Completado el proceso de elección de autoridades del Colegio Médico del Uruguay (CMU), es necesario consensuar los cambios prioritarios y elaborar un plan de trabajo pertinente y factible que, partiendo de lo ya logrado, avance en función de las coincidencias en las propuestas necesarias para desarrollar y fortalecer sus cometidos básicos. Con esta finalidad proponemos una consulta amplia, que incluya la participación de todas las instituciones, con las que será necesario articular y coordinar acciones. De esta forma será posible que el Colegio sume y potencie y no se superponga ni compita con las instituciones y programas con los que ya contamos las médicas y médicos, a la vez que fortalezca el necesario pacto ético entre la medicina y la sociedad. Todo ello con el objetivo de contribuir significativamente a la mejora continua de la calidad e integralidad de atención para beneficio de la sociedad en su conjunto.

Del análisis de lo previamente realizado, se desprende la clara necesidad de avanzar en el desarrollo de dos de los cometidos básicos: mantener el conocimiento médico actualizado, y velar para que el ejercicio de la profesión médica se cumpla dentro de las reglas y los valores éticos que nos rigen en el desarrollo de nuestra profesión, promoviendo la autorregulación y el progreso de la profesión médica, asegurando el desarrollo profesional digno e independiente.

Surge pues, como una necesidad evidente, promover y concretar una oferta amplia, de calidad y con acceso universal a las actividades de educación médica continua (EMC) y desarrollo profesional médico continuo (DPMC), partiendo de los avances realizados por la Comisión de Educación Profesional y Recertificación Médica (Ceprem). Dicha oferta deberá atender la heterogeneidad en necesidades de actualización y posibilidades de las médicas y médicos a lo largo y ancho del país, así como asegurar una fuerte formación en ética médica, entre otros aspectos formativos transversales a todas las áreas de desarrollo profesional. Asimismo es importante impulsar la mejor integración de cada médica/o en los equipos de salud, promoviendo el trabajo interdisciplinario. Lograr planificar e implementar estos cambios requiere contar con los aportes de las distintas regionales así como coordinar y articular el desarrollo de las líneas de acción propuestas con todas las instituciones claves para hacer posible el DPMC.

Otra función sustancial a atender en lo inmediato es la de mediación como método más amigable para la resolución de los conflictos, en particular entre colegas. Esta función, que la ley asigna a los consejos regionales, requiere un equipo con formación específica, lo que constituye una asignatura pendiente. Asimismo habrá que promover la inclusión de la ética médica en el mejoramiento de las relaciones laborales.

Y también cuidar al que cuida, es decir, continuar promoviendo que las médicas y médicos tengamos una buena calidad de estadía en los lugares de trabajo, que desarrollemos la tarea asistencial en condiciones apropiadas para asegurar una buena calidad de asistencia, tal cual lo mandata el propio Código de Ética en su artículo 4: “El médico tiene responsabilidad en la calidad de la asistencia tanto a nivel personal, como en promoverla a nivel institucional. Es su deber exigir las condiciones básicas para que ella sea garantizada efectivamente en beneficio de las personas, así como reclamar ante los organismos competentes si persisten las condiciones insuficientes en las instituciones”, y agrega: “Los médicos que ocupen cargos de dirección deberán proporcionar a los médicos prestadores de la asistencia los recursos humanos y de infraestructura necesarios para que el servicio se preste adecuadamente”.

Algunos de los cambios que se propongan podrán requerir la mejora de la ley que creó el Colegio Médico (18.591, 2009), en particular en relación a aspectos organizativos y funcionales.

Otras tareas a emprender en este período tendrán por objetivo reforzar y reactivar el trabajo de comisiones ya existentes y generar otras que son claves para lograr los avances propuestos.

Así, consideramos importante fortalecer el papel de la Comisión Asesora en Bioética, cuidar y promover su pluralismo, reforzar su carácter laico y su vinculación con la academia.

Entre las comisiones a reactivar destacamos la Comisión de Consultas por parte de las y los colegiados y la Comisión de Conciliación y Mediación, con capacidad de resolver los conflictos entre sus miembros y con la sociedad.

Además, habrá que considerar generar comisiones en otras áreas, como la correspondiente al DPMC, de forma de enriquecer los aportes a través de la representación del Colegio en la Ceprem, cuya creación en 2016 ha permitido importantes avances. Asimismo, generar una Comisión de Bienestar Profesional puede permitir reforzar y ampliar la importante tarea que hoy realiza el programa de Bienestar Profesional (Bienpro) del CMU.

También habrá que analizar la financiación del Colegio, revisar las remuneraciones del equipo de trabajo y la cuota.

Algunos de los cambios que se propongan podrán requerir la mejora de la ley que creó el Colegio Médico (18.591, 2009), en particular en relación a aspectos organizativos y funcionales de la estructura del Colegio, la integración del Tribunal de Alzada, los organismos idóneos para la mediación y aspectos electorales, a fin de asegurar que quienes presiden el Consejo Nacional y los Regionales sean las o los más votados y limitar la posible injerencia de intereses político-partidarios en el espíritu y el funcionamiento del Colegio. Otros cambios que se acuerde promover podrán requerir ajustes a la ley del Código de Ética (19.286, 2014). Para todo ello es necesario conformar un grupo de trabajo representativo y plural que con base en la experiencia recogida aborde la mejora de ambas leyes, y definir un plazo para completar la tarea y ponerla a consideración del Parlamento.

Consensuar un programa con base en la más amplia participación nos permitirá formar parte de un Colegio del cual todas y todos nos sintamos parte, así como concretar los cambios y avances propuestos, única forma de recuperar la credibilidad y cumplir con el importante papel que el CMU tiene por delante.

Lucía Delgado es presidenta del Colegio Médico de Uruguay, vicepresidenta de la Comisión Honoraria de Lucha Contra el Cáncer y docente de la Facultad de Medicina.