En un evento organizado por el Banco Safra este lunes en San Pablo, el ministro de Hacienda de Brasil, Fernando Haddad, afirmó que su país, en el marco de la guerra comercial desatada por los aranceles impuestos por el presidente estadounidense Donald Trump, pretende mantener el diálogo abierto tanto con Estados Unidos y China como con la Unión Europea (UE).
Haddad dijo que el estado actual del conflicto comercial “es una oportunidad para que Brasil haga valer su diplomacia comercial y obtenga ventajas bilaterales”.
“Brasil mantiene canales de comunicación para acuerdos con China, la Unión Europea y Estados Unidos. Esto no es nuevo”, dijo Haddad, de acuerdo a lo que consignó la revista Carta Capital. “La no alineación implica mantener canales abiertos con tres grandes bloques. Es una política acordada con el presidente Lula, quien es un gran activo diplomático para el país”, agregó el secretario de Estado.
Desde el punto de vista de las relaciones con Estados Unidos, Brasil, a través de su cancillería y del Ministerio de Industria, Comercio y Servicios, convocó al sector comercial estadounidense a dialogar, buscando reducir los aranceles aplicados a los productos brasileños, especialmente al acero y aluminio, que están sujetos a impuestos del 25% impuestos por Washington.
Según expresó Haddad, los aranceles actuales abren espacio para la “regionalización”.
“Si esta es la tendencia, creo que Brasil podría apoyar este tipo de movimiento, lo que podría beneficiarnos dado que representamos la mitad de la economía de América del Sur”, dijo.
El ministro y excandidato presidencial del Partido de los Trabajadores en las elecciones de 2018 aseguró que Brasil ganó credibilidad en el exterior al adaptarse a las buenas prácticas de transparencia y gobernanza de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y, con ello, debe haber un impulso al acuerdo comercial entre el Mercosur y la UE.
“Hablé con el ministro de Finanzas francés [Éric Lombard] y vi una mayor apertura”, dijo Haddad, quien se reunió con su homólogo galo en vísperas del aumento de aranceles decretado por Trump el 2 de abril.
Según informó Folha de San Pablo, la proyección es que este año Brasil aumente sus exportaciones de productos agrícolas, debido a las estimaciones de que habrá una cosecha récord, y también incremente las exportaciones de minerales críticos como el cobre y el zinc.
Haddad también dijo que viajará esta semana a California para atraer inversiones en el área de los data centers. Según expresó, actualmente el país importa el 70% de los servicios de tecnologías de la información que utiliza. “El país tiene las mejores ventajas competitivas en términos de data centers; ya tenemos el cableado, el mejor viento y la mejor luz solar de la región”, afirmó Haddad.
El ministro defendió la idea de que los data centers se puedan instalar al lado de instalaciones de energías limpias, para bajar los costos de transmisión.
En el actual contexto, la administración Trump está presionando para que las grandes empresas tecnológicas, las que más invierten en data centers, concentren sus inversiones en Estados Unidos.
Haddad, sin embargo, cree que hay espacio para atraer inversiones en energía limpia en Brasil, cuya matriz eléctrica es casi 90% renovable, en comparación con menos del 50% en Estados Unidos.
Según informó la agencia Reuters, el gobierno de Lula enviará en los próximos días al Congreso una medida para eximir de impuestos federales las inversiones en tecnologías de la información.
El equipo económico brasileño estima que la nueva política podría desbloquear alrededor de 350.000 millones de dólares en inversiones en la próxima década, una cifra que engloba efectos positivos que deberían extenderse a otros sectores, como la construcción, las telecomunicaciones y los servicios vinculados a la inteligencia artificial.
Según el ministro, el gobierno está trabajando para atraer capital privado y mantener el consumo de los hogares para mantener el crecimiento. Además de la política de impulsar la instalación de data centers, el ministro dijo que el gobierno debe entregar más de 30 concesiones de carreteras. “La inversión todavía es muy baja en Brasil”, concluyó Haddad.