“En la Franja de Gaza –tengo que decirlo muy claro– no hay guerra, hay genocidio”, sostuvo Ofer Cassif, diputado israelí perteneciente a Jadash, una organización política fundada en la década de 1970 como una alianza entre el Partido Comunista y grupos minoritarios de izquierda. Entrevistado por la diaria Radio, Cassif denunció que se está cometiendo un genocidio, una limpieza étnica en Cisjordania y que hay “un régimen fascista dentro de Israel”. “No es democracia”, aseveró el diputado, quien fue suspendido por el Comité de Ética del Parlamento israelí, la Knéset, donde no hay representación de la izquierda ni del centro político.
“Para nosotros, como diputados y como ciudadanos, es casi imposible hablar, manifestarnos o criticar al gobierno en general y a Netanyahu, como persona, específicamente”, afirmó. Cassif sostuvo que, así como “no hay justificación” para la “masacre criminal” perpetrada por Hamas el 7 de octubre de 2023, tampoco la hay para “todos los crímenes que hizo Israel por muchas décadas contra el pueblo palestino” ni para los crímenes cometidos desde hace dos años en la Franja de Gaza.
“Era muy claro para mí. Dos días después de la masacre cometida en el sur de Israel por Hamas, dije que Israel iba a hacer un genocidio, una masacre y las atrocidades en Gaza y también en Cisjordania. Y cada día es peor”, afirmó Cassif, que también es un académico formado en filosofía en Israel, en la Universidad de Londres y en la de Columbia.
Cassif reivindicó que para su agrupación la única solución es la de los dos estados. “Israel tiene el derecho a existir como un Estado soberano, independiente totalmente, pero tenemos que arreglar el carácter y los institutos de Israel”, señaló. Explicó que su país nació como una etnocracia –no una democracia–, conformada por un grupo de personas con los mismos orígenes. “Israel nació sobre una base de supremacía judía, no es una democracia. El principio mayor en las democracias modernas es la igualdad; no hay igualdad con supremacía, hay contradicciones”, sostuvo el diputado. Además, desde 1967, con la ocupación de Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza, “un 40% o más de la población bajo el gobierno de Israel no tiene ningún derecho a votar, ser elegida” o manifestarse, indicó.
Acotó que, incluso en Israel, desde el ataque del 7 de octubre de 2023, cada vez “hay menos y menos derechos civiles y políticos”. Por ejemplo, mencionó que el gobierno de Israel “abolió la independencia de la prensa y del sistema judicial” y que “hay mucha violencia contra la oposición en las calles”, ejercida por “la policía y milicias fascistas armadas”.
El diputado se refirió a las diferencias entre los conceptos de judaísmo y sionismo. En primer lugar, señaló que el ser judío es una concepción más complicada, porque le caben percepciones diferentes. Puede ser una identidad étnica, religiosa o cultural. En su caso, es ateo, pero culturalmente tiene una relación muy fuerte con la judía, señaló. En cambio, el sionismo no está relacionado “con los orígenes o raíces de alguien”, sino que “es una ideología”. Explicó que la base de la ideología sionista es “ver a los judíos de todo el mundo como un pueblo” y creer “que se necesita un Estado donde haya supremacía judía políticamente”. El antisionismo, entonces, es la oposición a una ideología, a diferencia del antisemitismo, que “es un crimen, es una forma de racismo contra la que tenemos que luchar”, señaló.
Cassif sostuvo que la sociedad israelí “cambió –por muchas razones– antes de la masacre del 7 de octubre y, especialmente, después”. Sin embargo, no podría decirse que es más o menos sionista, consideró. Señaló que “es casi ilegítimo” para un judío decirse antisionista y, en ese sentido, para la mayoría de judíos de Israel ser sionista “es como una identidad natural”. Esa es una parte del problema, consideró, dado que en una sociedad democrática las personas deberían pensar “con más criticismo y escepticismo”. En Israel, “cuando vas a preguntarle a alguien qué es ser sionista, creo que la mayoría no lo sabe. Es parte de la lavada de cerebro. No es culpa del pueblo, es culpa del sistema”, sostuvo.
A su vez, refirió que sobre el sionismo y la percepción de una supremacía judía “casi no hay debate en Israel”, por lo que no se puede decir que haya una “oposición verdadera”. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha gobernado 18 de los últimos 29 años. Su actual mandato terminaría el 27 de octubre de 2026. Sin embargo, Cassif puso en duda que se celebren elecciones legítimas en Israel.
Por un lado, sostuvo que la intención del gobierno de Netanyahu es “abolir o posponer las elecciones”, y que esa “es una de las razones –no la única y quizá no la más importante– para continuar con el genocidio en Gaza y para sacrificar a los rehenes [israelíes]”, señaló. No obstante, si bien al ser un Estado sin constitución es “relativamente más fácil posponer elecciones”, de todos modos, es difícil, en virtud de la Ley Básica de la Knéset, explicó Cassif. En ese sentido, señaló que la estrategia del gobierno probablemente consista en adelantar las elecciones a un momento “más cómodo para ellos”. “Yo creo que vamos a tener elecciones más o menos en febrero o marzo. El problema son los resultados de las elecciones: estoy seguro de que no vamos a tener elecciones justas”, afirmó.
El diputado anticipó que la policía israelí –“la milicia privada del gobierno”–, antes y durante las elecciones, actuará para desincentivar la participación en zonas más vinculadas a la izquierda. “Un camino para ganar es que los ciudadanos árabes palestinos no vayan a votar y que en zonas donde haya más izquierdistas no vayan a votar. Por eso, van a enviar a la policía y también milicias con armas de derechistas a ciudades árabes, a barrios más izquierdistas en Tel Aviv y a otros lugares para aterrorizarlos”, sostuvo.
Con respecto a la presión sobre el gobierno de Israel de la decisión de algunos países que han reconocido a Palestina como Estado, Cassif señaló que es un paso importante, aunque “no es suficiente”. “Tenemos que tener presión desde fuera, pero no son suficientes las palabras”, acotó. En ese sentido, consideró que lo único que puede lograr un “cambio serio” en beneficio del pueblo palestino y del israelí es el boicot. “Necesitamos boicot”, afirmó, y acotó que capaz que “es contra Israel ahora, pero será por Israel en el futuro”. Dijo que la presión interna al gobierno no ha tenido éxito porque el “gobierno de Netanyahu no tiene interés en los palestinos –los ha matado en cientos de miles–, pero tampoco en el bienestar y la vida de los israelíes. El archienemigo del pueblo de Israel, y tengo que decir que de los judíos del mundo, es el gobierno de Netanyahu”, afirmó.