Un portavoz del movimiento islamista palestino Hamas, Abdel Latif Al Qanoua, dijo el jueves que “el mejor camino para la liberación de los prisioneros israelíes restantes” es que el gobierno de Benjamín Netanyahu “inicie negociaciones para la segunda fase” del acuerdo que ambas partes firmaron.
Así respondió a los dichos del presidente estadounidense, Donald Trump, que el miércoles amenazó a los integrantes de Hamas con que se desataría “un infierno” sobre ellos si no liberaban a todas las personas que secuestraron en Israel el 7 de octubre de 2023.
El vocero de Hamas dijo también, en un comunicado citado por la agencia Efe, que las “reiteradas amenazas” de Trump acerca de nuevos ataques en Gaza “sirven de apoyo” a Netanyahu “para incumplir el acuerdo” de cese del fuego.
Mientras Netanyahu propone extender por 50 días la primera fase de ese acuerdo y que en ese plazo Hamas libere a todos los rehenes, el movimiento palestino se niega a aceptar una prórroga sin garantías de un cese del fuego definitivo, y reclama que se aplique la segunda fase que debía comenzar el domingo, y que incluye la retirada militar israelí de varias zonas de la Franja de Gaza.
Pese a las amenazas públicas de Trump, por primera vez en este conflicto el gobierno estadounidense y Hamas —organización a la que Washington considera un grupo terrorista— mantuvieron un diálogo directo con el fin de avanzar hacia el final de la guerra.
Antes de estas conversaciones que tuvieron lugar en Doha, Estados Unidos era uno de los mediadores en este conflicto pero el diálogo con Hamas lo mantenían otros países que también hacían de intermediarios, Qatar y Egipto.
Según el enviado de Trump para Medio Oriente, Steve Witkoff, esas conversaciones se desarrollaron en los últimos días y él no participó en ese intercambio. Quien las lideró fue Adam Boehler, enviado de la Casa Blanca para asuntos vinculados con rehenes, y el gobierno israelí estuvo al tanto de esos contactos. El diálogo también fue confirmado por Hamas.
Para Estados Unidos, este puede ser un camino para terminar con la guerra en Gaza que dejó más de 48.200 palestinos muertos, y lograr la entrega a los 59 rehenes —35 de ellos muertos, según Israel— que actualmente están en manos de Hamas.
Al mismo tiempo, transcurren las conversaciones sobre la reconstrucción de Gaza, devastada por los ataques israelíes. Tanto Israel como Estados Unidos rechazaron un plan elaborado esta semana en El Cairo, en una cumbre en la que participaron líderes de la Liga Árabe, la Unión Africana y la Unión Europea, que incluye un gobierno temporal de expertos independientes y el despliegue de fuerzas de paz internacionales en la Franja de Gaza.
A diferencia de la propuesta de Trump, que prevé desplazar a la población gazatí y dejar ese territorio palestino en manos de Estados Unidos, que lo convertiría en “la Riviera del Medio Oriente”, el plan árabe contempla que los más de dos millones de gazatíes permanezcan allí.
La Autoridad Nacional Palestina que gobierna en parte de Cisjordania, y Hamas que controla la Franja de Gaza, se manifestaron de acuerdo con la solución que surgió en El Cairo, pero Estados Unidos e Israel dijeron que no tenía en cuenta la realidad de la zona. Para Washington, “no cumple las expectativas” de Trump, y para Israel, esa propuesta confía en la Autoridad Nacional Palestina y en la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA, en inglés), a la que el gobierno de Netanyahu acusa de apoyar a Hamas.
Mientras tanto, desde que la primera fase del acuerdo entre Israel y Hamas expiró el sábado, el gobierno de Netanyahu ha bloqueado el ingreso de ayuda humanitaria a Gaza.
Amenazas a manifestantes
Los gobiernos de Israel y Estados Unidos coinciden también en tomar medidas contra las manifestaciones de apoyo a la población palestina. El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, advirtió que quienes se acerquen en embarcaciones a Gaza para realizar protestas, serán desembarcados en ese territorio bajo asedio. Sus barcos serán utilizados por el ejército “para evacuar a residentes gazatíes que quieran irse de manera voluntaria”, dijo.
El año pasado, un grupo de barcos conocidos como la Flotilla de la Libertad intentó llegar a Gaza con ayuda humanitaria, como lo hacía desde 2010, pero no se le permitió.
A su vez, Trump amenazó con recortar la financiación estatal a cualquier centro educativo de su país que permita “protestas ilegales”, sin mencionar —específicamente— las que se desarrollaron en abril de 2024 en universidades de todo Estados Unidos contra la guerra en Gaza.
“Los agitadores serán encarcelados o enviados permanentemente de regreso al país del que vinieron”, manifestó Trump, que en enero calificó las protestas en rechazo a los ataques a Gaza como “proyihadistas”.