Durante la madrugada de este martes, el gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció que había ordenado al Ejército que actuara “enérgicamente” contra Hamas en la Franja de Gaza. Según el comunicado, la decisión fue tomada ante la “reiterada negativa” de liberar a los rehenes que continúan en cautiverio y por “su rechazo a todas las propuestas recibidas del enviado especial de Estados Unidos para Oriente Medio, Steve Witkoff, y de los mediadores” en este conflicto.
Las partes no habían llegado a una posición común, pero las negociaciones continuaban, con la mediación de Qatar, Egipto y Estados Unidos. Mientras Israel insistía en prorrogar la primera etapa del acuerdo alcanzado en enero y se enfocaba en la liberación de rehenes, el movimiento islamista palestino reclamaba pasar a la segunda etapa, tal como estaba previsto originalmente para estas fechas. Esto implicaría la retirada israelí de algunas zonas y avanzar hacia una tercera etapa, que conduciría al fin de la guerra y la reconstrucción de la Franja de Gaza.
Gideon Saar, el ministro de Relaciones Exteriores de Israel, dijo que “en las últimas dos semanas y media” se llegó “a un punto muerto donde no hay fuego ni liberación de nuestros rehenes, e Israel no puede aceptarlo”. Concluyó: “Si hubiéramos seguido esperando, la situación habría permanecido inmóvil”. Así, tras 58 días de tregua, el Ejército israelí desplegó “amplios ataques” contra lo que definió como “objetivos terroristas”.
Según el Ministerio de Salud de la Franja de Gaza, gobernada por Hamas, para la mañana de este martes –hora de Uruguay– los bombardeos ya habían matado a 404 personas, entre ellas 174 niños, niñas y adolescentes, y 32 personas ancianas. Otras 562 personas fueron heridas.
Más tarde, las autoridades de Hamas anunciaron la muerte del jefe de gobierno de Gaza, Essam al Dalis, y de otros tres dirigentes: el ministro del Interior, Mahmud abú Uatfa, el director general del servicio de seguridad interna, Bahjat abú Sultán, y el subsecretario de Justicia, Ahmed al Hata. A su vez, las Brigadas al Quds, brazo armado de la Yihad Islámica, anunciaron que su portavoz, Abú Hamza, también murió en los bombardeos israelíes.
Un vocero del gobierno de Netanyahu, David Mencer, dijo que las autoridades israelíes coordinaron “plenamente” con Estados Unidos sus decisiones y que “Israel les ha agradecido al presidente [estadounidense, Donald] Trump y a su administración su apoyo sin fisuras a Israel, su compromiso con la liberación de los rehenes y el refuerzo de la seguridad de Israel”.
Para Hamas, Washington tiene una “complicidad directa en la guerra de exterminio” porque fue informado por Israel de que retomaría los ataques y, por lo tanto, comparte “su responsabilidad por las masacres y el asesinato de mujeres y niños en Gaza”.
Tanto Estados Unidos como Israel culpan a Hamas por esas muertes. “Presentamos a Hamas varias propuestas para la liberación de rehenes, pero Hamas las rechazó todas”, dijo el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Brian Hughes.
Más tarde, el propio Netanyahu se refirió a su decisión en una declaración pública televisada y dijo que, “a partir de ahora, Israel va a actuar contra Hamas con una intensidad creciente” y que “las negociaciones sólo tendrán lugar bajo fuego”. Agregó que “esto es sólo el comienzo” y que Israel seguirá “luchando para lograr todos los objetivos de la guerra”.
“Netanyahu y su gobierno extremista están tomando la decisión de revocar el acuerdo de alto el fuego, exponiendo a los prisioneros en Gaza a un destino desconocido”, manifestó Hamas en un comunicado.
Familiares de rehenes rechazan esta ofensiva
Para el Foro de las Familias de Rehenes y Desaparecidos, que reúne a la mayoría de allegados a las personas secuestradas el 7 de octubre de 2023 en Israel, la decisión del gobierno de Netanyahu fue una muy mala noticia. “El mayor miedo de las familias, los rehenes y los ciudadanos de Israel se ha hecho realidad: el gobierno israelí ha elegido abandonar a los rehenes”, manifestó el foro en un comunicado difundido por el diario Haaretz, en el que se pregunta “por qué el primer ministro salió de un acuerdo “que podría haber traído a todos a casa”.
Denunció que “el gobierno israelí se ha negado a declarar el final de la guerra para implementar los siguientes pasos del acuerdo y recuperar a los rehenes”. En Gaza todavía quedan 59 personas secuestradas, de las cuales Israel estima que 35 ya murieron.
Según recordó la agencia Efe, sólo ocho rehenes fueron liberados en acciones militares de rescate, durante las que murieron cientos de gazatíes. Otros 147 secuestrados quedaron en libertad gracias a las negociaciones.
Además, las acciones militares dejaron varios rehenes muertos, entre ellos los tres cuyos cuerpos fueron encontrados en un túnel en el norte de Gaza en diciembre de 2023, que según investigaciones israelíes hay indicios de que murieron en un bombardeo, y otros tres que fueron tiroteados por soldados israelíes, a pesar de que se acercaron a ellos con una bandera blanca y desnudos de la cintura para arriba. Según las autoridades israelíes, se trató de un error.
Ante las críticas de familiares a su decisión de terminar con el cese el fuego, Netanyahu manifestó: “No hacen más que repetir la propaganda de Hamas”. El primer ministro volvió a insistir, además, en que “cada muerte de civiles es culpa de Hamas” y acusó una vez más a esa organización de utilizarlos como escudos humanos.
Un grupo minoritario de familiares, Tikva, apoya los ataques y el bloqueo sobre Gaza como medida de presión sobre Hamas. En esto coincide con los integrantes más extremistas del gobierno.
El líder del partido ultraderechista Poder Judío, Itamar Ben-Gvir, que fue ministro de Seguridad hasta enero, cuando abandonó el cargo en rechazo a la tregua acordada entonces, dijo este martes en sus redes sociales: “Este es el paso correcto, moral, ético y más justificado para destruir la organización terrorista Hamas y devolver a nuestros rehenes”.
Otro dirigente extremista, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, que encabeza el partido Sionismo Religioso y que está a favor de ocupar Gaza, afirmó que la guerra se relanzó con un plan “que será completamente diferente a lo que se ha hecho hasta ahora”. Agregó: “Estamos más decididos que nunca a completar la tarea y destruir a Hamas”.
Incluso un diplomático, el embajador de Israel ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Danny Danon, dijo que el gobierno al que responde no mostrará “piedad” y “no parará hasta que todos los rehenes estén de vuelta en casa”.
El lanzamiento de estos ataques coincidió con el momento en que la oposición política y organizaciones civiles habían convocado protestas contra Netanyahu por su decisión de despedir a Ronen Bar, el director del Shin Bet, el servicio de inteligencia interna, informó Efe. También la fiscal general del Estado, Gali Baharav-Miara, había advertido en contra de esa destitución y del conflicto de intereses que implica, porque el Shin Bet está investigando supuestos vínculos financieros irregulares de exasesores y voceros de la oficina de Netanyahu con Qatar.
La defensa de Netanyahu, además, pidió que se suspendiera una audiencia prevista para este martes sobre distintos casos de corrupción en los que es investigado el primer ministro.
Rechazo internacional
António Guterres, el secretario general de la ONU, se manifestó “conmocionado por los bombardeos de Israel sobre Gaza” y los cientos de muertes que causaron. “El papel de la ONU es hacer todo lo posible para convencer a las partes y lograr que la comunidad internacional presione en tres direcciones esenciales: que el alto el fuego sea respetado completamente, que la ayuda humanitaria ingrese a Gaza de forma libre y sin impedimentos, y que se libere incondicionalmente a los rehenes”, dijo. “No vamos a rendirnos en estos objetivos”, agregó.
Sin embargo, señaló que actualmente hay “un nivel intolerable de sufrimiento para el pueblo palestino, con ataques aéreos que han matado a cientos de personas”, mientras “la ayuda humanitaria sigue bloqueada”.
Varios gobiernos se pronunciaron al respecto. Desde China, que llamó a las partes a implementar el alto el fuego, hasta Qatar, que convocó a “reanudar el diálogo” y condenó la “agresión” israelí, a la que calificó como “un flagrante desafío a la voluntad internacional de apoyar la paz, incluido el acuerdo de alto el fuego”. También las autoridades de la Unión Europea pidieron el cese de la violencia, el ingreso de ayuda humanitaria y la liberación de los rehenes.
Sudáfrica, que denunció a Israel ante la Corte Internacional de Justicia, señaló que las medidas cautelares dictadas por ese tribunal obligan a las autoridades israelíes “a tomar todas las medidas a su alcance para impedir actos de genocidio”. Sin embargo, “los ataques aéreos se concentraron en barrios densamente edificados, escuelas construidas de manera temporal y edificios residenciales donde se refugiaba la población, lo que constituye de nuevo una flagrante violación del derecho internacional, incluido el derecho internacional humanitario”, manifestó el Departamento de Relaciones Internacionales y Cooperación de Sudáfrica.
Desde América del Sur varios países manifestaron su preocupación. El gobierno colombiano pidió un cese el fuego y que se retomen las negociaciones que permitan “la liberación de los israelíes secuestrados, así como de los presos políticos palestinos, y se contemple un proceso de diálogo de largo aliento”.
También Chile calificó de ese modo a los palestinos que están presos en cárceles israelíes, algunos con condenas y otros sin siquiera una acusación en su contra. La cancillería chilena manifestó su “consternación y firme condena al brutal ataque de Israel contra la población civil de Gaza” y agregó que “dicha agresión constituye una flagrante violación del acuerdo de alto el fuego con Hamas” y “las normas más elementales del derecho internacional humanitario”.
Brasil, a su vez, pidió que se retome el cese el fuego y señaló que los ataques “en zonas anteriormente designadas como seguras”, donde murió “un gran número de niños”, son una “flagrante violación del derecho internacional humanitario”.