Este 8 de marzo de 2022 se presenta con un conflicto sobre la mesa: el paro de 24 horas del PIT-CNT, con eje en la anulación de los 135 artículos de la ley de urgente consideración (LUC). Las reacciones y críticas no demoraron en aparecer por parte de grupos e individualidades feministas. ¿Qué podemos leer atrás y a través de esta decisión por parte de la mesa representativa del PIT-CNT y de las respuestas que se han dado?

Lo primero es la subestimación a la lucha feminista, a la vez que una falta de comprensión de sus contenidos. Mujeres salen a dar declaraciones defendiendo esta decisión, pero vale aclarar que por tener vulva no todas somos feministas: estamos asistiendo a un crecimiento de las luchas antipatriarcales que no tienen como sujeto oprimido únicamente a la mujer (biológica y como construcción social) y que dialogan en términos teóricos y en las prácticas con las que sí se perciben como mujeres. A la vez, no incluimos en nuestras luchas a mujeres que forman parte de las clases privilegiadas, que oprimen tanto a mujeres como a hombres.

Entender que la lucha contra la LUC es más importante porque es más abarcativa (nos afecta a hombres y mujeres) es no entender el contenido de una lucha específica, que está buscando romper con una opresión en la que el sujeto político en cuestión fue históricamente considerado una minoría (siendo la mitad de la población mundial) y revestido por un carácter de secundario, disminuido y al servicio de.

Por otro lado, es subestimar en términos políticos el contenido mismo de lo que implica el patriarcado-capitalista-racista-heterodominante en nuestras vidas. La jerarquización del capitalismo sobre el patriarcado no es compartida por muchas feministas (sabemos que muchas de las opresiones que sufrimos las reproducen varones cercanos y militantes), pero, independientemente de que pueda haber compañeras que sí la compartan, no implica que vayamos a permitir que se tome la fecha más masiva, en la que salimos a las calles a movilizarnos con nuestras reivindicaciones por vidas dignas y contra las opresiones que tienen su expresión más atroz en el feminicidio y la violación.

Esto no nos hace ser indiferentes a la LUC y lo que ella representa para el conjunto social y para las mujeres y las disidencias en particular: diversos colectivos han analizado y expuesto públicamente cómo nos afecta de forma diferenciada esta batería de artículos reaccionarios y represivos.

El 8M está definido en el calendario de luchas y no sólo en Uruguay, sino a nivel internacional. Esta superposición no es coincidencia, es una decisión política consciente. ¿Qué les pasó por la cabeza cuando tomaron esta decisión? Tal vez la masividad de la convocatoria, lo cual no es muy honesto por parte de una organización que no impulsa las actividades de ese día. Porque, independientemente de que haya mujeres organizadas desde los sindicatos que participan ese día y previamente, no es el PIT-CNT quien lo hace. Usemos un ejemplo claro: ¿qué sucedería si el 20 de mayo el PIT-CNT hiciera un paro de 24 horas con eje en un tema coyuntural? Por lo menos, no sería oportuno.

Por otro lado, hay una inversión entre quienes critican y quienes son criticados: cuando desde el secretariado del PIT-CNT se dice que las discusiones sobre las decisiones de la convención se deben dar a la interna, se busca llevar a la órbita interna del PIT-CNT algo que no le pertenece: nuestra lucha. El 8M no le pertenece al PIT-CNT, no surgió ni se impulsó desde allí, no crece año a año desde allí; no vamos a discutir allí adentro sobre la apropiación de nuestra lucha, no va a ser una discusión interna que logre canalizar la potencia que tiene este movimiento.

Esto bajo ningún concepto significa que el PIT-CNT, cualquier sindicato o cualquier organización no haga o no pueda hacer suya la lucha feminista y antipatriarcal, pero no como una forma de usar la masividad cambiando el eje de las reivindicaciones, silenciándolas indirectamente.

Esta forma de proceder por parte de la burocracia sindical deja de manifiesto formas históricas de militancia atravesadas por la lógica patriarcal: el ninguneo hacia aquellas luchas o grupos que son subestimados en términos políticos, en términos numéricos y en capacidad de respuesta. Medir fuerzas y hegemonías dentro de la misma clase, ver quién domina, cuál es la línea mayoritaria. Hace siglos que nos vemos oprimidas por estas lógicas, ¿qué les hace pensar que vamos a volver a ellas?

Hay un error estratégico fundamental en esta resolución: las reacciones que genera son terriblemente contraproducentes para la unificación de las luchas.

Hay un profundo error cuando no se respeta, se atropella y se busca silenciar a un movimiento disfrazando esas acciones de “sumar a la lucha”. Probablemente no todos los que participaron en la mesa representativa en que se reafirmó esta decisión (10 de febrero) tuvieron las mismas concepciones al respecto, lo cual no los exime del error político que están cometiendo. Pero lo preocupante es ver a sindicalistas defender esta resolución (alegando la posibilidad de participación cuando la discusión no llegó a las bases de muchos sindicatos, pero se reafirmó por unanimidad de la última representativa) tan dañina dentro del campo popular.

Y esta idea me parece más importante aún que la forma en que se toman las decisiones dentro de la convención, a la cual pertenezco activamente. Hay un error estratégico fundamental en esta resolución: las reacciones que genera son terriblemente contraproducentes para la unificación de las luchas (y hasta para los procesos de acumulación que son parte de los objetivos de la convención), en medio de una avanzada de la derecha reaccionaria (y, con franqueza, en cualquier contexto histórico), porque a la lucha feminista no la van a poder acallar, no la van a poder canalizar, no la van a poder hegemonizar.

A través de la definición de este paro se busca la subalternización de los colectivos feministas y antipatriarcales, de sus luchas y de los sujetos políticos mujer y disidencia sexual, cuando no se respeta esta fecha tan cargada políticamente y se disputa el poder dentro del campo popular para canalizar una lucha que al parecer no les interesa, y que hasta que no se revise forma y contenido de la participación no les pertenece.

Cecilia Agustoni es docente de Geografía e integrante de la Comisión de Mujeres de la Asociación de Docentes de Enseñanza Secundaria Montevideo