Este martes en Yeda, ciudad ubicada sobre las costas del mar Rojo y la segunda más importante del Reino de Arabia Saudita, se celebró un encuentro entre altos funcionarios de los gobiernos de Estados Unidos y Ucrania, en un intento de restablecer la relación entre los dos países, que había quedado profundamente deteriorada tras el altercado diplomático público que se produjo el 28 de febrero en la Casa Blanca entre el presidente Donald Trump y su homólogo Volodímir Zelenski.
En esta ocasión, sin la presencia de Trump ni tampoco la de su vice, JD Vance, quien tuvo un papel protagónico en la bravuconada contra el mandatario ucraniano, como era de esperar, las partes se acercaron y lograron varios acuerdos.
Sin poder alguno para negociar por estar perdiendo la guerra y por la suspensión de la ayuda militar y de inteligencia dispuesta por la administración Trump en las últimas semanas, los ucranianos, que en la reunión fueron representados por Andri Yermak, jefe de la oficina de Zelenski; el ministro de Asuntos Exteriores, Andrí Sibiga, y el de Defensa, Rustem Umérov, se limitaron a aceptar de buena manera las condiciones fijadas por los principales voceros de Washington, el secretario de Estado, Marco Rubio, y el consejero de Seguridad Nacional, Michael Waltz.
Un comunicado conjunto publicado tras la reunión anunció que Ucrania “expresó su disposición a aceptar la propuesta estadounidense de promulgar un alto el fuego provisional inmediato de 30 días, que puede extenderse por acuerdo mutuo de las partes, y que está sujeto a la aceptación e implementación simultánea por parte de la Federación Rusa”. En el texto también se afirma que Estados Unidos “levantará inmediatamente la pausa en el intercambio de inteligencia y reanudará la asistencia de seguridad a Ucrania”.
La declaración agrega que ambos países “concluirán lo antes posible un acuerdo integral para desarrollar los recursos minerales críticos de Ucrania para expandir su economía y garantizar su prosperidad y seguridad a largo plazo”.
En su afán por recuperar los miles de millones de dólares que Estados Unidos desembolsó para sostener la maquinaria bélica ucraniana, Trump viene presionando sin ningún disimulo para acceder a las tierras raras de Ucrania, que se pueden utilizar en productos tecnológicos. El líder republicano dijo que la presencia de estadounidenses trabajando en Ucrania serviría como una forma de protección contra eventuales agresiones.
Luego de la reunión en Yeda, el presidente Zelenski dijo que la tregua entraría en vigor de inmediato si Moscú la aceptara, y en un mensaje publicado en su cuenta de X agregó que “ahora depende de Estados Unidos convencer a Rusia”.
También este martes habló desde Washington Trump, quien en una rueda de prensa se mostró satisfecho con los resultados de la reunión entre los representantes de su gobierno y los ucranianos. “Creo que hay una gran diferencia con la última visita que vieron en la Oficina Oval”, dijo el estadounidense haciendo referencia al fallido cónclave con Zelenski, y agregó que invitaría “pronto” nuevamente al mandatario ucraniano a la Casa Blanca.
Trump agregó que hablaría por teléfono con el presidente ruso, Vladimir Putin, para trasladarle la propuesta de tregua, pero reconoció que Rusia podría no aceptar el acuerdo de alto el fuego negociado en Yeda.
“Creo que el alto el fuego es muy importante si podemos lograr que Rusia lo acepte. Eso será genial. Si no podemos, simplemente esto seguirá y seguirá muriendo mucha gente”, dijo Trump, de acuerdo a lo que recogieron medios estadounidenses. Sin embargo, la propuesta de tregua, fervientemente saludada por los líderes europeos, no parece tener futuro.
En los últimos meses, en muchas ocasiones, altos funcionarios del Kremlin, incluido Putin, rechazaron la posibilidad de una tregua. Sin ir más lejos, la semana pasada el ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, una de las figuras más importantes del gobierno ruso después del mandatario, remarcó que su país sólo aceptaría una tregua si el proceso de paz se encaminase a solucionar “las cuestiones profundas” que originaron el conflicto.
Además, por estas horas las fuerzas de Moscú están llevando adelante junto a sus aliados de Corea del Norte una gran ofensiva en la provincia de Kursk, territorio ruso que fue invadido por los ucranianos en agosto.
Acceder a una tregua en este momento únicamente contribuiría a que el ejército de Kiev pueda rearmarse y reagruparse, por lo que es una posibilidad que en este momento el Kremlin no acepte, aunque en las próximas horas habrá contactos directos entre Washington y Moscú, según expresó la vocera de la cancillería rusa, María Zajarova.