Nunca olvidaré las ocasiones en las que tuve el privilegio de escuchar a Juan Pablo Terra relatando la formación del Frente Amplio (FA). Siempre me quedó grabado su relato sobre el nombre. Se hablaba de Frente Popular, como en las décadas de 1930 y 1940, de Frente Izquierda, de Frente Revolucionario, etcétera. Sin embargo, se logró el consenso en establecer en su nombre la esencia del Frente que se creaba: su amplitud. Por eso Frente Amplio. Una amplitud que necesariamente implica diversidad. La piedra angular de la extraordinaria creación que es el FA es su diversidad. Unidad en la diversidad. Diversidad implica también equilibrios necesarios que hagan esa diversidad una realidad en la práctica política. Si no hay equilibrios, se afecta claramente la idea fundacional.

En el FA desde hace tiempo se han configurado espacios políticos dentro de esa diversidad. El Movimiento de Participación Popular (MPP) es en sí mismo, y más con algunos aliados, un gran espacio político del FA. El Frente Liber Seregni (FLS) hasta hace poco era también un gran espacio político. El sublema Progresistas en la elección de octubre fue otro intento de crear un espacio importante. La realidad nos muestra hoy un espacio consolidado como el MPP, acercamientos entre el Partido Comunista del Uruguay, el Partido Socialista y aliados como Casa Grande y el Partido por la Victoria del Pueblo, que pueden consolidarse en un espacio político importante, y, por otro lado, una gran dispersión de sectores. El FA necesita a estos espacios y que sean fuertes.

El Frente Amplio necesita imperiosamente que se forme un espacio político “progresista-seregnista” que nuclee a todos los que política y programáticamente tenemos prácticas y visiones comunes.

No tenemos ninguna duda de que para garantizar su diversidad y sus equilibrios el FA necesita imperiosamente que se forme un espacio político “progresista-seregnista” que nuclee a todos los que política y programáticamente tenemos prácticas y visiones comunes. Este espacio debe incluir a todo el arco del sublema Progresistas y a quienes constituían el FLS. También a otros sectores que participaron en estos u otros sublemas con afinidades importantes.

El 14 de diciembre de 2019, la Junta Nacional Ampliada del Partido Demócrata Cristiano aprobaba esta resolución: “El Frente Amplio necesita el fortalecimiento del espacio seregnista que contribuya a la renovación de la agenda frenteamplista, su forma de hacer política, su estructura y su funcionamiento hacia un modelo mucho más abierto a la ciudadanía. Un espacio que reúna tradiciones filosóficas y culturales, cada uno con su propia impronta, pero compartiendo todas, una común concepción de los procesos de cambio social y del imaginario de nueva sociedad que tiene en las libertades, el pluralismo, la democracia, la solidaridad y la igualdad sus pilares fundamentales”.

El 15 de enero de este año, el sector Plataforma emitió una declaración en la que expresaba: “Avanzar decididamente hacia la construcción de un espacio progresista amplio, abierto al encuentro de todos y todas los progresistas, que no se limita exclusivamente a las fronteras del Frente Amplio”.

Coincidente con esta visión, el Plenario de la Izquierda Cristiana expresaba el 20 de enero: “La Izquierda Cristiana ha estado trabajando por la conformación de un espacio dentro del Frente Amplio que represente los principios de izquierda renovadora, progresista, radicalmente democrática, seregnista y propositiva, que articule utopía y capacidad de respuesta a los desafíos presentes”.

No ignoramos que las definiciones por las candidaturas a la Intendencia de Montevideo dividen departamentalmente a este espacio. Es real que los sectores liderados por Mario Bergara y Fernando Amado no comparten la misma candidatura que el resto de los sectores que deberíamos participar en este espacio y que respaldamos a Daniel Martínez. Sin duda, la candidatura de Martínez en Montevideo nuclea a buena parte del espacio que aspiramos a consolidar. Es también claro que al ser Martínez un líder nacional, su candidatura también incluye sectores que van más allá del espacio progresista-seregnista. También es claro que ahí hay un nucleamiento muy importante.

Sin embargo, tenemos la convicción de que las elecciones departamentales de mayo no pueden ser de manera alguna un obstáculo para avanzar en consolidar este espacio político. Justamente, nos parece importante señalar hoy, al inicio de la campaña de mayo y cuando todavía están frescos los desencuentros producidos, que los desafíos de los próximos cinco años deben llevarnos a mantener incólumes nuestras definiciones estratégicas de largo plazo.

El proyecto de ley de urgente consideración, que en estos días hemos conocido, nos da la verdadera dimensión de lo que significará el gobierno de la derecha. Nos obliga a tener un FA muy fuerte y muy unido. Cada uno de nosotros tiene la obligación de trabajar para fortalecer el espacio al que pertenecemos. El FA necesita todos sus espacios y los necesita fuertes. Por eso la creación del espacio que reclamamos es imprescindible. Con este objetivo nos comprometemos.

Jorge Rodríguez es presidente del Partido Demócrata Cristiano.