Que Ernesto Talvi haya decidido ponerle fin a su breve trayectoria como dirigente político no cambia la cantidad de votos que suman en el Parlamento los integrantes de la “coalición multicolor”, pero tiene efectos cualitativos de importancia. Algunos de ellos quedaron rápidamente a la vista esta semana, con una ofensiva pública de Guido Manini Ríos para frenar y revertir las acciones del sistema judicial contra quienes cometieron delitos de lesa humanidad.

Esa ofensiva de Manini se desarrolla en dos frentes: por un lado, arremete contra el fiscal de Corte, Jorge Díaz; por otro, propone restaurar la vigencia de la Ley de Caducidad, algo que no sólo impediría más procesamientos, sino que abriría además la posibilidad de que quedaran en libertad los ya condenados.

El conductor de Cabildo Abierto (CA) habla de presuntos “atropellos” de Díaz a “los principios del derecho”, sin animarse a decir que, entre las acciones de la Fiscalía General de la Nación que a su entender “ya son intolerables”, le molestan muy especialmente las que han llevado al procesamiento de militares por su participación en el terrorismo de Estado.

Sí lo dijo, el jueves, la diputada Elsa Capillera, de CA, entrevistada por Martín Rodríguez para Informe capital, de TV Ciudad. Aunque Capillera no lo hubiera dicho, basta con repasar las declaraciones, acciones y omisiones de Manini en los últimos años para que todo quede muy claro. Y la iniciativa de “reinstalar” la Ley de Caducidad despeja cualquier duda sobre los intereses retrógrados que representa y lidera el ex comandante en jefe.

Los cinco partidos que apoyaron a Luis Lacalle Pou en el balotaje del año pasado tenían un común denominador, que en gran parte consistía en desalojar al Frente Amplio (FA) del gobierno nacional. En muchas cuestiones programáticas importantes presentan diferencias y matices, que son problemáticos para gobernar pero contribuyeron en forma decisiva a que lograran, juntos, el respaldo de algo más de la mitad de la ciudadanía. A mucha gente no le daba lo mismo votar cualquier propuesta contra el FA.

A su vez, los liderazgos partidarios tuvieron gran importancia en el resultado electoral. Son muy numerosas las personas que votan siempre al mismo lema, pero lo crucial es la conducta de quienes se deciden sobre la marcha por distintos factores, y entre ellos no es menor el de las candidaturas a la presidencia.

La candidatura de Talvi no logró que el Partido Colorado creciera en relación con la elección anterior, cuando el candidato había sido Pedro Bordaberry, pero sin Talvi habría sido bastante más difícil que ganara el actual oficialismo. Julio María Sanguinetti podía disputarle más votos a Manini, pero muchos menos al FA.

La coalición de gobierno reduce su gama “multicolor” sin Talvi entre sus dirigentes, y no parece que cuente con una figura capaz de representar lo mismo. El oficialismo es hoy un espacio más sombrío, en el que Manini embiste, envalentonado, para lograr sus propios objetivos. Esto es malo para la imagen del gobierno nacional y muchísimo peor para el país.