La ley de urgente consideración (LUC) se fue aplicando por cuentagotas. Se puede discutir si fue por cálculo político o por respeto al proceso de impugnación que logró reunir casi 800.000 firmas. También es discutible si lo que logró el gobierno el 27 de marzo fue un triunfo o “una victoria a lo Pirro”, pero es indudable que el pronunciamiento electoral produjo una inflexión política y es probable que el Ejecutivo ponga “el pie en el acelerador”.

La resolución del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) sobre el reconocimiento del carácter universitario del título docente difundida al día siguiente del referéndum muestra cuán dispuesto está el gobierno a acelerar las reformas. El documento desconoce la historia y el funcionamiento de la formación docente en el país y prepara el terreno para la irrupción de las universidades privadas en un ámbito reservado a la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). La preocupación y el rechazo que esa resolución genera entre docentes del Consejo de Formación en Educación, mesas de las Asambleas Técnico Docentes (ATD) y organizaciones sindicales muestra que desde el gobierno no hay disposición a considerar el equilibrio político que surgió de las urnas.

En el Consejo Directivo Central (Codicen) de la ANEP, quienes representamos a los trabajadores y las trabajadoras apostamos a la participación en la discusión del futuro de la educación pública uruguaya. La confirmación de la ley cuestionada complica ese enfoque, ya que limita la autonomía, prioriza la verticalidad y contrapone la representación político-partidaria a la de los colectivos organizados.

La dicotomía del proceso se corresponde con dos formas de entender la democracia; para unos se expresa sólo por medio de los partidos y su representación electoral. Para nosotros, además, la democracia debe abrir espacios a las organizaciones populares, lo que la profundiza abriendo espacios de libertad y conquista de derechos. El resultado electoral confirma que la segunda concepción tiene un apoyo ciudadano muy cercano al de la primera. Sería prudente que la “aceleración” que se propone el gobierno tuviera en cuenta esa realidad. Nos permitimos ser pesimistas.

En la discusión sobre las reformas educativas inspiradas en los organismos internacionales, nuestra oposición se ha basado en las tradiciones pedagógicas de nuestro país, que los “reformadores” consideraban una traba. Una de esas tradiciones es la autonomía, consagrada en la Constitución desde 1917. La LUC la limita seriamente al ubicar al MEC en un rol preponderante.

Los impulsores de la llamada “transformación educativa” han decidido apelar a otras tradiciones que antes denostaron. Buscan justificar los enfoques de la nueva generación de viejas propuestas, apelando a nombres de figuras de nuestra historia educativa. Las formas cambian pero los objetivos son los mismos: desde 1995 el Banco Mundial se ha “metido a educador”, como decía Miguel Soler. Persiste en su intención, siempre rechazada por estudiantes, docentes y organizaciones sindicales.

Así, la autonomía de los centros –vieja aspiración de la pedagogía bancomundialista– se viste con el nombre de María Espínola. O la supuesta búsqueda de reducir las inequidades con políticas focalizadas con el de Luisa Luisi. Sería bueno repasar la vida y el pensamiento de estas mujeres para ver qué tienen que ver con la propuesta de “Modificación Curricular Integral”.

Luisa Luisi (Paysandú, 1883-Santa Lucía, 1940) fue una poetisa feminista que desarrolló una impresionante actividad cultural, sindical y pedagógica. Maestra desde los 20 años, posteriormente directora de Escuelas de Práctica, profesora de Idioma Español en Secundaria, de Lectura y Declamación en el Instituto Normal, integrante del Consejo Nacional de Educación Primaria y Normal entre 1925 y 1929. En este ámbito elaboró un proyecto de reglamentación para las Escuelas de Práctica y desarrolló ideas sobre la arquitectura escolar, así como sobre la educación artística. Ya en 1919 había publicado Educación artística, proponiendo la práctica del dibujo, el canto, la danza y la poesía en las escuelas primarias y en los liceos. En 1922 publicó Ideas sobre educación, con reflexiones sobre la arquitectura escolar, la limitación del número de alumnos por grupo para atender la diversidad y la necesidad de educar para la independencia de la mujer. Representó a Uruguay en el Primer y el Segundo Congreso del Niño realizados en 1916 y 1919, en Buenos Aires y Montevideo, respectivamente. Partidaria de la sindicalización, contribuyó decisivamente para la creación del Sindicato de Telefonistas y también el de Empleadas de Tienda, tareas que a principios de siglo fueron casi exclusivamente femeninas. Su obra poética incluye Sentir (1916), Inquietud (1922), Poemas de inmovilidad (1926), Polvo de días (1935); el tercero de los títulos fue editado en Barcelona, los restantes en Montevideo.

Con un recorte presupuestal de 80 millones de dólares, parece que la política educativa la define la Oficina de Planeamiento y Presupuesto y el Ministerio de Economía y Finanzas. Así es imposible.

María Espínola (Las Piedras, 1878-Montevideo, 1963) comenzó su tarea docente en 1895 en la escuela primaria en el departamento de San José, siendo apenas adolescente. Desde 1901 desarrolló su actividad en la escuela rural, de la que fue una gran abanderada. En 1917 participó en el Congreso de la Federación Rural, exponiendo sus puntos de vista sobre el desarrollo de la educación en el campo. En 1920 fundó la Escuela Industrial de San José y desarrolló amplias actividades en el ámbito de la enseñanza técnica. Previamente se había incorporado a la docencia en secundaria, en el liceo departamental de la ciudad maragata. Pasó a integrar el Consejo de Enseñanza Primaria y Normal en 1921, donde abogó, junto al ministro Enrique Rodríguez Fabregat, por desarrollar la idea de escuelas parque, propuestas por Carlos Vaz Ferreira. En 1933 desarrolló una amplia actividad gremial y participó en el Congreso de Maestros que se reunió en la Universidad de la República. Su concepción pedagógica se publicó en 1922 y se tituló La escuela y el progreso. Allí realiza reflexiones sobre el papel de la escuela en el desarrollo de la democracia y el progreso social del país y del mundo, ya que había hecho viajes por Europa y los Estados Unidos –en usufructo de una beca gubernamental– a los efectos de analizar la actividad pedagógica en los países visitados y vincularla a Uruguay.

Para ser fieles a la actividad y las opiniones de las dos educadoras habría que ir mucho más allá de las propuestas que actualmente llevan sus nombres, las que han sido cuestionadas desde los ámbitos académicos y sindicales. Además, el enfoque pedagógico de esas “experiencias” va en la dirección contraria a lo que sostienen desde hace décadas las ATD, que se expresarán a nivel nacional en los próximos meses.

Se ha pasado de una negación sistemática de la historia pedagógica nacional a estos “reconocimientos” a figuras emblemáticas. Es probable que próximamente tengamos ejemplos aún más contradictorios; no se extrañen si aparecen citas de Reina Reyes y Julio Castro para justificar acciones que impulsen la evaluación por competencias u otras formas que intentarán en la llamada transformación curricular. ¿El mundo al revés con el que soñaba Goytisolo? Un lobito bueno, un pirata honrado... ¡y dos brujas hermosas!

No podrán lograr éxito, hay mucho trabajo de investigación sobre los aportes de las grandes figuras de nuestra historia pedagógica, desde los ámbitos académicos pero también desde la reivindicación popular de sus trayectorias. Por otra parte, una reforma educativa se debe desarrollar en décadas, lo que exige una autonomía que la LUC cercena. Estamos en 2022 y no han comenzado a fondo con las transformaciones planteadas. Si dependen del MEC, el tiempo se termina en 2024, cuando empiece el proceso electoral. Con un recorte presupuestal de 80 millones de dólares, parece que la política educativa la definen la Oficina de Planeamiento y Presupuesto y el Ministerio de Economía y Finanzas. Así es imposible.

El 15 de octubre se conmemoran 150 años del nacimiento de Carlos Vaz Ferreira. La ANEP ha resuelto que 2022 sea el año del filósofo y pedagogo. En la situación dicotómica a la que nos referimos antes, repasar las enseñanzas de Vaz Ferreira sobre la Lógica viva y hacer el esfuerzo de argumentar teniendo en cuenta sus recomendaciones sería fundamental. Podríamos empezar por una Rendición de Cuentas que revierta los recortes y recuperar el salario real. Y por un verdadero diálogo del Codicen con las ATD y los sindicatos. Sería un buen comienzo.

Julián Mazzoni es consejero del Codicen electo por el colectivo docente.