La educación terciaria es la que permite profundizar la formación en alguna rama del conocimiento. Dentro de ella, la universitaria tiene como misión la creación y reproducción de conocimiento en sus niveles superiores. Su expansión, diversificación y coordinación, así como la aprobación de mecanismos de aseguramiento y promoción de su calidad, han sido objetivos de las políticas desarrolladas en estos últimos 15 años.

La respuesta de la comunidad científica y tecnológica nacional ante la emergencia sanitaria, que puso de manifiesto la capacidad de creación de conocimiento en el país, es fruto de políticas desarrolladas a largo plazo, así como de la inversión presupuestal que lo permitió. Mantener y profundizar las políticas y la inversión realizadas en estos años será clave para el futuro del país.

La expansión y diversificación de la educación terciaria

La matrícula de la educación terciaria pasó de 108.757 estudiantes en 2005 a 148.056 en 2018, un incremento superior a 36%.

El crecimiento de la matrícula se produjo en todas las modalidades. La oferta universitaria pública pasó de 70.156 a 87.012, lo que incluye la Universidad de la República (Udelar) y 1.107 estudiantes de la novel Universidad Tecnológica (Utec). La oferta terciaria en el CETP-UTU pasó de 4.024 estudiantes a 11.979; las universidades privadas, de 12.368 a 20.611; y la formación en educación del Centro de Formación en Educación (CFE), de 20.779 a 27.468 estudiantes.

Esta expansión ha tenido un impacto especialmente importante en el interior del país, respondiendo a una necesidad y un reclamo de muchos años. En 2018 hubo 21.513 estudiantes cursando carreras universitarias fuera de Montevideo (19.758 en oferta pública y 1.755 en la privada). Desde 2010 a 2018 el ingreso a ofertas universitarias en el interior se duplicó, pasando de 7,1% a 14,7% del total de la matrícula universitaria. Lo mismo ocurrió con los egresos, que pasaron de 3,8% a 8% en igual período. Actualmente, hay ofertas universitarias en 14 departamentos del país. En 2020 la Udelar tuvo 126 ofertas educativas en el interior incluyendo tecnicaturas, carreras de grado y posgrado.

Por su parte, el CETP-UTU pasó de 18 carreras terciarias en 2005 a 88 en 2020, que abarcan tecnicaturas, tecnólogos, ingeniería tecnológica, cursos técnicos de especialización, ofertas semipresenciales y carreras técnicas binacionales con instituciones de Brasil.

La formación en educación, que se encuentra en todo el país, ofreció nuevas carreras, como la de educador social, maestro de primera infancia y profesorado de danza, así como desarrolló la modalidad semipresencial para 14 especialidades de profesorado, diez de maestro y profesor técnico, y magisterio en Bella Unión.

De esta forma, se sumaron a la educación terciaria jóvenes provenientes de sectores sociales que tradicionalmente no accedían a este nivel educativo, desafiando a las instituciones a prácticas inclusivas de enseñanza que permitan favorecer la continuidad educativa y la garantía de calidad de las formaciones ofrecidas.

La importante expansión y diversificación, especialmente en el interior, fue fruto de una política que se tradujo en leyes como la de creación de la Utec y en incremento presupuestal. De esta forma, entre 2005 y 2018 Udelar multiplicó por 2,4 su presupuesto en pesos constantes, el CETP-UTU y el CFE duplicaron el gasto por alumno, mientras que el Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas, el Institut Pasteur y la Agencia Nacional de Investigación e Innovación vieron incrementados sus recursos de 108 millones de pesos constantes en 2005 a 839 millones en 2018.

Mantener este crecimiento requerirá afrontar el desafío de incrementar el egreso de educación media superior y favorecer la continuidad educativa de personas adultas que no la culminaron en su momento.

En este sentido se deberá continuar con educación media superior la primera experiencia de acreditación de educación media básica para mayores de 21 años que se realizó en febrero de 2020.

Articulación y coordinación de la educación terciaria

La complementariedad y la coordinación han sido clave para lograr la expansión y mejorar la calidad de la educación terciaria. Para ello la Ley General de Educación creó el Sistema Nacional de Educación Terciaria Pública.

En estos años se ha avanzado mediante programas conjuntos de la Udelar con el CETP-UTU para la creación de carreras de tecnólogos y con el CFE por medio de la Licenciatura en Educación Física, los profesorados técnicos en Administración y Contabilidad y los acuerdos para la implementación de la carrera de Psicopedagogía.

Además, entre la Udelar y el CFE se han suscripto varios convenios y acuerdos que han permitido realizar 19 especializaciones y cuatro maestrías, el reconocimiento mutuo de créditos para facilitar la movilidad de los estudiantes, la asociación de unidades académicas para desarrollar actividades de formación e investigación, así como el apoyo de la Facultad de Ciencias a la creación del Programa de Apoyo al Desarrollo de la Investigación en Educación del CFE.

A todo lo anterior hay que agregar el convenio de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) con la Utec para la realización de actividades conjuntas con el CETP-UTU y el CFE.

Este proceso de coordinación requiere voluntad política e institucionalidad que la sostenga. La eliminación del carácter público del sistema que se incluye en la ley de urgente consideración (LUC) constituye una amenaza para ello.

El impulso a la educación terciaria es una necesidad para el desarrollo social, productivo y científico del país. Para ello se deberían profundizar las políticas aplicadas para seguir ampliando su expansión.

La promoción de la calidad

El desarrollo de la educación terciaria, y muy especialmente su expansión, requiere procedimientos que aseguren y promuevan su calidad. En estos últimos años se avanzó en la adopción de criterios y procedimientos para la autorización a funcionar a instituciones universitarias privadas y el reconocimiento de sus carreras, que se tradujo en la aprobación del Decreto 104/14 con el apoyo unánime de las instituciones universitarias públicas y privadas.

Además, en 2005 el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) se propuso la creación de una agencia de acreditación de la educación terciaria, que finalmente se concretó en 2019 con la creación del Instituto Nacional de Acreditación de la Evaluación de la Educación Terciaria (INAEET) como persona jurídica de derecho público no estatal.

En su proceso de elaboración el INAEET contó con la participación del CETP-UTU y el CFE de la ANEP para que sus carreras recorran también los procesos de evaluación de su calidad.

Cuando se manifiestan amplios acuerdos para otorgarle el carácter universitario a la formación en educación, el INAEET puede constituirse en la institución que la evalúe y la reconozca como tal, ya que contempla entre sus objetivos “la promoción de niveles crecientes de calidad en la educación terciaria” y, entre sus competencias, “desarrollar procesos de evaluación de las instituciones, sus unidades académicas y sus carreras”. También puede ser el camino para desbloquear la existencia de una nueva institución pública autónoma de carácter universitario para la formación en educación.

Los criterios y estándares para reconocer el nivel universitario de la formación en educación deben tener aspectos específicos, pero deberán contener otros que son comunes a toda formación de rango universitario. Por ello no parece adecuado el procedimiento que propone la LUC al crear un nuevo consejo consultivo para reconocer el nivel universitario de la formación en educación. Segregándola de las prácticas universitarias se corre el riesgo de potenciar sus tendencias endogámicas y bloquear su relacionamiento interinstitucional.

El impulso a la educación terciaria es una necesidad para el desarrollo social, productivo y científico del país. Para ello se deberían profundizar las políticas aplicadas para seguir ampliando su expansión, favorecer que nuevos sectores sociales accedan a ellas, profundizar su coordinación y mejorar su calidad. Esto requerirá mantener y ampliar la inversión en este nivel educativo y en la promoción de la investigación científica que va asociada a él.

Luis Garibaldi es maestro.