucciones para detenerse, viró y se marchó hacia el océano Atlántico, consignó el periódico estadounidense.

Hasta el domingo la persecución continuaba en marcha y el barco no dejó de enviar alertas de socorro durante el trayecto, que tenía rumbo noreste, por lo que se presume que puede continuar incluso durante este lunes y se espera una comunicación oficial de la Casa Blanca sobre el desenlace de la situación, pautada para hoy entre Trump y los secretarios de Guerra y de la Marina, Pete Hegseth y John Phelan, respectivamente.

Al margen de lo anterior, también el sábado, la Guardia Costera estadounidense sí logró detener e incautar el Centuries, de bandera panameña y cargado con petróleo venezolano para una empresa compradora china.

En este caso, informó el Times, las autoridades no contaban con una orden de incautación y NBC News complementó que el buque en sí no formaba parte de las embarcaciones sancionadas.

El petrolero contenía petróleo de PDVSA [Petróleos de Venezuela] sancionado. Era un buque de bandera falsa que operaba como parte de la flota fantasma venezolana para traficar petróleo robado y financiar al régimen narcoterrorista de [Nicolás] Maduro”, argumentó la portavoz de la Casa Blanca, Anna Kelly, en un posteo de X.

Por otro lado, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, compartió el video desclasificado en que se ve el momento del abordaje y precisó que se produjo en el amanecer del 20 de diciembre.

Según Noem, la administración Trump “continuará persiguiendo el tráfico ilícito de petróleo sancionado que se utiliza para financiar el narcotráfico en la región”. “Los encontraremos y los detendremos”, aseguró.

El hecho también suscitó una respuesta desde el gobierno venezolano.

El domingo, la vicepresidenta ejecutiva del país, Delcy Rodríguez, publicó un texto en sus redes sociales en el que rechazó “categóricamente el robo y secuestro” del buque y la “desaparición forzada” de la tripulación.

El mensaje plantea que las acciones configuran un “grave hecho de piratería” y contravienen el Convenio para la Represión de Actos Ilícitos contra la Seguridad de la Navegación Marítima y la Carta de las Naciones Unidas.

“El modelo colonialista que pretende imponer el gobierno de Estados Unidos con este tipo de prácticas fracasará y será derrotado por el pueblo venezolano”, consignó el mensaje. “Venezuela repudia el robo de petróleo venezolano que constituye un ilícito grave de piratería internacional”, escribió Rodríguez, quien además de vicepresidenta venezolana es la ministra de Hidrocarburos del ejecutivo que preside Nicolás Maduro.

Por la misma vía, la jerarca publicó el domingo un video en el que un funcionario anunció la salida del buque Canopus Voyage, perteneciente a la empresa Chevron, con unos 400.000 barriles de crudo y destino fijo a Texas, Estados Unidos. Según el material audiovisual, su partida se da “cumpliendo con los convenios internacionales”.

Lo anterior se suma a otras disposiciones que tomó Trump.

Entre el 10 y 11 de diciembre, las Fuerzas Armadas bajo su mando detuvieron, abordaron e incautaron al Skipper, un petrolero que transportaba crudo sancionado y cuya intervención disparó críticas no solamente desde Caracas, sino también provenientes de Moscú.

Pocos días después, el presidente norteamericano dispuso un bloqueo total a los barcos que circulen por puertos venezolanos, lo que se suma a más de 100 personas asesinadas en al menos 30 ataques a presuntas lanchas que transportaban drogas.